Luciana estaba en su habitación, ya que era el primer día de sus vacaciones y se había prometido que sus vacaciones las iba a pasar durmiendo hasta tarde, pero no fue así, porque desde su sueño más profundo escuchaba que alguien le tocaba la puerta y al ver que ella no respondía entraron sin su permiso y la despertaron.
Ella solo dijo, quiero dormir un poco más, puesto que estaba cansada de la universidad y sus obligaciones, y no sabía quién era la persona que se quería interponer entres su dulce sueño y ella.
Pero como aquella persona parecía que no la iba a dejar en paz, de inmediato medio abrió los ojos y miró a la sirvienta que le había quitado la manta con un poco de odio, mientras le decía cómo te atreves, creo que fui muy clara antes de acostarme que no quería que me despertaran, aunque el mundo se estuviese cayendo en pedazo.
Begonia la miró un poco apenada y dijo señorita que pena, solo que su familia la está esperando para que desayunen todos juntos, pues tienen algo que decirle y por eso me atreví a desobedecer sus órdenes del día anterior.
Pero qué le pasaba a su familia, acaso no se dieron cuenta cómo estaba la última semana de tantos trabajos que le dejaba la universidad, ya parecía un zombi, pensando en esto se dijo que tenía que ser algo muy importante, lo que tenían que comunicarle, para pedirle que desayunaran con ellos.
Reflexionando de ese modo se levantó y se arregló un poco, para bajar a desayunar junto a su familia, luego de estar sentada en el comedor, se dio cuenta de que la noticia era peor de lo que se imaginaba por la cara de sus padres y su hermano.
La única que tenía buena cara era su abuela, pero esta no contaba, ya que desde muy pequeña aprendió que el mundo se podía estar acabando y su abuela siempre mantenía la compostura.
Ella comenzó a tocar su comida con el tenedor sin querer probarla esperando que le comunicaran que era eso tan crucial que no podía esperar hasta que se levantara, luego de un rato escuchó a su abuela que le decía, recuerdas a la familia oliveros, ¿cierto?
Ella quién diablos iba a saber quién era aquella familia, pero en ese instante recordó algo que su mejor amiga le había comentado sobre el hijo mayor de aquella familia.
Así que levantó su cabeza del plato para mirar a su abuela y meneó su cabeza en señal de negación, ya que muy poco había escuchado de ellos, pues lo único que sabía que estaban en el negocio de la inmobiliaria y nada más.
Y sinceramente nunca les había importado otras familias adineradas que no fuera su propia familia y aquel hombre que una vez la salvó y nunca volvió a ver más.
Bueno, comenzó a decir su abuela, lo que pasa es que ellos vienen esta noche a cenar con nosotros, para concretar tu compromiso con Maximiliano el hijo mayor.
¡Abuela!, dijo Luciana con asombro, ya que ella con el único hombre que quería casarse era con aquel chico que conoció y la había ayudado, pero así mismo como la ayudó, desapareció sin dejar ningún rastro de él. Por ese motivo se esforzaba en ser la mejor en la universidad y cuando lo encontrara que este estuviese orgulloso de ella de haber logrado sacar su carrera adelante y siendo la mejor de su clase.
Doña Margarita comenzó a explicarle las razones de porque tenía que casarse con la familia oliveros, ya que ellos tenían un compromiso de juntar a las dos familias por medio del matrimonio y ya había llegado aquel momento, además le explicaba que Maximiliano era un buen hombre, el cual después de la muerte de su padre llevó a posesionar a su empresa en una de las mejores en aquel campo.
Y en la cena benéfica, se había encontrado con los abuelos de este y sacaron a relucir lo del compromiso, ya que los abuelos de este querían que su nieto se casara y tuviera hijos con una buena mujer y estaban pensando en aquella propuesta que habían hecho desde hace mucho tiempo, y que ambas familias habían olvidado.
Pero como los señores Oliveros, querían que su nieto se casara lo más pronto posible y les diera su primer bisnieto antes de ellos morir, Luciana sería la mejor mujer para emparejarlo, porque venía de una familia muy importante y aparte era una joven muy inteligente y sabía que Maximiliano se enamoraría de ella por su belleza y dulzura con el pasar del tiempo juntos.
Pero Abuela, Luciana recién tiene veinte años y todavía no ha conocido nada sobre relaciones amorosas, le dijo Axel, un poco enojado al ver la cara que había puesto su hermana y quería evitar ese compromiso como diera lugar.
Además, Maximiliano tiene treinta años, se llevan diez años abuela, es una diferencia muy grande y si con eso no te basta para casar a tu nieta con ese hombre, déjame te digo algo más, en el círculo hablan muy mal de él. Ya que siempre dicen que trata muy mal a las mujeres, que con la única mujer que trata bien es a su hermana adoptiva, si aceptamos este matrimonio no estaríamos enviando a mi hermana a pasarla muy mal con ese hombre que lo conocen como cara de ogro.
Solo son habladurías y chismes de la gente, anoche que conversé con sus abuelos me dejaron ver al verdadero Maximiliano, además ya este matrimonio estaba concretado desde hace mucho tiempo, ¿acaso te quieres casar con la hermana adoptiva en su lugar?
Luciana, que solo estaba escuchando la discusión entre su hermano y su abuela, no podía dejar que Axel, que amaba a su novia y tenía planes para casarse con ella, se sacrificara de este modo, así que dijo está bien, me casaré con él.
Brennon, que siempre había hecho lo que su madre decía, solo le puso la mano sobre la de su hija, ya que no podía hacer nada más y dijo, puesto que todo está solucionado, ahora vamos a comer.
La única que no habló fue su madre, la cual siempre había estado de su lado, pero esta vez como si no le importara que ella se casara con un completo desconocido y eso le parecía raro; ya que siempre ella se oponía a las decisiones que tomaba su abuela, era como si desde un principio estuvo de acuerdo con este matrimonio.
A Brennon se le veía en su rostro que estaba muy triste de que su princesita se casara de ese modo y sin poder hacer nada, pues en el pasado hasta él había estado de acuerdo con este matrimonio y ahora no podía hacer nada para echarlo atrás.