En un pequeño pueblo en las afueras del reino de Eldoria, nació un niño llamado Kael. Desde muy joven, Kael mostró signos de ser diferente a los demás. Mientras otros niños jugaban y reían, Kael observaba y aprendía. Sus ojos brillaban con una inteligencia inusual, y su mente trabajaba a una velocidad que nadie podía comprender.
A la edad de cinco años, Kael descubrió su primera habilidad: el pensamiento acelerado. Mientras sus compañeros de clase luchaban por resolver problemas simples, Kael ya había encontrado la solución y estaba pensando en diez maneras diferentes de mejorarla. Su maestro, asombrado por su capacidad, no tardó en darse cuenta de que Kael era especial.
Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su hogar, Kael se encontró con un anciano misterioso. El anciano, con una mirada sabia y profunda, le habló de un poder oculto dentro de él. "Tienes un don, joven Kael", dijo el anciano. "Un don que te permitirá ver y hacer cosas que otros solo pueden soñar. Pero con gran poder viene una gran responsabilidad".
Kael, intrigado por las palabras del anciano, comenzó a explorar sus habilidades. Descubrió que podía mantener pensamientos paralelos, resolver múltiples problemas al mismo tiempo y recordar cada detalle de todo lo que veía gracias a su memoria fotográfica. Su capacidad de adaptación rápida le permitió aprender nuevas habilidades en cuestión de minutos, y su telepatía le dio la capacidad de leer las mentes de los demás.
A medida que Kael crecía, también lo hacía su ambición. Se dio cuenta de que con sus habilidades podía manipular a las personas y controlar situaciones a su favor. No le importaba el bien ni el mal; solo quería lo que era mejor para él. Su visión estratégica instantánea y su pensamiento simulado acelerado le permitieron prever múltiples escenarios futuros, y su percepción de detalles críticos lo convirtió en un maestro de la manipulación.
Kael decidió que su objetivo sería el control total de Eldoria. Sabía que para lograrlo, tendría que jugar a ambos bandos, manipulando a los poderosos clanes mágicos de Luminis y Umbra. Con cada paso, Kael se acercaba más a su meta, utilizando sus habilidades para tejer una red de intrigas y engaños.
Y así, en el pequeño pueblo donde todo comenzó, Kael se planteó su primera gran meta: convertirse en el amo y señor de Eldoria.