Este es un capitulo basado desde el punto de vista de Stephen.
es una forma de adelantar un poco la trama por lo menos hasta el primer ataque.
Sino se volvería muy denso.
Si les gusto el capítulo por favor dejen su piedra de poder.
**---Pov Stephen---**
Luego del fiasco de Harry y Ron, los dos regresaron a la casa de Gryffindor como héroes condecorados. Algo normal para tipos que siempre buscan aventuras sin importar el peligro.
Aunque lo más gracioso fue al día siguiente cuando a Ron le llegó una carta vociferadora de Molly, que demostraba el cariño y la protección de su madre de una manera bastante sonora. Fue tan impactante que Ron tuvo que esconderse una semana de sus compañeros.
Los días escolares no cambiaron mucho. Solo hubo un cambio notable: el payaso de Lockhart. Después de fallar espectacularmente en su primera clase con los de segundo, liberando a los duendecillos de Cornualles, ahora sus clases consisten en leer sus libros e incluso actuar sus aventuras frente a todos, pidiendo a los alumnos que lo graben. Parece que su sueño es salir en una película contando sus hazañas. Ricky tiene que lidiar todos los días con sus cartas y grabaciones de actuación. Al parecer, Lockhart me odia porque se dio cuenta de que aparecí en la película *Guerrero Dragón*, aunque fuera solo por unos minutos.
—Señor Flamel, vi su actuación en la película *Guerrero Dragón*. Como un actor autodidacta profesional, me gustaría darle algunos consejos, si me lo permite —me detuvo Lockhart después de la clase, justo cuando estaba a punto de salir.
—Lo siento profundamente, profesor. Me encantaría escuchar su vasta sabiduría en el ámbito de la actuación, la cual es notablemente amplia. Pero tengo algo que hacer, así que, si me lo permite... —le respondí elegantemente, aunque con sarcasmo. Básicamente le dije impostor, pero parece que lo entendió como un elogio. De verdad, ¿cómo puede ser tan idiota siendo de Ravenclaw?
Me alejé rápidamente antes de que el idiota intentara detenerme de nuevo. No tenía nada importante que hacer, así que empecé a deambular. Los gemelos se habían perdido por el camino, probablemente planeando alguna broma. Deberían madurar algún día, como yo.
Llegué al patio donde el equipo de Quidditch de Gryffindor estaba entrenando. Parecía que el equipo de Slytherin no los iba a dejar en paz, ya que también querían entrenar a su nuevo buscador y probar sus nuevas escobas. ¿En serio? ¿Nepotismo de parte de los pseudo-nobles?
—Sí, pero por lo menos los Gryffindor no compran sus posiciones —dijo Hermione, golpeando justo donde dolía.
Eso enfureció al mini mortífago, que la miró con desprecio.
—Nadie pidió tu opinión, sangre sucio e inmun-aaaaaaah —no pudo terminar lo que quería decir porque una capa roja lo agarró por la pierna y lo lanzó hacia el cielo, comenzando a girar peligrosamente.
—¡Tú, Flamel! ¿Qué planeas? —preguntó un Slytherin, dándose cuenta de que fui el culpable y sacando su varita. De verdad, estos tipos no aprenden.
—Adelante —dije haciendo un gesto con la mano. Empezaron a lanzar hechizos, pero eran tan inofensivos como burbujas de jabón. Con solo mover las manos, rompía sus hechizos en el aire. Cuanto más se enfurecían, más ridículos se veían. Estos chicos no eran nada comparados con los criminales que capturé junto a los Aurores durante las vacaciones.
Ron intentó ayudar con su varita rota, pero terminó golpeándose a sí mismo mientras nadie miraba. Bueno, yo sí lo vi. Me acerqué a los Slytherin, listo para darles una lección, cuando llegaron los profesores. En serio, la respuesta antiacoso de Hogwarts es lamentable. Llevábamos peleando varios minutos y, si alguien se descontrolaba, podríamos haber acabado en la enfermería.
—¿Qué están haciendo? —gritó furiosa la profesora McGonagall apenas llegó.
—Hola, profesora. Solo me estoy defendiendo del ataque conjunto de los Slytherin. Como puede ver, no he golpeado a nadie —respondí con una sonrisa.
—¿Entonces por qué el señor Malfoy está colgado en el cielo? —preguntó mi querido amigo, cara de piedra, Snape.
—Oh, eso. Es porque insultó a mi compañera con términos normalmente usados por los mortífagos para burlarse de su sangre.
Snape entendió de inmediato a qué insulto me refería y su rostro se endureció aún más.
—Baje al señor Malfoy y diríjase a mi oficina —dijo McGonagall. Bajé al rubio clasista rápidamente, quien apenas tocó el suelo empezó a chillar.
—Le diré a mi padre que te expulse, mald...
—Malfoy, sígueme —lo interrumpió Snape, llevándose a todos los Slytherin.
McGonagall me hizo gestos para que la siguiera, pero antes me acerqué a los Gryffindor, que no sabían si llevar a Ron a la enfermería. Me acerqué y, con un movimiento de mano, todas las babosas que tenía en el estómago salieron volando, haciendo que todos retrocedieran asqueados. Los gemelos, con sus varitas, rápidamente las quemaron.
Luego me acerqué a Hermione, que estaba feliz por su amigo pero un poco deprimida, y le revolví el cabello despeinado. Después me dirigí a Oliver Wood.
—Ahora pueden practicar tranquilos —dije. Bajo el agradecimiento de todos, especialmente de Ron, que se libró de estar escupiendo babosas por horas, seguí a la profesora McGonagall a su oficina.
—Señor Flamel, lo que hizo hoy en el patio estuvo mal. Así que tome una galleta y, cuando la termine, puede irse —dijo la estricta profesora.
Sorprendido por su actitud, acepté la galleta. A veces, McGonagall me recordaba un poco al viejo Dumbledore, dejando que sus alumnos se salieran con la suya, sobre todo yo.
—Sabe, profesora, usted es mi favorita. Pero no le cuente a Snape, que se pondrá celoso —dije, ganándome una sonrisa de su parte.
—Si no fuera por sus bromas con los gemelos, usted sería el alumno ejemplar de todo Hogwarts —respondió con una sonrisa, y luego se sentó en su oficina a corregir las tareas.
Después del incidente con los Slytherin, cada vez que alguno me veía, salía corriendo como si fuera la peste. No me llevo bien con ellos, pero sé que algunos solo siguen la corriente. Es evidente el pensamiento clasista que tienen arraigado desde pequeños; después de todo, muchos de sus padres estaban dispuestos a iniciar una guerra por la pureza de la sangre.
Algo que olvidé mencionar es que, durante un tiempo, los tres nuevos enanos se unieron a nuestros entrenamientos. De los tres, Ginny es la que mejor se da con las artes marciales. Después de todo, es la única niña entre seis varones. El problema era Luna. Parecía aprender rápido la magia de Eldritch, pero creaba objetos muy raros. Y sí, magia de Eldritch. Literalmente le tomó dos semanas aprenderla, dejando al trío dorado un poco deprimido, ya que a ellos les tomó meses.
Así que, viendo que le iba tan bien en la magia y no tanto en las artes marciales, decidí enseñarle magia de invocación. Básicamente, es una magia que recreé de la que usó Strange para invocar al dragón oscuro Zom. Aunque, obviamente, aquí no puedo traer criaturas dimensionales, así que la cambié por magia de ilusión tangible. No tiene mucho poder de ataque y consume mucho maná, pero es interesante y seguro que a Luna le gustará.
—Luna, ven. Te enseñaré una magia más interesante —le dije a la niña, que estaba jugando con una daga con forma de sirena.
Los gemelos, que escucharon, empezaron a quejarse.
—No es justo, jefe.
—Nosotros también queremos algo interesante.
Los ignoré y le expliqué a Luna de qué trataba la magia. Captó su interés de inmediato.
—Si tienes suficiente imaginación, puedes recrear cualquier animal que pienses. Además, tienes que tener en cuenta su orden. Así —dije, e invoqué un círculo del cual salieron dos cabezas de guanacos, que miraron a los gemelos y rápidamente les escupieron en el cabello antes de desaparecer. Todos los que estaban alrededor empezaron a reírse.
—¿Ves? ¿Quieres aprender? —le pregunté a Luna, viendo cómo sus ojos brillaban como estrellas.
—¿También puedo crear Snorkacks de cuernos arrugados? —preguntó emocionada.
—Cla-claro, supongo. Mientras tengas su imagen bien clara en tu mente, es posible —dije, sin saber qué tipo de criatura era esa. No le di mucha importancia, después de todo, no soy magizoologo.
**"Quiero aprender"**, dijo rápidamente, dándose cuenta de que podría cumplir su sueño de ver uno.
Y así le enseñé a Luna la magia de pseudo-invocación. Los demás también se interesaron, pero parecía que les costaba mucho más usar la imaginación para crear criaturas vivas que para simplemente invocar armas. Por lo tanto, se rindieron fácilmente. Mientras tanto, Luna practicaba sin descanso. A veces tenía que sacarla a pasear para que no se lastimara de tanto entrenar.
Era bastante común verme llevando a una niña colgando de mi brazo mientras ella iba saludando a la gente con una gran sonrisa.
Siento que estoy olvidando algo, pero bueno, no importa. Es bastante interesante cómo están yendo las cosas en Hogwarts. Aunque debería buscar un nuevo lugar de entrenamiento porque, después de tanto tiempo, los alumnos se volvieron lo suficientemente fuertes como para destruir todo el patio si no se contenían. Por eso, McGonagall nos castigaba una vez cada dos días.
—Sería genial tener una cámara de entrenamiento —dije, mientras veía a los demás arreglando el patio con magia.
—Deja de perder el tiempo y ayúdanos. Después de todo, la mayoría de la destrucción fue tuya —dijo Angelina, al verme observándolos. Y bueno, puede que al intentar combinar la magia de Eldritch con la de Hogwarts haya ocasionado un par de explosiones.
Así que tuve que ayudar. Después de un tiempo de días normales, por así decirlo, se acercaba Halloween. Por cierto, recibí una llamada de Ricky. Parece que van a hacer una película de terror, así que pedí permiso para salir de la escuela. Mientras iba a pedir permiso, me encontré con Harry y Nick Casi Decapitado. Al parecer, Nick estaba invitando a Harry a su fiesta de muerte o algo así. La verdad, no llegué a escuchar porque, cuando Nick me vio, salió volando hacia una de las paredes asustado.
La verdad es que todos los fantasmas de Hogwarts me temen, excepto Peeves. Ignorando la mirada interrogante de Harry, seguí mi camino y me concedieron el permiso para Halloween. Después de la cena... bueno, no importa, me sirve.
Llegó Halloween y, luego de la cena, salí corriendo. Pero olvidé algo en la habitación. Cuando regresaba, vi a todos los alumnos cerca del baño de las mujeres, volviendo después de que Dumbledore los enviara a sus cuartos. Mientras pasaba entre medio de todos, incluyendo a los profesores que me miraban, algo me llamó la atención, así que volví sobre mis pasos, haciendo un tipo de marcha atrás mientras todos seguían mirándome.
—¡Maldición, era eso lo que me había olvidado! —dije en voz alta, sorprendiendo a todos.
—Viejo, una predicción: la serpiente gigante milenaria se ha despertado una vez más bajo el mando del heredero que en el pasado la usó con malicia. Siempre protéjanse de su mirada directa... Bueno, adiós —hablé como si fuera uno de esos profetas falsos. Pero es mejor usar mi falso poder profético que dejarles saber que sé el futuro. En todo caso, es casi lo mismo, ¿verdad?
Seguí corriendo aunque escuché a los profesores intentando detenerme. Pero tengo cosas más importantes que hacer. Tal vez debería llamar a Misty para que proteja que nadie muera, por lo menos. En la línea original, solo quedaban petrificados, pero por mi intromisión tal vez pase algo más. Así que le diré que ayude solo si alguien va a morir.
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Me di cuenta que tal vez le doy más protagonismo a los Griffindors incluso con el entrenamiento.
Y no es por nada pero siento que ellos son más cerebro de músculos.
mientras que los Ravenclaw no le interesaría tanto entrenar. Tal vez si la magia.
Y los hufflepuff disfrutan más de comer.
Y los slitherin. Son los obvios antagonistas. Aunque no todos son malos. Si la mayoría.
Si piensan algo diferente pueden dar ideas no tengo problema en probar.