En el corazón de una ciudad oscura y peligrosa, donde los callejones eran tan oscuros como los secretos que escondían, vivía una joven llamada Rosa. Con apenas dieciocho años, su vida había sido una serie de decisiones ajenas, dictadas por un padre que veía en ella una oportunidad de pagar sus deudas con el hombre más temido de la ciudad: El Dragón.
El Dragón, cuyo verdadero nombre era Alessandro Marino, era el jefe de la mafia local, un hombre poderoso y peligroso que controlaba la ciudad con puño de hierro. Se decía que una sola mirada suya podía congelar la sangre en las venas de cualquiera. Era un hombre de pocas palabras, pero cuando hablaba, el mundo se detenía para escuchar.
Rosa era conocida por su belleza; su cabello negro caía en cascadas onduladas hasta su cintura, y sus ojos verdes eran como esmeraldas bajo la luz de la luna. Pero más allá de su apariencia, lo que la hacía especial era su espíritu indomable, un fuego interior que aún no había sido apagado por las circunstancias.
Una noche, después de un último juego de cartas, su padre la perdió ante el Dragón. Con una mezcla de miedo y resignación, Rosa fue llevada a la mansión de Alessandro. La imponente casa era una fortaleza, con altos muros de piedra y puertas de hierro que parecían decir: "Aquí, nadie entra ni sale sin permiso."
Los primeros días fueron un desafío para Rosa. Alessandro era frío y distante, observándola como un cazador observa a su presa. Pero había algo en ella que le intrigaba, algo que no podía entender. No era solo su belleza, sino su valentía. No lloraba ni suplicaba, simplemente lo miraba con esos ojos que parecían desafiarle a cada paso.
Con el tiempo, Alessandro comenzó a abrirse, revelando un lado de él que pocos conocían. Bajo la máscara del mafioso, había un hombre que había sido endurecido por la vida, alguien que había perdido la capacidad de confiar. Rosa, con su espíritu indomable, empezó a desmoronar los muros que él había construido a su alrededor.
La tensión entre ellos crecía con cada día que pasaba. Lo que había comenzado como una transacción de poder se convertía en algo más profundo y complicado. Alessandro empezó a ver en Rosa algo más que una simple deuda pagada. Veía a una igual, alguien que no le temía, que no se doblegaba ante él.
Pero en el mundo de Alessandro, el amor era una debilidad, un lujo que no podía permitirse. Y aunque su corazón comenzaba a latir por ella, sabía que cualquier muestra de afecto podría ser su ruina.
Sin embargo, Rosa, con su valentía y pasión, no estaba dispuesta a rendirse. Sabía que detrás del Dragón había un hombre que merecía ser amado, y estaba decidida a demostrarle que incluso en la oscuridad más profunda, una rosa podía florecer