—¡Pervertido enfermo, hoy te voy a matar! —Shen Jingchuan maldijo mientras forzaba la puerta del lado del pasajero.
En ese momento, Qin Yulong acababa de ajustar el ángulo del asiento y Wenyan acababa de sentarse bien.
Como resultado, Qin Yulong fue empujada hacia fuera volando por Shen Jingchuan. Si no hubiera sido por la puerta del coche que la bloqueaba, habría sido lanzada fuera.
E inmediatamente después, Wenyan también fue arrancada por Shen Jingchuan y protegida detrás de él.
Antes de que cualquiera de las partes pudiera siquiera abrir la boca para hablar, Shen Jingchuan ya estaba señalando a Qin Yulong y lanzando amenazas.
—Yo no pego a mujeres, pero no me importaría hacer una excepción contigo. Te advierto, si te atreves a tocar a Wenyan otra vez, te juro que te dejaré inválida.
—¡Shen Jingchuan! —Wenyan se arrastró desde detrás de Shen Jingchuan, aferrándose a su brazo—. ¡Lo has entendido todo mal sobre tocar y no tocar!
