Y en la mansión de los Oliveros estaban en la misma circunstancia, ya que Maximiliano apenas escucho esa tontería, se opuso de inmediato y no estuvo de acuerdo con ese matrimonio, les dijo a sus abuelos que, si algún día se llegara a casar, él mismo se encargaría de encontrar a su esposa.
Don Francisco, que era un señor de ochenta años, lo miró con sus ojos ya arrugados por la edad y dijo, sabes que esta familia es muy importante para que nuestro negocio siga creciendo cada día más, entonces no veo motivo para que te opongas en casarte con esa muchacha.
Abuelo, si este matrimonio es solo para hacer crecer a nuestra empresa no debes preocuparte por eso, porque yo estoy bien capacitado para que el negocio crezca y convertirnos en el número uno, acaso todos estos años que he estado al frente no te lo he demostrado ya.
Luego Doña Beatriz dijo, mi nieto querido, tu abuelo en sí no quieres que te cases con esa señorita, solo quiere que tú seas feliz, Maximiliano iba a hablar cuando ella continuó diciendo lo que pasa es que esta era la última voluntad de tu padre.
Y tu abuelo quiere antes de que nos vayamos de este mundo dejarla completada, ya que no quiere dejar este tema pendiente sin hacer en esta vida, si no te lo dijimos antes para no agobiarte con esto, además Luciana en ese entonces solo era una niña que todavía no había cumplido la mayoría de edad.
Pero si tú no estás de acuerdo con este matrimonio está bien tu abuelo y yo lo entenderemos, la señora sabía que esta era la única manera que tenían de convencer a su nieto de que aceptara esta unión.
Y de verdad que era así, ya que Maximiliano apenas escuchó que su padre, que tanto admiraba quería verlo casado con esa mujer, de inmediato estuvo de acuerdo.
Y Verónica, que era su madre de inmediato protestó, puesto que ella, la única nuera que quería para su hijo, era a su hija adoptiva, por el hecho de que tenía sus propios planes ocultos para el matrimonio de su primer hijo.
Además, no quería que nadie más hiciera parte de su familia y menos una muchachita que no sabía nada sobre la vida y no podía dominarla a su antojo como lo haría con Olivia si llegara a ser su nuera.
Por este motivo y mucho más la más idónea para ocupar este papel era Olivia, que desde hace mucho tiempo estaba aprendiendo de ella como ser la señora de la casa y la obedecía en todo desde que la trajo a vivir con ellos cuando solo era una niña de doce años.
Pero su hijo, que ya había aceptado aquel matrimonio, se levantó de su silla, dando por terminada la reunión familiar y aceptando todos los que sus abuelos habían dicho, y ella, antes de que su hijo se fuera, dijo, pero si tú no estás de acuerdo te puedes negar de inmediato que yo como tu madre te apoyaré.
Sin embargo, lo único que escucho decir, confirma la reunión con la familia Herrera y diles que hoy mismo nos comprometeremos y en un mes sería el matrimonio.
Los abuelos de estos, que por fin habían ganado una ante Verónica, la madre de su nieto, estuvieron felices y también se levantaron de inmediato para seguir con su plan de unir a las dos familias.
Ya que sabía cuáles eran los planes de su nuera y no iban a aceptar a aquella mujer como esposa de su nieto mayor y mucho menos sabiendo el porqué Verónica lo hacía.
Había llegado la hora de la cena y solo esperaban que la familia Oliveros llegara y Luciana estaba en su habitación dando vuelta y tratando cómo hacer para que aquella familia desistiera de casarla con su hijo.
Así que se le vino una idea en su mente, se vistió con unos Jean roto que le quedaba grande y una camisa blanca, eso era lo más sencillo y feo que tenía en su closet, puesto que a su abuela y sus padres no le gustaba verla de ese modo y sabía que a la otra familia sería igual.
Pensando en la cara que la familia Oliveros iban a poner al ver el desastre de nuera que consiguieron, se emocionó mucho y su cabello, que de por sí eran rizos rebeldes, no se lo peino y dejo que aquellos rizos sin definir se mostrasen en todo su esplendor.
Luego se echó un maquillaje oscuro que a cualquier familia conservadora como lo era su familia y los oliveros de seguro se asustaría de verla, de ese modo, al escuchar que Begonia le avisaba que ya debía de bajar, dio una media sonrisa al espejo y bajo muy feliz por cómo se veía.
Pero apenas miró la cara de su prometido, se arrepintió enseguida, ya que se dio cuenta de que este no era más que el hombre de su vida, el cual había buscado desde hace mucho tiempo y no había podido encontrar, estaba que moría de la vergüenza, más cuando él la miró de arriba abajo con una cara muy desagradable.
Ella en su mente se maldijo una y otra vez por haber tomado aquella decisión y más cuando uno a uno los miembros de la familia oliveros se presentaban y todos iban bien vestidos acordes a la ocasión.
Los hermanos de Maximiliano se presentaron el uno como Matías y el otro como Mateo y la madre de este fue la más desagradable, ya que no disimuló su disgusto cuando dijo, pensé que la señorita Luciana sería una chica bien portada y acorde a nuestra familia y así no dañar la imagen y reputación de la familia oliveros, pero creo que me equivoque.
Luego de esas palabras y para terminar de avergonzarse más, miró y se encontró con una cara muy hermosa, la cual se presentaba como Olivia Oliveros y parecía una princesa sacada de los cuentos de hada.
Y aquella joven le sonreía con una cara angelical y toda inocente, llevaba un vestido de color rosa palo que le llevaba hasta la rodilla tipo tull strapless, tacones de color plateado brillante y los acompaño con una gargantilla de diamante, igual que los pendientes, con su cabello recogido, esta chica se miraba tan bella que ella se sintió pequeña a su lado.
En ese momento que la miro y se miró, ella se dio cuenta de que estaba en el lugar equivocado, era tanta su vergüenza que se le puso la cara roja y no sabía qué hacer en aquel instante y así retroceder el tiempo y vestirse acorde a la ocasión. "O mejor aún, si la tierra se pudiera abrir en ese momento y se la tragara, estaría bien con eso".
Los abuelos de su futuro esposo fueron los únicos que la miraron con cariño y le dieron un abrazo.