La mañana, el dulce recordatorio que tienes una oportunidad de volver a vivir en un ciclo temporal. Para muchos significa solo cumplir con lo establecido. Ir a la escuela, trabajar, cumplir metas, proponer objetivos, entre innumerables actividades. Sin embargo, para nuestro protagonista eso no es así.
Su nombre es Sakamoto Yusuke. Nacido en una familia humilde junto a sus padres y dos hermanos mayores pasaba su tiempo jugando videojuegos en solitario, así como un gusto particular por la historia tanto extranjera cómo nacional. Un chico amable, sereno, un poco robusto y por sobre todo con un corazón enorme.
No es un chico que disfrute de la convivencia social y prefiere la soledad a cualquier indicio de interacción, pero no fue sino hasta unos días antes de acabar su último año de secundaria que tuvo el golpe más fuerte que la vida pudo darle.
Desde su primer año conoció a una chica a la cuál vamos a calificar de resplandeciente, a la cual había regalado su corazón: Arai Akari, quién es un año menor que Yusuke. A pesar de no ser la chica más popular en la escuela, es de admirar la cantidad inmensa de fans que acumuló a lo largo de sus dos años en la secundaria. Una persona responsable a la vista, un cabello castaño que llegaba a media espalda, un poco más baja que Yusuke y unos ojos azul profundo preciosos, con una presencia abismal y, sobre todo, que no hacía de menos al buen Yusuke.
¿Recuerdas que dije que nuestro amigo era un poco robusto? Bueno, este exceso de grasa activaba cierto repudio por parte de sus compañeros y en consecuencia siempre era excluido de todas las actividades sociales que se realizaban entre ellos, en resumen, eran unos malnacidos prejuiciosos. Y la única relación estudiantil que tenía era su club de cultura geek, el cuál a falta de miembros sería clausurado ese mismo año.
Entró en la biblioteca luego de la última hora, como usualmente lo hacía. No porque necesitase un libro o algo parecido. Era porque allí le estaba esperando su motivo para ir a la escuela. Arai le esperaba como cada tarde para que nuestro Yuu le ayudase con las tareas de ese día.
- ¡Hola Yuu-kun! – Le dijo Arai en cuanto lo vio. – Hoy me adelanté ya que es la última vez del año y solo vamos a estudiar. –
Yuu solo la saludó y se sentó frente a ella y empezó la sesión de estudio.
Usualmente estas sesiones consistían ellos estudiando durante un rato para que Arai realizara preguntas que Yuu respondía escribiendo la respuesta para ella, a veces interrumpidos por los pensamientos de Arai que contaba a Yuu, hasta que terminasen todo el trabajo de ese día. Cada uno tomaba sus cosas, se despedían y cada uno se iba por su lado.
Aquello si bien para ti o para mí es algo bastante escueto o incluso triste, para Yuu-kun era lo mejor en su día. Ver a su amada riendo y contando tan detalladamente cada una de sus vivencias hacía que Yuu se sintiese especial, y alegraba indudablemente su vida.
Sin embargo, al terminar ese día, Arai empezó una conversación mientras guardaban sus cosas.
- Yuu-kun, ¿Tienes novia? – Le preguntó súbitamente
Yuu dejó caer su estuche mientras que con la cara roja como tomate le decía con los brazos que no.
- JAJAJA, no tienes que se tan tímido - le dijo Arai mientras recogía el estuche – No quería incomodarte, es solo que siempre soy yo la que habla y me gustaría escuchar tus pensamientos. -
Yuu se volvió a sentar con su mochila en las piernas, bajó la mirada.
-No tengo novia, para ser sincero me dan un poco de miedo las chicas- expresó mientras seguía con la mirada caída. – P-pero estar con Arai-san quién me ha dado tanto de su tiempo que ahora siento como que puedo saludarlas sin que me congele. –
Arai le mostró un rostro empático – Me alegro de poder apoyarte entonces tanto como tú lo haces conmigo. –
- Eso no es cierto, es Arai la que me apoya a mí, no podría haber crecido tanto personalmente de no haber sido por ti. - Dijo Yuu.
- ¿Lo dices en serio? Pues mis amigas no piensan igual, de hecho, el otro día…-
Hay el amor, responsable de que ambos, después de ese tentempié hablaran por alrededor de 2 horas. Aún así, Yuu ya no estaba con nosotros, sólo pensaba en Arai, si de por si ella ya era su mundo después de aquella charla se volvió el centro de su universo.
Llegada la hora ambos se despidieron y se fueron a sus respectivos clubes, Yuu no podía creerlo, había pasado tiempo de calidad con su persona favorita, ¿Qué era mejor que eso? Llegó a la sala del club cuando escuchó atrás de él un golpe.
Era una chica en el piso, el uniforme le quedaba un poco grande, la camisa la llevaba por fuera, una falda que le llegaba hasta 3 dedos bajo la rodilla y un hoodie gris con rojo que le rodeaba la cintura, llevaba consigo unas hojas, que probablemente llevaba a la sala de profesores, esparcidas por todo el suelo. Yuu, con el corazón que les comenté que tenía, inmediatamente dejó su mochila en el piso y corrió a ayudarla.
- ¿Estás bien? – le dijo mientras le extendía la mano – ¿Te duele algo?, ¿Necesitas Agua? –
La chica se sentó y volteó a ver a Yuu aún con la mano extendida sin decir ni una palabra y aceptó la mano de Yuu.
–N-no, estoy bien– dijo la chica mientras Yuu recogía las copias – Parece que no me pasó nada –
–Uff menos mal, fue un golpe bastante fuerte. ¿A dónde quieres llevar esto? –
– A-a la sala de profesores, gracias por recogerlo– dijo mientras extendía sus brazos
– No te preocupes, queda aquí a la vuelta y no son tantas por lo que no es pesado. Déjame llevarlas por ti – dijo Yuu mientras empezaba a caminar.
–No, pero es mi responsabilidad llevarlas – dijo la chica mientras empezaba seguir a Yuu por el pasillo
–Déjalo así, mejor cuéntame de ti ¿Cómo te llamas? Yo soy Sakamoto Yusuke del 1-3 –
–Me llamo Ozawa Hanako y estoy en el 1-4, ¡Ya, ahora dame esas hojas y regresa a lo tuyo! –
–Pero si ya llegamos. – dijo Yusuke mientras entregaba las hojas a su maestro – Estas copias vienen de la clase 1-4 profesor ¿Necesita que le ayude a ponerlos en algún lugar? –
–¡Yuu-kun!, que bueno verte, no te preocupes que yo me encargo de eso, pero…Creo que tu amiga es la que necesita ayuda – dijo el profesor mientras apuntaba al brazo Ozawa.
Una mancha de sangre empezaba a esparcirse por la tela de su camisa desde su codo y cada vez se hacía más grande.
– ¡Lo sabía! Te hiciste daño. – Dijo Yuu mientras tomaba la mano de Ozawa – Con su permiso profesor, la llevaré a la enfermería. –
– Claro, avisaré a la doctora Suzuki que van hacia allá –
–No espera, estoy bien – dijo Ozawa apenas entendiendo la situación
–Ni hablar. – dijo Yusuke en seco – Una herida es una herida, si no la tratamos adecuadamente se puede convertir en algo peor, además de que me odiaría si pude hacer algo para evitarlo y me quedé de brazos cruzados, por lo que te guste o no, te tengo que llevar a la enfermería ¿Entendido? –
–S-sí, está bien – contestó Ozawa un poco ruborizada mientras se dejaba guiar por Yuu.
Y es que a nuestro querido protagonista se tomaba muy en serio la seguridad y la salud. Su sueño de niño quería volverse bombero y siempre ayudaba a la doctora Suzuki en su tiempo libre. Por lo que sabía perfectamente que si no ayudaba a Ozawa algo peor que un raspón podía surgir de una simple caída. Y el simple hecho de pensar que pudo hacer algo y no lo hizo le daba una impotencia que lo hacía enojar.
Cuando llegaron a la enfermería la doctora Suzuki ya los estaba esperando en la puerta.
–Gracias cómo siempre Yuu-chan – le dijo mientras recibía a Ozawa – pero ¿No tenías actividades de tu club ahora? –
– Usted siempre dice que una vida es primero doctora, además, mis cosas ya están allí y ni siquiera el presidente ha llegado por lo que está bien – le dijo Yuu con una sonrisa.
– Eres demasiado bueno para este mundo, Yuu-chan. Bien, ve a tu club, yo me encargo desde aquí. Ten un gran día. – Le dijo mientras subía a Ozawa a una de las camas de la enfermería.
– Mejórate y espero verte pronto, Ozawa-san. – Le dijo Yuu mientras le agitaba la mano y salía hacia su club.
–Claro, cuídate – Le dijo Ozawa aún ruborizada mientras sostenía la mano que Yuu le sostuvo durante el camino pegada a su pecho.
Cuando Yuu se fue la doctora empezó a revisar el codo de Ozawa.
– Hana-chan, te dije que tuvieras cuidado de que la gaza no se cayera– Le dijo la doctora mientras se limpiaba las manos.
– Lo siento es solo que me tropecé por llevar esas tontas copias. Estaba tan cansada que me quedé dormida y el profesor me despertó cuando todos se habían ido. Me pidió que llevara esas copias y entonces…– Dijo Ozawa mientras volvía a ver su mano.
– Allí fue que te encontraste con Yuu-chan, el tesoro perdido. – le dijo con un tono burlón la doctora Suzuki.
– Y-yo nunca d-dije que…– Intentó decir Ozawa mientras su cara adquiría un color similar al de un tomate.
– Sabes, no te culpo. Ese niño es un sol andante, ojalá el se diera cuenta del valor que tiene. Esos tontos de su clase no lo valoran. – Dijo la doctora mientras se preparaba para desinfectar la herida de Ozawa.
– ¿De qué hablas? Lo acabo de conocer y hasta yo sé que es una buena persona, ¿Cómo alguien puede siquiera… ¡Ay! –
– Por eso te dije que tuvieras cuidado, ¿Por qué sigues metiéndote en esas peleas? Siempre terminas lastimada–
– No es que yo quiera entrar, es solo que la situación lo amerita. –
– ¿Quién era esta vez? ¿Un niño, un anciano? –
– Era un niño, unos idiotas de secundaria lo intentaban echar al río. Les partí la cara fácilmente pero no esperaba que uno tuviese un universitario cómo hermano. También le patee el trasero, pero sus golpes eran buenos… ¡AAAY! ¡ASA-NEE, ESO DUELE! – Contó Ozawa hasta que la doctora le apretó el brazo.
– ¿Universitario? – preguntó molesta la doctora – sabía que estabas más lastimada de lo normal. ¿Por qué diablos te peleaste con un universitario? Le diré a los tíos en qué pasos estás metida ya verás. –
– Pero era eso o dejar a ese mocoso sólo, no podía dejarlo. – Habló apenada Ozawa, intentando tranquilizar a la doctora.
– Mira ayudar está muy bien, pero cuando pase algo que puede sobrepasarte por favor, ve por tu seguridad. No me gustaría tener que ir al hospital solo porque te metiste en un lío demasiado gordo y las consecuencias fueron demasiado fuertes. – Dijo la doctora mientras vendaba a Ozawa. – Por cierto, ¿Yuu-chan sabe que la sangre no fue resultado de la caída cierto? Parecía muy preocupado –
– No, pero lo buscaré mañana para decírselo– Dijo Ozawa esbozando una sonrisa. Y cómo no, tenía la excusa perfecta para volverlo a ver.
– Bien ahora ve a casa, o harás que los tíos se preocupen– Dijo la doctora mientras guardaba su equipo.
– Claro, cuídate Asa-nee. – Dijo Ozawa mientras salía de la enfermería.
En ese momento ninguno de los dos sabía lo que se acababa de conectar. Nadie hubiese sido capaz de predecir lo que ese día iba a pasar. Un apocalipsis, una caída, una coincidencia y un despertar. Todo se iba desarrollar en la vida de dos personas completamente diferentes unidas por un destino. Cosas hermosas les esperan a nuestros protagonistas. Porque a veces, nada es lo que parece.