—Mm-hmm, no está mal —Mianmian asintió aprobando a Su Chenyi—. Tan fuerte como cuando ella te pegó.
Su sonrisa se profundizó y él inclinó humildemente su cabeza, —Gracias por el cumplido, abuela. Hice un cálculo.
—¿Puedes ayudarnos a buscarlos ahora? —Mianmian se dirigió a Rose—. Apresúrate, apresúrate. En realidad no has lastimado a nadie de verdad y el segundo bisnieto ya ha buscado venganza contra ti. Si te portas bien, no te haré nada malo, ¿de acuerdo?
Pequeño Bollo prometió con seriedad, mientras que Rose, sujetando su rostro adolorido, no pudo evitar extender la mano y tocar la espada de Mianmian.
La espada, radiante de luz espiritual, liberó un estallido de Qi Espiritual cuando fue tocada por Rose.
Sus yemas de los dedos se cortaron y un escalofrío recorrió su cuello.
Su mente vaciló.