—¿Qué es esto? —preguntó Bai Xue mientras abría la caja.
—Mamá, esto se llama polvo de perfume, huele tan bien. Incluso puede hacer que tu rostro se vea más blanco cuando te lo pones. No me crees, solo mira —dijo Bai Yanjiao, y abrió el polvo de perfume y comenzó a aplicárselo en el rostro usando el pequeño espejo.
En efecto, en solo un corto tiempo, su pequeño rostro se había vuelto blanco y estaba emitiendo una fuerte fragancia.
Bai Yanjiao no sabía dónde había conseguido un tubo de lápiz labial, pero se lo untó en los labios, y de repente, lucía súper a la moda.
—Guau, te ves muy bien. Igual que las damas pintadas —exclamó admirada Bai Xue.
—Mamá, este polvo de perfume es para ti. El lápiz labial no es mío, lo tomé prestado de una compañera de trabajo. Te compraré uno en cuanto reciba mi cheque de pago el próximo mes —Bai Yanjiao se sentía rica y generosa ahora que estaba ganando dinero.