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Chapter 4 - Capítulo 4. Mala Mujer

 

Habían pasado dos años desde que Luciana se había casado con Maximiliano Oliveros y las cosas no habían cambiado mucho, ya que seguía como la sirvienta señora de esta mansión.

Porque cuando se lo quiso comentar a su esposo este nunca la escucho y lo mejor era dejar las cosas, así como estaban, pues estaba más que segura que si le decía a su esposo como la trataban su madre y hermanos de seguro y no le iba a creer

Lo mejor era decirle que quería que vivieran solos ellos dos en otra casa, además su hermano le había regalado un bonito apartamento por su matrimonio y esta era la mejor manera de decirle que querían que se fueran a vivir en este.

Por ese motivo aquella mañana se levantó muy animada y esta era la primera vez que la familia oliveros la invitaban a su paseo familiar que hacían cada mes, y de seguro era porque su esposo esta vez sí iba a ir con ellos o porque necesitaban alguien que les sirviera, porque siempre había sido así.

Ya que desde que se habían casado, su esposo era el único que no asistía a aquellas actividades familiares, porque siempre estaba ocupado con su trabajo, porque de seguro que, si Max no pudiera ir, no la habían invitado, pero esto no le importaba a ella en ese instante.

Pues según su suegra, que no la llevaba con ellos, solo era para que se encargará de los empleados y pusiera el orden como la señora de la casa. Ya que, si a estos no lo estuviesen vigilando, no hacían nada bien, y no solo era vigilarlos como Verónica lo decía, era hacer oficio como una sirvienta más de esa casa.

Y por eso ella tenía que quedarse y cuidar de cada detalle de la casa igual siempre lo hacía, puesto que esta era la tarea de la anfitriona de la casa, según su suegra, y ella, como se había casado con el hijo mayor, le tocaba hacer todas estas tareas.

Ella sabía que esto era una excusa para que ella se divorciara de Máx. Pero esta gente estaba muy equivocados, si pensaban que se iba a rendir tan fácilmente, pues parecían que no conocían lo persistente que era Luciana Herrera cuando quería conseguir algo que deseaba con todo su corazón.

Aunque no le gustará para nada esta labor, porque su madre era la dueña y señora de su casa y nunca la miro haciendo esto que a ella le tocaba hacer a diario.

Hasta sus calificaciones en la universidad habían bajado mucho, ya que no le quedaba mucho tiempo para estudiar o para hacer la tarea que le dejaban y si no fuese por Emilsen, que siempre le daba copia de seguro, estos últimos semestres los hubiera perdido.

Y si lo hacía, solo era porque quería que su marido viera todo lo que ella era capaz de hacer para poder estar con él.

Pero este no parecía ver todos los esfuerzos que ella había hecho desde que se casó con ella y no sabía por qué si trataba también a Olivia, no era capaz de tratarla con el mismo cariño a ella también.

Puesto que ya hacía más de dos años que se casó con Maximiliano y ninguno de ellos se preocupaban por su bienestar, ni siquiera su propio marido que solo llegaba a dormir, porque siempre se iba muy temprano y llegaba muy tarde a la casa y toda su atención y cariño era para Olivia su hermana adoptiva. Pero todos sabían que Olivia solo era la mujer que su suegra había preparado para que se casara con su esposo y por lo que se le veía a él también estaba de acuerdo con ese matrimonio.

Luciana, antes de irse, llamó a su hermano y le dijo que estaba muy feliz, ya que era el primer cumpleaños de su esposo que iba a celebrarlo y ya sabía que le iba a dar de regalo de cumpleaños.

Y estaba convencida de que a Maximiliano le iba a gustar mucho, porque sabía que era un coleccionista de moneda y esa que su hermano le había encontrado era justo la que estaba buscando para completar su colección y sabía más que nadie todo el tiempo que llevaba buscándola, porque lo había escuchado hablar por teléfono en una ocasión.

Luego ella preguntó por sus padres y abuela, este le dijo que estaban bien y muy preocupada por ella, ya que desde que se casó con Maximiliano, ya casi no la veían y el día que iba a visitarlos casi siempre andaba corriendo.

Porque siempre su suegra la llamaba por algún motivo u otro, como si no quisiera que estuviera junto a sus familiares.

No te preocupes por mi hermano, que estoy muy bien con mi esposo, le respondió Luciana con una sonrisa en sus labios, ya que pensaba que solo eran celos de su hermano al ver que ya no vivía con ellos.

Axel, al ver que su hermana estaba feliz, solo le dijo, ya sabes si algún día te quieres divorciar, solo divórciate y vuelve a la casa, sé qué te casaste por complacer a nuestra abuela y no dejar que yo rompiera con Paulina. Pero estoy seguro de que ella lo entenderá porque para nuestra abuela primero está nuestra felicidad y yo sé que no eres feliz en aquella familia.

Sin embargo, Luciana, que creía que su marido algún día la amaría como ella lo amaba a él, solo le dijo, no te preocupes tanto por mí, más bien debería de cuidar muy bien a Paulina ahora que está embarazada y va a tener a mi primer sobrino que yo me sé cuidar sola.

Y antes de dejar que Axel le dijera algo más, siguió hablando y dijo, cambiando de tema, te llame porque tengo buenas noticias para ti, en un mes serán mis grados y quiero que dejes el día libre para que esté conmigo, tanto tú como toda la familia.

¿Y tu marido?, le preguntó Axel porque sabía mejor que nadie, que al único que a su hermana le gustaría que estuviese ese día acompañándola sería su cuñado.

 

 

Luciana que ya le había dicho a Maximiliano la noche anterior, pero la respuesta de su esposo fue que ese día iba a estar fuera del país y sabía que era porque no le gustaba estar cerca de ella, por eso había sacado esa excusa tan pobre, pero ella seguía aferrada a la idea de poder conquistar el corazón de su esposo.

Pensando en lo que le había dicho su esposo la noche anterior, solo le respondió a su hermano, no quiero agobiarlo con mis cosas, ya que ha estado muy cansado en el trabajo y si mal no recuerdo cuando inicié mi carrera te prometí que tú serias mi acompañante principal y hoy te estoy cumpliendo esa promesa.

Axel sabía muy bien que Maximiliano no quiso acompañarla, porque para su cuñado los negocios eran más importante que su preciosa hermana, así que le dijo sé que él no te quiso acompañar, por eso me estás diciendo a mí, ¿o me equivoco?

Luciana, que quería que su hermano se llevará bien con su esposo, de inmediato protestó y dijo, no fue así, pero si no me quieres acompañar está bien.

Axel, que en ese instante estaba reflexionando de lo que había visto de esos tres hermanos, era que querían mucho a esa hermana adoptiva, tanto así que parecía como si fuera el tesoro más preciado para esa familia, como si su hermana no fuera el tesoro más preciado para ellos.

Sin embargo, de inmediato se quitó esos pensamientos de la mente y le respondió a su hermana diciéndole tú sabes que no es así y soy muy feliz que me hayas escogido a mí para ser tu acompañante.

Y enseguida volvió a contagiarse por la alegría que le transmitía su hermana, luego le dijo que si necesitaba algo no importara que fuese, solo se lo pidiera que él como su hermano mayor haría cualquier cosa para hacerla feliz.

Eso ya lo sé y no te preocupes que si llega el día que necesitará de tu ayuda no dudaré en pedírtela, después de esta breve conversación colgaron.

 

Más tarde toda la familia Oliveros, ya se habían ido y Luciana estaba en la cubierta del yate mirando el horizonte, tomando la brisa pura y dejando de un lado todos sus problemas a un lado, porque desde que se había casado no había tenido tiempo de hacer nada de lo que le gustaba.

Este paseo que cuando solo era Luciana Herrera lo podía hacer cuando ella quisiera, ahora era un lujo que le gustaría así sea una vez al año, solo esperaba que su marido estuviera de acuerdo con su petición, para poder volver a ser la mujer despreocupada que era antes de casarse.