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Chapter 2 - sombras de celos parisinos

Al final del día, el sol comenzaba a ocultarse detrás de los majestuosos edificios de París, tiñendo el cielo con tonos dorados y lilas. Leo y Alex caminaban por las calles empedradas del Marais, disfrutando del aire fresco y de la atmósfera vibrante que solo la ciudad del amor podía ofrecer. Sin embargo, un ligero nudo se formaba en el estómago de Alex, un sentimiento que no podía ignorar.  Mientras paseaban, Leo mencionó a Clara, una amiga que había conocido en su último viaje a París. Hablaba de ella con entusiasmo y Alex no pudo evitar sentir cómo la envidia comenzaba a burbujear dentro de él. ¿Por qué Leo parecía tan emocionado al hablar de ella? Clara era solo una amiga, pero la forma en que Leo sonreía al pronunciar su nombre hacía que Alex se sintiera incómodo.  "¿Y qué tal es Clara?", preguntó Alex con un tono que intentó sonar casual, pero que traicionó sus verdaderos sentimientos.  "Es increíble", respondió Leo, sin darse cuenta del malestar que sus palabras provocaban en su amigo. "La conocí en una galería de arte. Tiene una forma única de ver el mundo y me mostró algunos lugares secretos en la ciudad."  Alex se detuvo un momento, mirando a Leo con ceño fruncido. "¿Lugares secretos? ¿Por qué no me los mostraste a mí?"  Leo lo miró confundido. "Porque no sabía que vendrías tan pronto. Pero prometo llevarte la próxima vez."  El resto del paseo se tornó silencioso. Alex intentaba distraerse observando las vitrinas de las tiendas y las luces parpadeantes de los cafés, pero su mente seguía regresando a Clara. ¿Y si Leo se sentía atraído por ella? La sola idea le causaba un malestar creciente.  Más tarde esa noche, mientras estaban sentados en un acogedor café cerca del río Sena, Leo sacó su teléfono para mostrarle a Alex algunas fotos que había tomado con Clara. "Mira esta", dijo emocionado. En la imagen, los dos sonreían frente a una famosa obra de arte. La cercanía entre ellos era palpable y eso hizo que el corazón de Alex se hundiera aún más.  "Es genial", murmuró Alex sin verdadera convicción.  Leo notó el cambio en la actitud de su amigo. "¿Estás bien? Te veo raro."  "Sí, claro", respondió Alex rápidamente. "Solo… no puedo evitar sentirme un poco fuera de lugar aquí, como si no perteneciera."  Leo frunció el ceño. "¿Por qué dirías eso? Estás conmigo, estamos en París."  "Lo sé", dijo Alex mientras jugueteaba con su taza de café. "Pero siento que te estás divirtiendo más con Clara."  Leo dejó su teléfono sobre la mesa y lo miró fijamente. "Victoria, es solo una amiga. No hay nada más entre nosotros."  Las palabras resonaron en el aire como un eco inquietante para Alex. "Quizás", pensó para sí mismo. "Pero ¿qué pasará si eso cambia?"   La noche continuó con conversaciones superficiales y risas nerviosas, pero la sombra del desasosiego seguía acechando a Alex. La idea de perder a Leo por culpa de una simple amistad lo atormentaba.  Al día siguiente, mientras caminaban por los Jardines de Luxemburgo, Alex decidió confrontar sus sentimientos. "Leo", comenzó con voz temblorosa. "No quiero parecer posesivo o celoso… pero me preocupa lo cercana que te has vuelto con Clara."  Leo lo miró sorprendido y luego sonrió levemente. "Alex, eres mi mejor amigo. No hay nadie como tú en mi vida."  "Lo sé", respondió Alex rápidamente; sus palabras salieron más apresuradas de lo planeado. "Pero cada vez que hablas de ella… parece algo más."  Leo suspiró y se detuvo para mirar a su alrededor; los árboles verdes y las flores coloridas parecían indiferentes a su conversación tensa. "Escucha", dijo finalmente. "Clara es maravillosa, pero eso no cambia lo que tenemos tú y yo."  Las palabras tranquilizaron un poco a Alex; sin embargo, aún quedaba una pequeña chispa de duda encendida en su interior.  A medida que pasaban los días en París, los celos continuaron acechando a Alex como sombras al atardecer; aunque intentaba ocultarlos detrás de sonrisas forzadas y comentarios despreocupados sobre la amistad entre Leo y Clara.  Un día decidieron ir a una exposición donde Clara estaría presente como parte del evento artístico local. La idea hizo que el estómago de Alex se retorciera nuevamente.  Cuando llegaron al lugar, el ambiente era electrizante; artistas locales mostraban sus obras mientras el vino fluía libremente entre risas y conversaciones animadas. Al ver a Clara al otro lado del salón conversando animadamente con otros invitados, el corazón de Alex latía más rápido.  "Ahí está", dijo Leo mientras guiñaba un ojo hacia Clara.  "Sí," murmuró Alex mientras tragaba saliva.  A medida que se acercaban a Clara, cada paso parecía pesado para Alex; el aire estaba cargado de tensión e inseguridad. Cuando finalmente llegaron junto a ella, Clara sonrió radiante.  "¡Leo! ¡Qué sorpresa verte aquí!" exclamó mientras lo abrazaba efusivamente.  Alex sintió un tirón en su pecho al ver cómo Leo le devolvía el abrazo con entusiasmo genuino; deseó poder sentirse tan alegre como ellos parecían serlo juntos.  "Quería presentarte a mi mejor amigo," dijo Leo señalando hacia Alex con orgullo.  "Oh claro," dijo Clara mientras extendía la mano hacia él con una sonrisa encantadora. "He oído tanto sobre ti."  Alex tomó su mano y sintió como si hubiera chispas volando entre ellos; rápidamente retiró su mano intentando desviar la atención hacia otro lado.  "Sí… eh… igualmente," balbuceó sin poder encontrar las palabras adecuadas.  Clara comenzó a hablar sobre las obras expuestas y todo lo que había estado haciendo desde su último encuentro con Leo; sin embargo, mientras hablaba animadamente con él al lado, Alex sentía cómo se iba alejando cada vez más del centro de atención.  Los celos comenzaron a consumirlo nuevamente mientras observaba cómo Leo reía ante cada comentario ingenioso que hacía Clara; era evidente que había una conexión especial entre ellos que hacía eco dentro del corazón ansioso de Alex.  Al final del evento, cuando todos comenzaron a despedirse y salir del lugar poco iluminado por las luces brillantes del arte parisino, Clara se acercó para darles ambos un abrazo antes de marcharse.  "¡Nos vemos pronto!" dijo antes de desaparecer entre la multitud.  El silencio se apoderó del ambiente después de su partida; fue entonces cuando Leo volvió su atención hacia Alex.  "¿Qué te parece?" preguntó entusiasmado.  Alex forzó una sonrisa mientras trataba desesperadamente por ocultar sus celos internos: "Es genial tener amigos nuevos."  Sin embargo, dentro suyo sabía que esos celos no desaparecerían tan fácilmente…  Alex algo molesto se despidió con una sonrisa antes de partir hacia un lugar propio, Leo estaba confundido pues no sabia que pasó pero decidió no molestar e irse a su departamento..