Tan pronto como Allison logró terminar el maquillaje de Selene, Natalie le dio el vestido en el que se cambiaría. Después de eso, hicieron algunos cambios menores aquí y allá antes de que Selene se pusiera sus zapatos.
Una vez que estuvo lista, les agradeció a ambas y salió del cuarto de maquillaje.
Michelle miró los zapatos de Selene con una sonrisa malvada dibujada en sus labios.
«No puedo esperar a que esos zapatos se rompan», pensó para sí misma mientras seguía mirándolos fijamente.
Mia, que estaba detrás de Michelle, notó que ella miraba fijamente los zapatos de Selene y preguntó:
—Michelle, ¿por qué sigues mirando esos zapatos? ¿Los quieres?
Michelle resopló.
—Nunca querría unos zapatos tan deslucidos —respondió Michelle—. Los zapatos que llevaba Selene no eran como los tacones modernos. Estaban hechos con una tela verde antigua y llamativa. Se parecían más a sandalias que a tacones.
