No entiendo qué pasó… cuando llegué a este lugar…
Yo estaba en una habitación oscura frente a una mesa con todas mis cosas… literalmente estoy en calzones, pero supongo que no quisieron robarme, sino secuestrarme, ya que estoy atado con grilletes al techo. Pero lo que más me molesta es que me quitaron mis guantes.
Me pregunto qué hice para terminar aquí…
"Aventurero plata 2, Ester el sacerdote, nos volvemos a ver." Veo que un hombre viejo y gordo, con vestimentas de la iglesia, se acerca a mí, pero…
"Oye, ¿quién eres tú?" El hombre se queda callado con una cara sin emociones para luego enojarse.
"¿En serio, después de todo lo que hiciste en el palacio real de Rusthia… no me recuerdas?"
Entrecierro los ojos y, con una cara sorprendida, digo: "Oh, sí… ya te recordé… tú… ¿cómo has estado?"
El hombre se enoja más y, con calma, dice: "Soy el hombre que viste en la zona de monstruos y que descubrió tu barba falsa en el palacio de Rusthia."
Lo interrumpo y digo: "Ah, sí, recuerdo… pero nunca supe quién eras y no te reconocí con ese estúpido traje."
Darwin estaba usando un traje especialmente hecho para el santo de Rusthia por petición del Rey de Rusthia. "Me llamo Darwin de Ángelo y solo uso este estúpido traje por tu culpa, después del desastre que hiciste… pero ya no importa, solo dime dónde está mi compañera."
Con una cara engreída, digo: "¿Te refieres a la princesa Kharla Dante Rusthia? No la conozco." Darwin mira a ambos lados, asegurándose de que nadie más escuche nuestra conversación.
"¿Cómo carajos conoces su verdadera identidad?"
Respondo: "He estado viajando con ella, y se lo contó a la jefa de mi equipo. Sabes, sospecho que ellas dos tienen una aventura."
Darwin me golpea en el estómago. "Deja de decir sandeces. Solo eres un criminal. No podemos llevarte a Rusthia por ahora, pero tenemos buenas relaciones con este país. Serás encerrado en la prisión subterránea con los peores y más peligrosos criminales. Ahora prepárate para tu castigo."
Darwin abandono la habitación donde me tenían retenido en contra de mi voluntad, vaya que en Rusthia están enojados conmigo…
…
Esa noche me quedé dormido mientras estaba atado al techo. Creo que antes de despertar fui torturado, pero con mi curación pasiva no sé qué tanto daño recibí. En verdad me siento cansado; supongo que me debe faltar vitalidad.
Me despierto a causa del ruido de pisadas de botas y el sonido característico que hacen las armaduras cuando quien la usa está corriendo…
Eran soldados del reino de Dredprism… supongo que vienen a ponerme bajo custodia de su reino a petición de Darwin…
Con los grilletes aún puestos, me llevaron a un lugar llamado "La Cárcel subterránea". He pensado en no causar problemas hasta que vea una oportunidad de escapar, así que por ahora obedezco a los guardias.
Me llevaron con los ojos vendados a la famosa prisión y gracias a eso no tengo la más mínima idea de en que parte de la capital de Dredprism me encuentro.
Lo primero que hicieron fue llevarme con el barbero de la prisión, note que el hombre que me iba a cortar el cabello era otro prisionero ya que bestia diferente a los demás guardias y era bastante mayor.
Supongo que aun un prisionero de una cárcel de máxima seguridad puede trabajar honestamente.
Tardo alrededor de cinco minutos en cortar mi cabello, y personalmente me gustaba como corto mi cabello, quería darle las gracias al hombre, pero decidí guardar silencio ya que no era el momento de hacer amistades…
Después me llevaron a un cuarto con una pared completamente blanca, frente a una gran caja rectangular. El hombre detrás de esa caja dice: "Quédate quieto hasta que diga lo contrario."
Me quedo quieto alrededor de un minuto, y de la caja cae una hoja que colocan en la pared junto a otras imágenes. Miro y veo que era un retrato perfecto mío.
Me acerco corriendo para ver ese retrato, lo cual alteró un poco a los guardias. "Oye, ¿cómo hiciste un retrato mío tan rápido?" le digo al guardia de la prisión.
"Es la primera vez que veo a un prisionero tan emocionado por una fotografía. Mira, niño, este es un artefacto hecho por los herreros rúnicos de este país. Es muy caro, por eso se usa para cosas importantes como investigaciones, periodismo o en este caso para identificar criminales."
Vaya, qué increíble artefacto; si pudiera usarlo para algo… me gustaría tener un retrato con mis amigos.
Por un segundo pensé en mis antiguos camaradas, pero luego, en esa imagen mental, incluí al resto de las personas con las que hice este viaje a la capital.
Creo que ya las veo como parte de mi equipo. Ojalá pudiéramos estar todos juntos algún día…
Después de eso, me dieron el uniforme de prisionero para vestirme mientras este en este lugar. Mientras me vestía, aproveché para robarle sus guantes a un guardia. Eran de color negro y hechos de cuero; me quedaban algo grandes, pero me incomodaba más que mis manos estuvieran desnudas…
Una vez que estaba vestido con el uniforme de la prisión, me echaron a un patio con otros criminales, y encima de nosotros estaban los guardias mirándonos a través de un techo. Éramos como pájaros encerrados en una jaula, con unos gatos mirándonos desde arriba de la jaula.
Pensé que escapar de aquí será difícil.
Ya dentro del patio, noté que en los alrededores había celdas con camas y baños donde los criminales vivían, pero era en el patio donde socializaban. Y me encontraba aquí, completamente solo, entre las personas más peligrosas de este país.
Todos los criminales me observaban mientras entraba al patio.
Todas las miradas estaban sobre mí, en especial porque aún sigo con los grilletes en mis manos. Los hijos de puta de los guardias me mandaron aquí como una presa fácil para estos criminales.
Entonces interrumpiendo mis pensamientos veo a un hombre de dos metros, lleno de músculos, él se acerca a mí.
"Qué lindo niño, se ve tan adorable con sus lentes y sus grilletes." Su séquito de prisioneros se ríe. Supongo que soy la carne fresca para los leones. No digo nada y mantengo el contacto visual con el hombre, aunque creo que eso lo hizo enojar.
"Niño, te ves muy tranquilo para la situación en la que estás… Este lugar no es una prisión, es la casa de Danan, y yo soy Danan… Entraste en mi casa sin permiso; sabes que tienes que pagar por entrar a mi casa."
Ok, entiendo: me extorsionarán y, si no coopero… me golpearán, violarán, matarán o las tres juntas. Supongo que tendré que pelear si quiero sobrevivir.
Estoy rodeado de alrededor de diez criminales más grandes que yo. Su jefe, Danan, quiere mi trasero y no es una metáfora… mi magia degenerativa es mi mejor arma. No lo mataré, pero lo haré retorcerse.
Después de que Danan terminó de hablar, quiso poner su mano en mi hombro.
Una vez que me toca, para mí quedó claro que lo que sea que haga es en defensa propia. Mis manos están atadas, pero puedo usar mis pies.
Le doy una patada en la cara a Danan. El golpe no fue algo del otro mundo, pero al tocarlo pude activar mi "PARÁLISIS DEL SISTEMA NERVIOSO".
Danan queda retorciéndose en el piso. Los otros prisioneros que me rodean se quedan mirando a su jefe en el suelo.
"Hijo de puta, estás muerto."
Los prisioneros se lanzaron todos contra mí. Alcancé a patear a tres sujetos, paralizándolos a los tres después de darles una patada.
Pero me detuve cuando sentí un piquete en la cintura. Uno de los criminales me apuñaló con una cuchara afilada. Dolió, pero lo golpeé y lo paralicé.
De los diez hombres que me rodeaban, cinco de ellos están retorciéndose en el piso; los demás se quedaron quietos mirándome.
Me quité la cuchara; dolió mucho, y los prisioneros vieron con horror mi curación pasiva cuando la herida de la cuchara se cerró.
Los guardias se quedaron mirando la pelea en silencio, pero no intervinieron. Creo que no les importa si me matan; uno de los guardias en el techo dice…
"Prisionero Ester, no causes problemas en tu primer día. Tu celda es la 7. Si te portas bien, tal vez te quitemos los grilletes algún día."
Supongo que los guardias esperaban que me dieran una paliza. Igual, no me importa. Sigo avanzando por el patio, dejando mi parálisis en los sujetos que intentaron golpearme… se quedarán así unas horas, pero no me importa; que se jodan.
Camino a la celda número 7. Mientras camino toda la gente que me miraba aparta su mirada de mí; supongo que dejar a Danan retorciéndose en el suelo sirvió de algo. Ahora se lo pensarán dos veces antes de atacarme.
Llego a mi celda y veo que hay una litera. En la cama de arriba, una persona parece estar durmiendo, pero no me importa y me acuesto en la cama de abajo. Estoy muy cansado y disfruto de simplemente acostarme. Digo para mí mismo…
"Escapar de aquí va a ser difícil. Me pregunto cómo estarán mis compañeras; ojalá no hagan ninguna estupidez mientras estoy aquí."
Una voz interrumpe mis balbuceos. "Cállate, qué molesto eres, no dejándome dormir."
El hombre baja de su cama y de inmediato noto que no es humano: tiene una piel morena oscura, ojos rojos y los brazos llenos de tatuajes hasta las manos… pero en sus manos solo había cuatro dedos con unas uñas largas y negras como si fueran las garras de una bestia…
Miro a mi compañero de celda con cara de sorpresa y pregunto:
"¿Eres un demonio?" Mi compañero sonríe y dice: "Podría preguntarte lo mismo, no hueles igual al resto de prisioneros. Tal vez no seas un demonio, pero no eres humano.
En fin, seremos compañeros. Soy mitad demonio; mi madre fue un soldado que peleó en Amster… supongo que algo pasó en ese lugar, ya que cuando volvió de la guerra ella estaba embarazada de mí. Ella me mantuvo lejos de miradas ajenas, pero hace cinco años murió de una rara enfermedad y terminé solo. Admito que no tomé las mejores decisiones y terminé aquí… ¿y tú, qué hiciste?"
Vaya, qué historia tan fea. Me hizo sentir culpable por preguntar. Solo respondí: "Ataqué el palacio real de Rusthia y secuestré a una princesa."
El hombre comienza a reír. "Supongo que ambos tenemos historias nada comunes. En fin, ahora estamos juntos en este agujero. Te escuché pensando en escapar. Es imposible… los caballeros nos vigilan desde arriba todo el tiempo, nos observan hasta cuando cagamos. Solo puedes salir de aquí si vienen por ti desde afuera, y eso no pasará a menos que tengas buenos amigos."
Interrumpiendo nuestra conversación, un guardia dice: "Prisionero Ester, te solicitan en el área de interrogatorios." Vaya, supongo que tengo más problemas. Me despido de mi compañero, siguiendo al guardia que me indica el camino desde el techo. Llego a un cuarto donde solo hay una silla con una ventana con muchos barrotes. Del otro lado hay un soldado muy joven con una cara que se me hace familiar…
"Mucho gusto, señor Ester. Me presento: soy Richard Dante Rusthia".
El príncipe lucía una armadura plateada con el símbolo de Rusthia en el pecho, igual que los soldados que me capturaron, con una elegante capa roja. También noté que llevaba un escudo cuadrado de combate que parecía estar hecho de hierro en su espalda.
Le dije: "¿Quieres algo? Porque estaba muy cómodo en mi cama, y los soldados de tu país me dejaron colgado de las manos toda la noche, y no tengo muchas ganas de tratar con la realeza… y perdón por el daño a su castillo… eso sí fue mi culpa".
El príncipe me mira con seriedad y dice: "Mira, señor Ester, no estoy aquí para tratar ningún tema político. Todo lo que hablamos está siendo escuchado, así que espero que estés consciente de eso".
El príncipe Richard sutilmente empuja un papel a mis manos a través de los barrotes.
Miro el papel discretamente, lo tomo y lo escondo entre mis manos. El príncipe continúa hablando: "Solo vine a pedirte que no hagas ningún escándalo aquí, pórtate bien. Te veré mañana para asegurarme de que no hagas nada malo".
Sin dejarme responder, el príncipe se retira. Bajo la vigilancia de los guardias en el techo, regreso a mi celda y me meto en mi cama. Dentro de la cama me cubro con la sábana y veo que en el papel que me dio el príncipe hay una carta y una pequeña tiza. Leí el siguiente mensaje…
…
"Ester, soy Raiza. Sé que estás en problemas, pero quédate tranquilo; te sacaremos de aquí. Solo nos tomará un mes como máximo. El hermano de Kharla aseguró tus cosas, así que solo ten paciencia y no llames la atención".
Enserio tendré que estar aquí todo un mes entero…
Me siento algo enojado ya que no fui el único responsable del desastre en el palacio… bueno yo hice explotar el techo y provoqué posiblemente la muerte de muchos inocentes…
Ok … creo que si merezco este castigo…
En fin…
Voy a tener que acostumbrarme a estar rodeado de gente hostil que quiere matarme. Supongo que la tiza es para enviar un mensaje en la parte de atrás del papel que me dio Richard. Creo que ya sé qué escribir…
…
Al día siguiente, Richard vino a verme de nuevo. Supongo que esperaba la respuesta de la carta. La charla fue igual que ayer, solo intercambiamos unas pocas palabras para no alertar a los guardias; le entregué el papel y me retiré.
De camino a mi celda, vi que muchos prisioneros se ejercitaban con un juego de pesas, y pensé…
Bueno, voy a estar aquí un mes; mejor aprovecho para ejercitarme.
…
…
…
Tiempo atrás, el mismo día que fui arrestado, un hombre estaba terminando su entrenamiento en el cuartel de la capital.
El hombre hoy tenía muchas energías, ya que hoy por fin vería a la mujer de sus sueños. Siempre quiso verla, pero no podía salir de la capital ya que era un invitado especial de un país extranjero o un preso político, su sacrificio fue para mantener las relaciones entre dos países.
Este hombre era el príncipe Richard Dante Rusthia. Como prisionero político, está muy limitado en su actuar, pero el día de hoy era especial.
Richard, desde niño, siempre estuvo solo. La única persona que lo cuidó fue su madre, una de las concubinas del rey de Rusthia. A la edad de 10 años fue enviado solo al Imperio de Dredprism. Fue bien tratado por esas personas del país vecino, pero siempre se sintió solo...
Desde su primera noche estando solo, empezó a tener el mismo sueño todas las noches…
En el sueño se encontraba siempre con la misma mujer: su pelo blanco, su piel rosada y las curiosas flores en su cabeza. Después de cada moche soñar con ella, se empezó a enamorar cada vez más de ella, y, a pesar de verla todas las noches, le tomó tres años preguntarle quién era ella…
Ella se presentó como la Dríade del sur, un espíritu errante del bosque. Ambos querían verse, pero Richard no podría salir de Dredprism ya que básicamente era un prisionero político. En este punto, Richard ya tenía 15 años, pero como la vida de un humano es tan corta desde el punto de vista una Dríade que puede vivir vientos o miles de años, tuvo miedo de perder ese valioso tiempo junto a su amado… ella inició un viaje para llegar a su lado antes de que sea demasiado tarde...
…
Lo que la dríade no sabía era que sus poderes eran un obstáculo para los planes del rey demonio, por lo que los heraldos de Ámbar obstaculizaron su camino.
Tuvo que pasar cinco años escondida, moviéndose lentamente hasta que llegó a la ciudad de Cuencas. Se ocultó en los cultivos de hierbas medicinales de la compañía Abrahán…
Hasta que la encargada de la compañía, la señorita Fernnanda, se dio cuenta de su presencia, ya que sus cultivos eran mucho más prósperos los últimos años sin razón aparente.
Fernnanda agradeció la ayuda de la Dríade y quiso ayudarla. La Dríade solo le pidió ayuda para llegar a la capital de Dredprism. Fernnanda aceptó hacer un trato con la Dríade para conseguir mejores cultivos a cambio de usar sus contactos con el gremio de mercenarios, para que esta pudiera hacer su viaje de la manera más segura posible…
Fue un viaje de ocho años, toda una vida para un niño humano, pero solo un parpadeo para un espíritu del bosque… después de tan largo viaje… hoy era el día de su ansiado encuentro…
…
Ese día, Richard Dante Rusthia seguía su rutina habitual… salió del cuartel militar donde hacía su entrenamiento. Allí se percató de un lujoso carruaje esperándolo.
Unos guardias que custodiaban ese carruaje se acercaron al príncipe y después de hacer una reverencia los soldados exclamaron:
"Príncipe Richard, solicitamos una breve audiencia a petición del santo de Rusthia". Como el príncipe no estaba muy familiarizado con los acontecimientos de su país, no hizo preguntas y entró al carruaje…
No conocía al hombre frente a él, quien llevaba un extravagante traje de sacerdote.
"Hola, príncipe, soy el cardenal Darwin. Llegué ayer a la capital y quería presentar mis respetos a usted, su alteza". El resto de la conversación fue tensa y el príncipe se limitó a escuchar; solo le llamó la atención que el cardenal estaba allí como miembro del equipo de su falso hermano y para limpiar el honor de la familia real.
Todo eso no le importaba en lo más mínimo a Richard y solo quería terminar esa conversación.
…
Cuando el cardenal terminó de hablar, el príncipe ya estaba harto de estar junto al cardenal. "Gracias por informarme personalmente de su misión, cardenal Darwin. Sin embargo, ahora estoy ocupado con un asunto personal; me gustaría retomar esta conversación otro día". Darwin agradeció el tiempo del príncipe y se retiró, dejando que el príncipe siguiera su camino.
…
Más tarde, ese mismo día, la chica de sus sueños llegaría a la capital de Dredprism, y era su deber recibirla como era debido. Con un ramo de flores y el corazón en la mano, el príncipe llegó al gremio de mercenarios para ver a la Dríade…
Vio algo muy sospechoso: alcanzó a ver a la distancia el mismo carruaje del cardenal alejándose a toda velocidad del gremio de mercenarios. El príncipe tuvo un mal presentimiento y fue corriendo a ver a la Dríade.
Richard entró corriendo a toda velocidad al gremio, al punto de que incluso las flores que llevaba con tanto cariño fueron perdidas en el camino… su corazón angustiado solo se relajó cuando vio a la Dríade tranquilamente sentada en la sala de espera.
Era la primera vez que se encontraban en persona, pero ya se conocían desde hace mucho tiempo. Sin decir una palabra, se acercaron, tomándose de las manos, y luego se dieron un fuerte abrazo.
Al príncipe se le derramó una lágrima de felicidad…
…
Al salir del gremio de mercenarios, vieron una multitud cerca de la joyería. Unos comerciantes locales se encontraban discutiendo: "¿Cómo es posible que soldados extranjeros arresten personas en las calles de nuestro país?". Estaban muy alterados por la presencia de soldados de Rusthia…
"Sí, vi que se llevaron a un sacerdote. Era muy joven y con lentes; no parecía ser alguien peligroso como para someterlo sin mediar ni una palabra". "Tal vez no parecía peligroso, pero yo lo vi saliendo del gremio de mercenarios; seguro algo se traía entre manos".
Richard sintió cómo la mano de la Dríade apretó la suya con más fuerza en ese momento.
…
La Dríade estaba muerta de angustia, un sentimiento que Richard captó al instante. "Día, cálmate. Creo que puedo hacerme una idea de que está pasando, pero por ahora necesitas tranquilizarte…". La Dríade, aun así, no estaba calmada, pero a lo lejos notó una silueta familiar…
La Dríade tomó la mano de Richard y corrió a toda velocidad persiguiendo esa silueta, encontrándose con una elfa con un ridículo casco que ocultaba su identidad.
Estaba comiendo comida callejera y carecía de modales, comprando varios tipos de comida mientras solo se concentraba en comer todo lo del mercado…
Hasta que, al voltearse la elfa, vio detrás de ella a la pequeña Dríade llorando...
Raiza tenía la cara llena de migajas y se sintió muy incómoda cuando vio a los ojos a la pequeña Dríade llorando…
Raiza estaba comiendo una salchicha empanizada en un palillo y, con algo de vergüenza, le ofreció la comida a la Dríade: "Perdona por mis malos modales, solo quería recordar la comida callejera que siempre comía a la salida de mi entrenamiento militar. No es que sea egoísta o algo malo… esto… ¿quieres probar un poco?".
La Dríade solo lloró más. Richard no aguantó más y dijo, "La señorita Día está llorando porque los caballeros arrestaron a Ester". Raiza casi se atraganta con la salchicha que estaba comiendo…
…
Después de contarle lo que pasó, fueron a la mansión del príncipe, que en realidad era una propiedad del Imperio de Rusthia. El príncipe había preparado una habitación para la Dríade y los tres se encontraban allí.
La Dríade seguía inquieta, pero no hablaba; solo abrazaba a Richard. Raiza preguntó qué le pasaba a la Dríade, que no había parado de llorar en todo el camino a la mansión.
Richard respondió, "Dia se siente culpable. El señor Ester fue arrestado por llevarla segura al gremio. Si la hubiera dejado en la entrada de la capital, nada de esto habría pasado… o eso es lo que Dia piensa".
Raiza exhaló y dijo, "Dríade, esto no es tu culpa, es mi culpa… Ester me ayudó a liberar el bosque élfico de la tiranía de mi padre biológico, y por hacer eso nos ganamos el rencor del reino de Rusthia. Tiene sentido que lo arresten. Ahora la cuestión es cómo lo sacamos de donde sea que esté encerrado… Richard, reúnete con ese cardenal. Yo esperaré aquí con la Dríade".
…
Richard estaba muy alterado. Siempre soñó con el día en que conocería a la Dríade, y ahora el cardenal había arruinado este día especial…
Richard usó su poder como príncipe para encontrar al cardenal. Resulta que el cardenal y su equipo se iban a hospedar en su mansión, en los cuartos de huéspedes, así que solo tendría que esperar…
Richard esperó desde el mediodía hasta las 7:00 de la noche, cuando llegó el carruaje del cardenal. De este bajaron Darwin, el doble de Carlo Dante y Flamma la maga. Las tres personas le hicieron una leve reverencia cuando vieron al príncipe, y en ese momento Richard solicitó una audiencia privada con el cardenal.
…
Richard se reunió con el cardenal en uno de los cuartos de huéspedes de la mansión. "Príncipe, luce muy ansioso. Pensé que no quería hablar conmigo, ya que en nuestra última conversación no parecía muy interesado en lo que tenía que decir, príncipe Richard".
El príncipe le dijo, "Cardenal, usted arrestó a un sacerdote hoy".
"¿Te refieres al terrorista que destruyó el palacio y secuestró a tu hermana? Sí, ese hijo de puta admitió el atentado al palacio, pero salió con una estupidez de que era amigo de la princesa que secuestró".
Richard puso una cara seria y dijo, "¿Qué pasaría si eso no fuera una mentira?". Darwin miró seriamente al príncipe, y cuando estaba a punto de hablar vio a una mujer saliendo de detrás de una cortina en la habitación.
"Un gusto volver a verlo, Cardenal", dijo una mujer alta con un casco que ocultaba su identidad, pero Darwin la reconoció como la mujer que estaba junto al sacerdote cuando mataron al falso Carlo Dante.
La cara de Darwin se puso pálida y ni siquiera tuvo el valor suficiente como para gritar por ayuda… "Cardenal, antes de que saque conclusiones, déjenos explicarle la situación…", dijo Raiza mientras mantenía la calma, aun en esa complicada situación…
…
Al día siguiente, Raiza fue a la mansión del general, donde se encontró con Chizze, que esperaba a Ester en el patio de la mansión…
Y una vez se reunió con su equipo, dijo, "Tengo malas noticias, pero confíen en mí, todo estará bien. Pero ahora hay que mantener la cabeza fría…
Ester fue arrestado por los soldados de Rusthia, por el desastre que hicimos en el palacio real. Sigue vivo, pero tenemos que hacer algo antes de rescatarlo…
Kharla, tendrás que acompañarme para probar que estás a salvo, para que Darwin sea piadoso con Ester, y aun si tenemos éxito, sacarlo de la prisión subterránea tomará al menos un mes…"
"Chizze y Yoko no pueden estar deprimidas en este tiempo; por eso, las inscribiré en la academia militar".
Chizze estaba muy aterrada, con los ojos llorosos, y Yoko abrazó a la temblorosa Chizze y dijo, "Confías en tu amo… si confías en él, sabes que estará bien. Los planes de ir a la zona de guerra no han cambiado, por eso debemos ser más fuertes para cuando el sacerdote nos necesite".
Chizze secó sus lágrimas y dijo, "Chizze se hará más fuerte, pero si después de ese mes el amo no está libre, Chizze destruirá la prisión subterránea…"
Raiza se sintió más tranquila al ver que sus compañeras, aunque estaban tristes, pero aún no perdían sus esperanzas. Bueno, todas menos una…
Kharla tenía una expresión nerviosa y dijo, "Mi aventura ya terminó, yo quería ir con ustedes a Amster". Kharla parecía que iba a llorar, pero no era un llanto de tristeza, sino más bien de enojo.
Raiza abrazó a Kharla y le susurró al oído, "Nos iremos todos juntos a Amster, y eso te incluye a ti también, Kharla…"
Kharla creyó de corazón en las palabras de Raiza y le devolvió el abrazo.
…
En la tarde de ese mismo día, Raiza y Kharla fueron a una casa vacía dentro del distrito comercial y subieron juntas al segundo piso, donde se encontraron con el príncipe Richard y el cardenal Darwin, sentados en una mesa tomando té.
Darwin estaba feliz al ver a Kharla, pero se sentía contrariado al pensar que la historia que le contó la mujer con el casco, de que Kharla fue secuestrada por error, era real. Solo de pensarlo le dolía el estómago. Al ver a Darwin, Kharla corrió a darle un abrazo, "Cardenal, ¿cómo has estado? Espero no haberte causado muchos problemas, pero… ¿por qué estás usando un traje tan ridículo?".
Darwin odiaba usar las ropas de santo, pero fue gracias a ese título que tuvo el poder de encontrar a Kharla.
"Princesa, este traje fue uno de los problemas que me causó su escapada del castillo. Después de que ese sacerdote derribara el techo del salón de eventos, su padre casi queda enterrado por los escombros. Y como fui el primero en ayudar al rey, la sirvienta artificial principal del rey me recomendó a su padre, y ese hombre me nombró santo sin ninguna razón en particular".
…
Después de saludar a Darwin, Richard se acercó a Kharla para darle un abrazo. Se sentía que Richard amaba a su hermana, pero Kharla tenía sentimientos algo más apagados; no se sentía como si saludara a su hermano que no había visto en más de 13 años, era más como reencontrarse con un antiguo vecino. Aun así, Richard estaba feliz de ver a su hermana una vez más.
Kharla, después de disculparse con Darwin y reencontrarse con su hermano, les contó su viaje…
El motivo que la llevó al atentado en el palacio…
La liberación de los esclavos del bosque élfico…
Las vacaciones en Cuencas y el peligroso viaje a la capital…
Y cómo Ester la protegió en todo momento…
Darwin escuchó la conversación con una expresión pesada y dijo, "Esa es una historia difícil de creer, y aun suponiendo que todo eso sea cierto, ese hombre atentó contra el palacio real y, aunque tuviera una buena razón, sigue siendo un crimen…"
Raiza interrumpió al cardenal y dijo, "En ese caso, fue mi crimen; yo le ordené a Ester que hiciera ese atentado".
Raiza se quitó su casco, mostrando sus orejas. "Quería reparar el daño que hizo mi especie al esclavizar a los ogros del bosque y reparar parte de los pecados que cargo sobre mis hombros".
Darwin reconoció su cara; en Dredprism hay muchas estatuas de ella, el héroe desaparecido hace más de 100 años, el héroe de Dredprism: Raiza Corddian.
…
Después de la sorpresa inicial, Darwin comenzó a procesar toda la información de que la princesa, a quien cuidó desde los 10 años, ahora era compañera de un verdadero héroe, en lugar del falso Carlo Dante, y que todo lo que él hizo solo había metido en problemas al sacerdote de su equipo…
"Princesa Kharla, me alegra bastante que esté bien, pero necesitaré tiempo. Ayer le dije a la señora Raiza que, aun queriendo, tomaría como mínimo un mes lograr un plan para sacar al señor Ester de la prisión. Las opciones serían fingir su muerte, conseguir incriminar a otra persona de su crimen o sacarlo por la fuerza, lo cual seguro llevaría a un conflicto diplomático, ya que fue arrestado a petición del reino de Rusthia…"
Richard agregó, "Podría llevarle una carta en un pequeño pedazo de papel, para decirle al señor Ester que lo rescataremos de la prisión subterránea, pero nos tomará un mes".
Raiza sacó un pequeño papel con una pequeña tiza y se lo entregó a Richard. "Visítalo dos días seguidos; me gustaría ver qué responde a mi carta. Y por cierto, príncipe, dos de mis compañeras aceptaron inscribirse en la academia militar, agradecería que me ayudaras con el papeleo".
Richard tomó el papel y dijo, "Déjalo en mis manos".