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—Tanta gente —comentó Kace mientras miraba a las personas apiñadas en el vestíbulo del salón de audiciones, tanto hombres como mujeres—. ¿Y todas estas personas van a hacer una audición para la misma película? No entiendo —agregó Kace, rascándose confundido la parte trasera de la cabeza.
Anastasia suspiró al oírlo. La nerviosidad la invadió, y podía sentir sus palmas sudorosas al pensar en la audición que se avecinaba. Se limpió las manos en sus jeans, tratando de calmarse, pero la ansiedad permanecía, dificultándole enfocarse en cualquier otra cosa.
El señor Arnold Jeunes, un director renombrado que había dirigido varias películas taquilleras, hizo un anuncio hace unos días sobre una nueva película, y las audiciones empezarían una semana más tarde.