La multitud tomó aire en shock y Anastasia también.
—¡Xavier! —Ella llamó. No lo detuvo ya que sentía que Jack se merecía la paliza.
Uno de los dientes de Jack salió volando y su sangre pintó sus labios y también el suelo, pero Xavier no paró y nadie se atrevió a detenerlo tampoco.
Cuando Anastasia sintió que Jack había soportado suficiente, intervino rápidamente. Aún necesitaba que estuviera vivo por una razón específica.
—Xavier, necesitas calmarte. Estoy bien, déjalos estar. Si no paras ahora, podrías matarlo —dijo Ana, intentando arrancarlo de encima pero él era demasiado fuerte para ella—. ¡Xavier! —Gritó.
Xavier se detuvo, siseó a Jack que todavía estaba en el suelo.
—Necesitas calmarte —repitió ella.
Notó como sus músculos se relajaban y ella internamente suspiró aliviada.
Jack seguía asustado mientras Xavier estaba a la vista. No se atrevía a respirar demasiado fuerte.