—¡Esta perra y sus tonterías! —murmuró Avery entre dientes, avanzando para proteger a Evelyn. Pero antes de que pudiera hablar, Evelyn respondió a su dulce y querida hermana.
—Está bien, revisaré mi agenda e informaré —sus palabras sorprendieron incluso a Zevian, y mientras él la miraba, ella posó su mirada en el bolígrafo en el bolsillo de la camisa de Annabelle. Él también notó a la gente alrededor de ellos, fingiendo ser extraños pero cuyos rostros le eran conocidos. Si ella la rechazaba otra vez, seguramente volvería a ser tendencia en los medios, atrayendo todas las cámaras sobre ella, lo que no podía permitirse hasta que Ronan saliera de este país.
—¡Muchas gracias, Evy! —exclamó Annabelle, sinceramente feliz esta vez. Abrazándola una vez más, sonrió radiante antes de que sus ojos volvieran a fijarse en Ronan.