10 de Marzo de 2055
Día 10 - Establecimiento del Perímetro
La situación finalmente ha comenzado a estabilizarse. Después de una semana de constantes ataques y la incertidumbre que rodea el portal, hemos logrado asegurar el edificio y establecer un perímetro de seguridad en torno a la estructura. La pequeña casa que albergaba el sótano donde todo comenzó, esa maldita cueva que las criaturas emergentes parecen utilizar como un túnel hacia nuestro mundo, está ahora rodeada por barreras improvisadas y puestos de guardia. No es mucho, pero es lo mejor que podemos hacer con los recursos limitados.
Por las noches, los movimientos extraños no cesan. Hay sombras que se arrastran en los límites de nuestra visión, demasiado rápidas para que podamos apuntarles antes de que desaparezcan entre las ruinas de la ciudad. Sarah y Carlos han hecho un trabajo admirable mejorando las defensas. Han reforzado las posiciones con lo que pudieron encontrar: vigas de metal oxidadas, placas de blindaje de vehículos abandonados, incluso barricadas hechas de autos volcados. Nada es convencional, pero sirve. Cada vez que las criaturas intentan acercarse, nuestras trampas las ralentizan lo suficiente como para que las eliminemos antes de que logren romper el perímetro.
Olivia y William han asumido el mando de las patrullas. Olivia, con su mirada siempre calculadora y fría, ha dividido a los soldados en turnos estrictos para mantener la vigilancia constante. Ha sido implacable en su supervisión, asegurándose de que nadie cometa errores, pero puedo ver la tensión en su rostro, aunque no lo admita. William, por otro lado, intenta mantener el ánimo del equipo. Siempre tiene una broma en la punta de la lengua, una sonrisa forzada, pero todos sabemos que el miedo lo carcome por dentro. Aun así, su liderazgo es innegable. Ha logrado que los hombres bajo su mando lo respeten y sigan sin cuestionamientos.
Christian, como siempre, está trabajando en silencio. No dice mucho, pero sé que ha pasado días revisando las rutas de escape. Hace planes por si todo se viene abajo, como si ya estuviera anticipando el desastre. No lo culpo. A veces me pregunto si esa es la opción más probable, si este portal es algo que simplemente no podemos controlar. Christian y yo hemos hablado poco, pero puedo ver en sus ojos que él también está preparado para lo peor.
Las criaturas que emergen del portal son una amenaza constante. Se arrastran en la oscuridad, con esas extremidades retorcidas y esos ojos brillantes que nos miran como si fuéramos presas fáciles. Cada vez que los escuchamos salir, el sonido nos hiela la sangre. Parecen salir en oleadas, como si el portal latiera, expulsando estas monstruosidades en intervalos impredecibles. Algunos días son más tranquilos, otros son una pesadilla interminable. Pero estamos listos. Hemos aprendido a resistir.
Aún así, cada día que pasa, la fatiga se siente más pesada sobre mis hombros. Cada vez que las criaturas logran romper nuestras defensas, aunque solo sea por un instante, recuerdo el caos de los primeros días. Las imágenes de los cuerpos mutilados de los primeros soldados que murieron en esta ciudad no me abandonan, y cada vez que cierro los ojos, siento que esos cadáveres se mezclan con los rostros de mi familia que ya no está.
Me pregunto cuánto tiempo más podremos mantenernos en pie. El portal, aunque estabilizado por ahora, sigue abierto. Cada día mantenemos la esperanza de que algo, cualquier cosa, suceda y lo cierre de una vez por todas. Pero esa esperanza es frágil. No sabemos cuánto más podremos resistir antes de que el desgaste emocional y físico nos haga pedazos.
Yo, por mi parte, trato de mantener la compostura frente a los demás. Como siempre, tengo que ser el pilar. Pero la verdad es que estoy agotado. A veces, me encuentro mirando fijamente el portal, preguntándome si esto alguna vez terminará. Si Cecilia volverá a tiempo con refuerzos, o si simplemente estamos condenados a mantener esta trinchera hasta que caigamos. Quizás no haya un mañana para nosotros. No puedo dejar que el equipo lo note, pero cada vez que Christian me da una mirada silenciosa, sé que él está pensando lo mismo.
Es un juego de resistencia, y no sé cuánto tiempo más podremos seguir. Pero por ahora, mantenemos la línea.
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25 de Marzo de 2055
Día 25 - Primer Contacto Masivo
Hoy fue el día en que la calma precaria se rompió por completo. Hasta ahora, habíamos podido manejar la amenaza, eliminando a las criaturas en pequeñas oleadas, manteniendo el portal bajo control. Pero esta vez fue diferente. No hubo advertencias ni señales previas. El suelo comenzó a temblar bajo nuestros pies, y en cuestión de minutos, una masa de criaturas emergió del portal como si algo al otro lado las hubiera liberado de golpe.
Los gritos resonaron mientras las criaturas atacaban en formación desorganizada pero letal, abalanzándose sobre nuestras defensas. Eran más grandes y rápidas que cualquier cosa que hubiéramos enfrentado antes. Algunas de estas abominaciones parecían híbridos de animales familiares, pero sus cuerpos estaban mutados de forma grotesca. Colmillos demasiado largos, extremidades adicionales, piel corroída por alguna energía oscura que emanaba del portal. Estas criaturas no eran solo peligrosas por su número, sino por la fuerza salvaje que demostraban. Nos obligaron a utilizar todo lo que teníamos, desde el armamento pesado hasta las trampas y minas que habíamos colocado en el perímetro.
Perdimos a dos de los soldados no modificados en la primera oleada. Un momento estaban disparando junto a nosotros, y al siguiente, esos seres infernales los arrastraron hacia la oscuridad. No tuvimos ni tiempo de procesarlo. Sus gritos de terror aún resuenan en mi mente, y lo peor es que no tuvimos la oportunidad de recuperarlos. Desaparecieron como si la tierra misma los hubiera tragado. Esta pérdida ha afectado profundamente la moral del equipo. Aunque los soldados mejorados genéticamente son entrenados para no flaquear, somos humanos. Ver morir a compañeros así, tan brutalmente, nos recordó la cruda realidad de lo que enfrentamos aquí.
William y Olivia, como siempre, se mantuvieron firmes. William estuvo en el frente, cubriendo la retirada de uno de los grupos con el lanzagranadas mientras Olivia lideraba un contraataque, dirigiendo las tropas con una frialdad que envidio. Sin embargo, incluso Olivia mostró signos de tensión. Vi cómo apretaba los puños cada vez que una criatura lograba acercarse demasiado. William intentaba mantener el ánimo del grupo con comentarios sarcásticos, pero incluso sus bromas sonaban huecas.
Christian, por otro lado, está empezando a mostrar signos de preocupación. Ha estado revisando sus planes de escape con mayor frecuencia de lo habitual, señalando puntos débiles en nuestras defensas y sugiriendo alternativas. Es meticuloso, casi obsesivo, y aunque sé que está intentando estar preparado, no puedo evitar notar la sombra de duda en sus ojos. Creo que está empezando a cuestionar si realmente podremos contener este portal por mucho más tiempo.
Como si la situación no fuera lo suficientemente grave, la tormenta electromagnética alrededor de la ciudad se ha intensificado. Las ráfagas de energía nos han dejado completamente incomunicados con el cuartel. Antes, al menos teníamos una pequeña esperanza de que alguien estuviera monitoreando la situación y que los refuerzos estuvieran en camino. Pero ahora, ni siquiera eso. No sabemos si Cecilia está al tanto de lo que está ocurriendo aquí o si los refuerzos que esperábamos han sido desviados a otras crisis.
Otra preocupación creciente es lo que hemos estado observando por las noches. Los movimientos que hemos detectado en la periferia no son solo las criaturas que salen del portal las que nos mantiene alerta. También hemos encontrado evidencias de que algunos de los animales de la zona han sido mutados por la energía del portal. En la academia, nos enseñaron sobre las investigaciones relacionadas con los cambios que las criaturas naturales experimentan cuando están cerca de los portales. Estas mutaciones no son solo físicas; sus comportamientos cambian también. Los animales se vuelven más agresivos, cazan en manadas más grandes, y algunos incluso desarrollan habilidades que antes no poseían.
Hemos visto perros de raza pequeña del tamaño de lobos con una velocidad y fuerza inhumanas, aves nocturnas cuyos ojos brillan con un resplandor antinatural, y ratas gigantes que se mueven en grupos coordinados, atacando todo a su paso. Durante el día, podemos contenerlos, pero por la noche, estos animales mutados se convierten en una amenaza que acecha y observa desde las sombras. Sabemos que están esperando su oportunidad para atacar en masa, y es solo cuestión de tiempo antes de que lo intenten.
Las caras de los soldados reflejan la tensión acumulada. Sarah, siempre concentrada en su trabajo, apenas ha dormido en días. Carlos, aunque siempre dispuesto a cumplir con las órdenes, parece más distante, como si cada vez que viera una criatura salir del portal se preguntara si ese será su fin. Estos hombres y mujeres, mejorados o no, están llegando al límite. Y aunque trato de mantenerme fuerte por ellos, la verdad es que estoy igual de agotado.
Mientras nos enfrentamos a estas amenazas mutadas, solo podemos aferrarnos a la esperanza de que alguien allá afuera sepa lo que estamos pasando. Pero mientras tanto, no nos queda más que seguir luchando. La moral está por los suelos, pero lo único que podemos hacer es sobrevivir otro día más, esperando que el próximo ataque no sea el último.
Estamos solos en esta tormenta.
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10 de Abril de 2055
Día 50 - La Tormenta se Intensifica
La tormenta electromagnética que rodea la ciudad ha crecido de manera alarmante. Es como si el propio portal estuviera alimentándola, haciéndola cada vez más caótica y envolviendo todo a su alrededor en un caos constante. Los dispositivos de comunicación, que hasta hace poco daban algún tipo de esperanza, ahora están completamente inoperativos. Ya no podemos siquiera mandar señales de auxilio, ni recibir ninguna orden desde el cuartel. Estamos aislados, completamente solos en este infierno.
El equipo sigue firme en su misión, pero es imposible ignorar las tensiones que empiezan a aflorar. Todos intentan mantener la compostura, pero veo en sus ojos la creciente desesperación. Sin contacto con el exterior, el tiempo parece haberse detenido. Cada día que pasa, el portal sigue abierto, y lo que sale de él parece más peligroso y extraño.
William, como siempre, trata de mantenerse positivo, pero hoy sugirió lo que él mismo llamó una "misión suicida". Propone que entremos al portal. Su razonamiento es simple: si no podemos cerrarlo desde aquí, tal vez haya una forma de hacerlo desde el otro lado. Su idea ha sido recibida con opiniones divididas. Olivia y Sarah están totalmente en contra, argumentando que perderíamos más hombres y no sabemos qué hay del otro lado. Christian, por su parte, está analizando los pros y los contras, tratando de hacer un cálculo frío y lógico, pero incluso él sabe que las probabilidades de éxito son mínimas.
No quiero arriesgar más vidas. Ya hemos perdido a dos soldados en el último ataque masivo, y las cicatrices emocionales en el equipo aún no se han cerrado. Pero mientras discutíamos la propuesta de William, algo se rompió dentro de mí. La posibilidad de que esta pesadilla termine, aunque sea con una apuesta tan arriesgada, empieza a tentarme. Sin embargo, sé que, como líder, no puedo permitirme flaquear. Cada decisión que tome ahora marcará la diferencia entre la supervivencia o el desastre total.
El aire aquí se siente cada vez más denso, cargado de energía y peligro. Incluso el comportamiento de los animales mutados ha cambiado. Ya no son simples criaturas deformadas. Parecen tener una estrategia, moviéndose más coordinadamente por las noches, como si estuvieran esperando algo. Tal vez la tormenta les haya afectado más de lo que imaginamos.
Por ahora, mantengo la decisión de quedarnos. Aún tengo esperanzas de que los refuerzos encuentren la manera de romper esta barrera y llegar a nosotros. Pero no puedo negar que cada día que pasa, esa esperanza se siente más lejana, como un eco de lo que solía ser nuestra misión.