6 meses antes
1ro de septiembre del 2022.
El Sol se asomaba al amanecer durante una tranquila mañana en Ark City.
Un resplandor matutino se filtraba a través de la ventana, inundando la habitación de luz. Era una casa común de 2 pisos en un pequeño barrio urbano de la ciudad.
Rio Kamishiro, un joven de 15 años residente de dicha vivienda, se levantaba con todo el pesar del mundo. Su cuerpo le pedía más descanso y solo quería seguir durmiendo, pero no podía darse ese lujo, pues era 1ro de septiembre, su primer día de clases.
— ... Wahh... Qué sueño... — Bostezaba Rio mientras se estiraba en la cama.
Después de levantarse, fue a revisar su teléfono celular para comprobar la hora.
— ¿Son las 6:40 de la mañana? Hm... aún es algo temprano...
El joven mozo se mostraba poco entusiasta con respecto al inicio de su curso escolar. Se dio media vuelta, planeando meterse en la cama de nuevo.
— Creo que dormiré un rato más... — Anunciaba el perezoso con sueño, solo para ser interrumpido por una suave, calmada y a la vez firme voz femenina.
— ¡No, ya has dormido lo suficiente! Si no te das prisa, ¡llegaremos tarde a nuestro primer día de clases!
Una pequeña niña de aparentemente unos 12 años de edad hacía acto de presencia en la habitación.
Vestía un elegante uniforme de marinera conformado por una cuidada blusa blanca de mangas cortas, acompañada de una pañoleta color rojo claro y una falda celeste que le llegaba hasta encima de las rodillas.
Por otra parte, su calzado era algo más casual, un par de calcetines negros que llegaban un poco por encima de sus tobillos y un par de zapatos negros con detalles blancos. Su nombre era Mirai Kamishiro, la hermana menor de Rio.
A pesar de que se mostraba molesta ante la actitud de su hermano, irradiaba una energía vivaz y elegante que cubría toda la habitación.
— ¡¿Ehh...?! Pero... eso es... — Exclamó Rio con una mezcla de sorpresa y desgano. Su rostro no mostraba motivación alguna.
— ¡Pero nada! Ya has dormido lo suficiente, ¡¿no?!
Mirai regañó a Rio por su conducta poco productiva. Parecía como si los roles de hermana menor y hermano mayor se hubiesen invertido.
Dándose cuenta de que iba a ser inútil persuadir a su hermana, el muchacho dejó salir una pequeña risa avergonzada mientras se rascaba detrás de la cabeza y evitaba contacto visual con la niña.
— Ahora baja a desayunar y ponte el uniforme antes de que se haga demasiado tarde. — Ordenaba Mirai mientras se daba media vuelta hacia la puerta de la habitación y miraba a su hermano de reojo.
Entonces, salió de la habitación, dándole privacidad al jovenzuelo para que se preparase.
—Bueno... supongo que tiene razón. — Comentaba Rio al dejar salir un suspiro perezoso.
Se dirigió hacia la ventana de su habitación y la abrió completamente.
La refrescante brisa de la mañana sopló en su rostro, percibió el hermoso trinar matutino de las aves y los destellos dorados del Sol danzaron al entrar en su cuarto.
— No quiero empezar mal el primer día de clases después de todo. — Afirmaba con una sonrisa en su rostro.
Dejando la ventana abierta para que se refrescara el ambiente, Rio se dirigió al baño a cepillarse los dientes. Al terminar, volvió a su cuarto a cambiarse de ropa. El uniforme de su escuela, la Academia UNION, consistía en una chaqueta de color rojo oscuro y un pantalón de color negro. Debajo de la chaqueta llevaba una camisa blanca y bien cuidada, acompañada de una corbata de color negro azabache. Además de esto, Rio usaba tenis de color blanco.
Al terminar de cambiarse, abrió su armario y sacó un objeto alargado envuelto en un gran pedazo de tela, era delgado y fino. Lo llevó consigo y bajó al primer piso para desayunar junto a su hermana, quien estaba sentada en la mesa del comedor, degustando un par de tostadas con jalea de fresa acompañadas con una taza de café negro.
— ¿Otra vez acompañas las tostadas con el café? No entiendo cómo puedes comer así...
— El amargor del café contrasta bien con la dulzura de la jalea de fresa. Aunque un adolescente de mente simple como tú no entendería de mis refinados gustos, hermanito.
Mirai se burlaba de Rio a la par que tomaba un sorbo de su taza de café con su meñique en alto y sus ojos cerrados. Reflejaba la imagen de una niña rica mimada.
— Sí, sí, lo que diga la señorita perfecta.
El desayuno de Rio no era muy diferente del de Mirai. También eran un par de tostadas, pero en vez de tener untada en ellas la jalea de fresa, tenían Nutella. La bebida, por otra parte, era una taza de chocolate caliente.
— Definitivamente, ¡el chocolate forma parte de mi vida! — Pensaba Rio mientras disfrutaba de su dulce manjar.
Pronto, Mirai terminó de desayunar y dio un vistazo rápido a la hora de su celular. Las 7:05 am, mostraba.
— Será mejor que vayamos caminando o perderemos el autobús. — Avisaba la niña mientras se levantaba de la mesa.
— Cierto.
Los parientes salieron de su hogar y se dirigieron a la parada de autobús más cercana, no sin antes asegurarse de que la puerta había sido cerrada con llave.
Ark City era tan pacífica como siempre. Las personas vivían su día a día de forma estándar y sin demasiados contratiempos. Era una ciudad situada en la nación de Lemuria, una de las tantas que conformaban el continente mágico de Zekira, situado cerca del país de Japón, en el Mar Pacífico.
Hace algunos años, la magia tuvo su primera aparición en el mundo, causando confusión e inquietud entre sus habitantes.
A raíz de esto, los gobiernos de los distintos países optaron por construir una zona especial dedicada únicamente a aquellas personas capaces de emplear la magia.
Con el paso del tiempo, se construyó una isla artificial que, más tarde, sería afectada por el fenómeno mágico, convirtiéndola en el vasto continente que hoy en día es la Zekira actual.
La llegada de la magia supuso un cambio drástico en diversos factores de la sociedad como la economía, el entretenimiento, la política, el ámbito social y también lo militar. Pronto, lo que antes solo podía ser considerado como proveniente de los cuentos de hadas, formaba parte de la vida diaria de las personas, trayendo al mundo una nueva generación de personas, las cuales se conocían como "Magos".
Pero de entre todos esos magos, muchos eran propietarios de un gran poder que, dependiendo de cómo se use, podría resultar en un gran beneficio o una calamidad sin precedentes.
Estos magos podían ser así de poderosos desde su primer día al nacer o, por otra parte, aquellos con un poder inferior podían mejorar hasta llegar a dicho nivel.
Aquellos magos con un poder que los distinguía por encima de otros eran conocidos como "Arcanautas". Estos, por lo general, trabajaban para el gobierno de sus respectivas naciones, o protegían directamente a la población al realizar misiones para los clanes (Algo así como los gremios de aventureros en las historias isekai).
Eran super bien pagados por su trabajo, podías comparar fácilmente sus ganancias con las de una pequeña empresa, en dependencia del trabajo que realicen, claro está. Pero por lo general, suelen cobrar bastante.
La Academia UNION, a la cual asistirá el joven Rio, es una escuela militar a nivel de preparatoria dedicada a desarrollar a las jóvenes promesas tanto como estudiantes adolescentes normales como magos en pos de volverse arcanautas.
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Dentro de un autobús de apariencia moderna y ligeramente avanzada, los hermanos descansaban en sus asientos, deseosos por descubrir lo que sus respectivas instituciones tenían para ofrecerles.
— A propósito, la nueva secundaria a la que asistirás será la Secundaria Femenina Yuuki, ¿cierto? — Dudaba Rio de forma casual.
— Si... — Reaccionó Mirai con una expresión de duda en su rostro.
— Dicen que es una escuela a la que solo asisten las chicas más astutas. Tendrás que esforzarte mucho para salir adelante, Mirai.
— Sí, sí, lo que tú digas, pero, ¿no deberías preocuparte más por ti mismo? — Preguntaba Mirai de forma maliciosa. — La Academia UNION te va a comer vivo, hermanito.
Casi como si de una bruja malvada se tratase, Mirai advertía a su hermano, quien ya había sido vencido por los nervios a causa de las palabras de su hermana.
— ¡N-No te preocupes! No creo que sea tan malo... quizás... probablemente...
Rio no dejaba de tartamudear. La inseguridad, la impaciencia y el miedo se habían apoderado de su ser casi al instante.
— Bueno... si tú lo dices... — Respondió Mirai en un tono de voz casi mudo, sintiéndose un poco mal por haber asustado a su hermano de esa forma. — Solo asegúrate de no perder eso, definitivamente lo necesitarás.
La niña hacía mención al objeto alargado que llevaba consigo su hermano.
— No te preocupes por esto, es algo reemplazable. En la Academia UNION conseguiré una de verdad.
Unos minutos más tarde, el autobús se detuvo en una parada cercana al destino de Mirai. Aún era algo lejana la escuela de la pequeña infanta, por lo que Rio no alcanzó a verla con sus propios ojos. Acto seguido, los hermanos se despidieron y se desearon suerte mutuamente.
— Hasta luego, hermanito. Esfuérzate en tu primer día de clases, ¿quieres?
—Si. Tú también, Mirai.
La niña abandonó el autobús con gracia y delicadeza, las personas a su alrededor no podían quitarle la mirada de encima.
Su presencia era tan destacable, que no podía ser pasada por alto por ningún transeúnte.
— Y ahí va... Espero que no tenga problemas. — Deseó el hermano preocupado. — Aunque bueno, es mi hermana. Dudo que tenga problemas. — Asumió enseguida con completa confianza.
Los lazos que lo unían a la pequeña niña eran inquebrantables, lo hacían confiar plenamente en su capacidad.
Al ponerse el autobús en marcha nuevamente, una joven mujer de aproximadamente unos 28 años se aproximó a Rio.
Su esbelta figura llamó la atención del adolescente al instante.
— ¿Disculpa, puedo sentarme a tu lado? — Preguntaba la mujer de forma casual.
Irradiaba un aura de madurez y gentileza en las palabras que su armoniosa y madura voz emitía.
— Oh, claro. No hay problema. — Accedió Rio, amablemente.
La mujer tenía el cabello corto, de color castaño y rizado en las puntas.
Al parecer, era de visión pobre, ya que usaba unos lentes de color gris oscuro. Vestía un suéter de color marrón claro con una deslumbrante y fina cadenilla de oro en su cuello, llevaba puesto un pantalón de vaquero largo y apretado que denotaba su despampanante figura, y calzaba un par de botas de cuero.
Sin embargo, sus hermosos y brillantes ojos de color canela eran su característica más destacable.
Rio cayó presa de la bendición visual que esta preciosidad tenía para ofrecer.
Tragó saliva y, cerrando los ojos, se convenció a sí mismo de que le debía respeto a tan educada persona.
La bella mujer se sentó a su lado expresamente para hablar con él.
— Perdona mi atrevimiento, pero quería preguntarte si eres un estudiante de la Academia UNION.
— Así es, hoy es mi primer día en la academia.
— ¡Qué coincidencia tan maravillosa! — Exclamó felizmente la joven señorita. — Mi nombre es Alexa Reina. Hoy también es mi primer día como bibliotecaria en la Academia UNION.
La dama se presentó de forma cordial y educada, pero sin demasiadas formalidades. Quería que Rio no se sintiese incómodo a su lado.
— Un placer conocerla, señorita Alexa. Me llamo Rio. Espero poder contar con usted cuando la necesite de ahora en adelante.
A pesar de todo, Rio no podía evitar ser formal con la mujer que pronto sería oficialmente parte del profesorado de la escuela a la que asistiría.
"Es un muchacho muy educado, seguro que será un buen alumno" Fue la idea que se formulaba la bibliotecaria. Se notaba la complacencia en su rostro.
— Aún quedan unos minutos antes de llegar a UNION. ¿Te parece bien si hablamos un poco?
— No veo por qué no.
Pasaron unos pocos minutos platicando sobre temas triviales en el transcurso del viaje. No duró mucho tiempo antes de que Rio se diese cuenta de que había dejado de ser formal con la señorita Alexa.
— Por casualidad, ¿esa niña que se bajó del bus hace unos minutos era tu hermana?
— Así es, ella es mi hermana menor, Mirai. Hoy es su primer día en la Secundaria Femenina Yuuki.
La manera en la que Rio expresaba sus palabras reflejaban lo orgulloso que estaba de su hermana menor.
— Sabía que el parecido era por algo, incluso ambos van a instituciones prestigiosas de Zekira. Sus padres deben estar orgullosos de ustedes.
En un descuido otorgado por la casualidad del momento, Alexa pronunció unas palabras que no debía, pues la realidad no era tan bonita como ella la imaginaba.
Rio cambió su expresión en un instante, desviando la mirada hacia la ventana del autobús.
Mientras contemplaba con melancolía el cambiante paisaje citadino de Ark City, decidió contarle a Alexa un poco acerca de su pasado y el de Mirai.
— En realidad... nuestros padres murieron en un accidente de tráfico cuando ambos éramos más pequeños. Por aquel entonces, yo tenía cinco años y Mirai tenía dos. Al no tener un hogar al cual regresar ni otro lugar a dónde ir, fuimos acogidos por la familia de mi mejor amiga, quienes nos cuidaron y trataron como si fuésemos parte de ellos. Cuando cumplí mis 15 años, decidí vivir solo junto a Mirai en la antigua casa de nuestros padres, aunque seguimos recibiendo sustento de nuestra familia adoptiva. He pasado tanto tiempo sin ver a nuestros padres que ya ni siquiera puedo recordar sus voces o rostros...
La voz de Rio se escuchaba algo sosegada en comparación a como estaba con anterioridad.
Un pequeño momento incómodo surgió entre ambos, haciendo que Alexa se arrepintiera de su tosca actitud y pidiera disculpas por ello luego de apartar su mirada.
— Vaya, yo... lo siento... no tenía ni idea. He sido muy brusca...
— No se preocupe por eso. Ya ha pasado bastante desde aquello, así que se podría decir que ya lo he superado.
Rio volvió a expresarse de forma casual y despreocupada.
Verdaderamente, se puso algo nostálgico al hablar de su pasado, pero al ser una historia de hace mucho tiempo, ya no tenía tanto impacto en él como por aquel entonces.
A pesar de los intentos del joven muchacho, la bibliotecaria continuaba insatisfecha con el desarrollo que había tenido el diálogo establecido entre ellos.
Quería el perdón de Rio a toda costa, pues estaba sumamente arrepentida por su comportamiento.
— ¿Estás seguro de dejar las cosas de esta manera? De todas formas, es un tema bastante delicado... No quisiera que te sintieras incómodo a causa de mi falta de tacto.
Respondiendo ante su inseguridad, con una actitud refrescante y relajada, tal cual como si del mismísimo cielo se tratase, Rio dejó en claro que no le brindaba importancia al tema.
— Como ya dije, es algo que superé hace bastante tiempo, por lo que no me supone ningún problema. No se sienta incómoda por ello. De todos modos, no había manera de que lo supiera.
Terminando su aclaración con una pequeña sonrisa, Rio aseguró que las cosas habían terminado de la mejor manera posible.
Dejando entrever la presencia del alivio en su ser, Alexa expresó gratamente su tranquilidad.
— Bueno... si tú insistes, supongo que está bien si lo dejamos así.
Entonces, tras un pequeño momento de silencio, Alexa volvió a expresarse.
— Hay una última pregunta que quiero hacerte.
— Está bien. ¿De qué se trata?
— Puedo más o menos imaginármelo, pero vas a UNION por el bien de tu hermana, ¿verdad?
Un poco sorprendido, Rio levantó sus cejas. La perspicaz mujer estaba en lo cierto.
— Así es. Mirai es mi única hermana y es todo lo que me queda. Quiero hacer todo lo posible porque pueda vivir sin preocupaciones y avance derecho hacia sus objetivos sin distraerse. Para eso iré a UNION. Pienso convertirme en un arcanauta, ganar mucho dinero, y cumplir todos los pequeños caprichos de mi hermanita. Esa es mi razón de ser.
— ... Ya veo. Te estaré animando, Rio Kamishiro.
Las palabras de la joven mujer marcaron un punto final a la conversación que habían tenido, ya que el autobús por fin había llegado a su destino: la parada cercana al campus de la Academia UNION.
Tanto Alexa como Rio se bajaron en el mismo sitio, pero no tardaron en separarse, pues ambos tenían planes distintos para su llegada.
El vehículo se marchó mientras Rio contemplaba la magnificencia que emanaba de la estructura de lo que, frente a sus ojos, más que una escuela común a nivel de preparatoria, parecía una edificación súper moderna, comparable a la más grande empresa del más grande magnate.
Rio había llegado a su destino, la Academia Militar UNION.
Su vasta extensión se podría decir que cubría los 2 o 3 kilómetros cuadrados.
A simple vista, parecía una pequeña ciudad. El campus estaba conformado por: El edificio principal, un auditorio, la biblioteca, el gimnasio, la casa del consejo estudiantil, una amplia zona que abordaba tres inmensas edificaciones que consistían en los dormitorios de los estudiantes, un gran almacén donde se guardaban las provisiones de la escuela y, al fondo del campus, una estructura extensa de un solo piso, la cual parecía abandonada.
Los estudiantes no paraban de llegar a la institución, estudiantes de todos los años desde 1ro a 3ro. Había algunos que se veían como alumnos promedio y otros que llegaban en vehículos de alto costo, demostrando que provenían de familias adineradas o de la misma nobleza.
Algunos incluso se reían del rostro estupefacto de Rio al ver la Academia UNION, otros solo lo miraron de reojo y siguieron de largo.
Al darse cuenta de esto, el muchacho deja ver algo de rubor en su rostro y, avergonzado, se rasca detrás de la cabeza casualmente, sonríe y muestra una contagiosa motivación mientras aprieta su puño.
— ¡Bien! ¡Aquí comienza mi nueva vida escolar! ¡Toca echarle ganas!
Sin más que decir, Rio se adentró en la Academia UNION más inspirado que nunca en su vida. Por primera vez desde que tiene memoria, se siente impaciente por experimentar lo que su nueva escuela tiene por ofrecer.
Era un nuevo capítulo de su vida.