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Chapter 44 - Capítulo 8 Llamada desde la Prisión

Desde que estoy encerrado en este lugar, no he visto la luz del sol. Solo tenemos la luz de las lámparas del techo, las cuales NUNCA se apagan. Literalmente, no sabemos si es de día o de noche ni en qué hora vivimos. Al principio fue difícil acostumbrarse a dormir así, pero solo tienes que taparte la cabeza con algo de ropa y, con suerte, puedes conciliar el sueño.

 

La comida se entrega dos veces al día. Siempre es lo mismo: arroz, frijoles y un poco de queso de cabra. No nos alimentan con carne.

 

Siempre tenemos que devolver nuestros platos limpios o no nos darán la siguiente comida, y debemos lavarlos en la misma agua destinada para nuestro consumo diario. Sé que suena duro, pero te acostumbras.

 

En mi tiempo libre, me ejercito en el patio. Al principio fue difícil, ya que las miradas de los demás prisioneros eran muy hostiles, y siempre estaba atento para cuando me atacaran. Sin embargo, después de lo que le hice a Danan, los reclusos mantienen su distancia de mí.

 

El único que me habla es mi compañero de cuarto, Yuruba, un mestizo entre humano y demonio. "Oye, Yuruba, me llaman la atención tus tatuajes; son similares a los que vi en la gente de Cuencas".

 

Yuruba, con una sonrisa, me dice: "¿Has estado en Cuencas? Mi mamá me dijo que su padre nació en el país agrícola de Khisphe. Quiero ir, pero no he podido, y aquí encerrado dudo visitarlo algún día. Mi antiguo compañero de celda era originario de Khisphe. Él me hizo estos tatuajes con las cosas que mi mamá me contó de mi país. Básicamente, me tatué mi historia familiar".

 

Lo miro a los ojos y le digo: "Si pudiera llevarte a Cuencas, ¿estarías de acuerdo en servirme por el resto de tu vida?". Lo decía muy en serio, pero Yuruba, con una cara que dejaba claro que lo tomó como una broma, responde: "Con gusto sería tu esclavo si me sacaras de esta jaula". Entre risas, seguimos jugando a las cartas en nuestra celda. Así pasaron tres semanas, en las que no tuve noticias de mis compañeras.

 

 

Un día, mientras entrenaba en el patio, noté que unos prisioneros estaban peleando usando artes marciales. Aunque más que una pelea, parecía un entrenamiento. Solo usaban fuerza física, ya que en esta prisión está restringido el uso del mana de nuestros cuerpos.

 

En el techo, junto a los guardias, hay un gran cristal que absorbe la mana, dejando a los prisioneros a merced de los guardias, quienes tienen un artefacto en sus trajes que les permite evitar esta restricción de mana…

 

Por eso, los prisioneros no se meten con los guardias, pero a los guardias no les importa que los prisioneros se maten entre ellos. Igual, toda esa restricción no afecta mi vitalidad, pero no abusaré de esa ventaja o podría meterme en más problemas.

 

Quería entrenar también mis artes marciales, pero prefiero evitar acercarme a los otros prisioneros, ya que aquí hay gente encerrada por asesinato, secuestro y terrorismo. Curiosamente, yo también fui encerrado por esos mismos tres cargos... Mejor dejo de pensar en eso y sigo entrenando.

 

Interrumpiendo mi entrenamiento y mis pensamientos, llegó un nuevo prisionero. Se corrió el rumor en la prisión de que ese hombre era un jardinero de una familia de clase media que estaba enamorado de la hija de su patrón. Un día, cuando la chica estaba sola en su casa, el hombre se escabulló e intentó violarla, pero la esposa de su patrón llegó temprano y, al proteger a su hija, fue asesinada por el jardinero, quien luego huyó. Su jefe movió cielo y tierra para capturarlo, pero finalmente los caballeros lo apresaron antes de que su patrón lo encontrara.

 

Supongo que también fue su ex patrón quien pagó a los guardias para que difundieran su historia entre los prisioneros, ya que desde aquí abajo se pueden escuchar algunas conversaciones de los guardias. Curiosamente, relataron esa historia en voz alta.

 

 

Mientras me ejercitaba en medio del patio, ese mismo hombre de los rumores fue tirado al patio de nuestra prisión, aún con sus grilletes. Supongo que así tiran a todos los prisioneros; a mí me dejaron tres días con mis grilletes.

 

El hombre tenía una mirada muerta y estaba quieto, sin moverse. Supongo que Danan le dará la bienvenida… pero nadie se movió, y todos me miraron. Supongo que ahora yo tengo el trabajo de Danan. Me levanto, camino hacia el hombre, pongo mi mano en su cabeza y conjuro: "CURAR LA MENTE".

 

Vi los recuerdos del hombre: se crio en los barrios marginales de Dredprism. Supongo que la pobreza y la miseria son inherentes al ser humano, incluso en el imperio. Toda su vida, este hombre fue tratado como basura, pero un hombre le dio la oportunidad de tener una buena vida. Ese hombre era su patrón. Sin embargo, el jardinero no cambió; solo se contuvo.

 

Hasta que vio a la hija de su patrón, una mujercita de 13 años. Este hombre esperó su oportunidad para agredirla y violarla… y cuando tuvo la oportunidad, lo intentó. Pero su madre llegó a salvar a su pequeña niña, aunque eso le costara la vida.

 

Qué asco...

 

 

Ya vi suficiente. El hombre recupera la conciencia y me mira a la cara.

 

Digo: "Sé que tuviste una vida difícil, pero eso no te exime de tus pecados", aun después de curar su mente mantenía una mirada asustada, creo que sus instintos le advirtieron de mi enojo…

Sin dejarle hablar comienzo a golpearlo con todas mis fuerzas, escucho como se rompe su carne y se parten sus huesos, pero me aseguro de no dañar sus órganos.

Cuando sentía que podía matarlo, lo curaba y seguía golpeándolo…

Me aseguré de tomarme mi tiempo. No quería solo romper su cuerpo; quería romper su mente y su alma.

 

No me di cuenta de cuándo sucedió, pero todos los prisioneros nos rodearon mientras golpeaba a ese hombre, reunidos para presenciar mi cruel espectáculo.

 

Al final, terminé con mi mandil teñido de rojo. Cuando acabé, les dije a los prisioneros: "Ya terminé. Ahora continúen ustedes. No me importa si lo matan o lo salvan; eso queda en sus manos".

 

Me retiré a mi celda sin mirar atrás. Me quité la ropa y limpié la sangre. La dejé secando y me fui a dormir.

 

 

Al día siguiente, no vi rastro de ese hombre. No sé si sigue vivo, pero no me importa. Aunque, cuando fui a hacer ejercicio, ya no sentí miradas hostiles. Era como si me hubieran aceptado como un miembro más de este infame club.

 

Uno de los prisioneros que estaba entrenando artes marciales se acercó y me dijo: "Oye, lentes, ¿quieres entrenar conmigo?". Supongo que ahora me llaman lentes. No me importa.

 

"Sí, con gusto. Supongo que también quería pelear contigo", respondí.

 

El estilo de pelea de ese hombre era de artes marciales mixtas, usando técnicas de varias disciplinas. Su enfoque estaba claramente en matar, ya que siempre apuntaba a mis partes más vulnerables.

 

Era muy diferente a pelear con Chizze. Ella solo se concentraba en probar mi fuerza, pero nunca quiso dañarme de verdad. Este hombre, en cambio, me mataría si pudiera. Supongo que no está mal entrenar así de vez en cuando.

 

 

Después de un día de entrenamiento, fui a mi cuarto a dormir. Mi compañero de celda, Yuruba, al verme acostado en mi cama, me dijo: "Eres bueno peleando, pero no tienes mucho enfoque en tus ataques. Es casi como si solo te concentraras en dar un golpe y alejarte. ¿Tan letal puede ser que toques a una persona?".

 

Vaya, este tipo es muy observador. "Oye, Yuruba, ¿quieres probar tú mismo mis golpes?", le respondí. Yuruba aceptó mi desafío.

 

Al día siguiente, salió de nuestra celda. Creo que fue la primera vez que lo vi fuera desde que estoy bajo arresto. Los demás prisioneros lo miraban con miedo. No los culpo; el hecho de que Yuruba sea un hombre mitad demonio es algo aterrador.

 

Nos colocamos en medio del patio y comenzamos a intercambiar golpes. Los golpes de Yuruba eran dolorosos, aunque no intentaba matarme. Solo estaba jugando conmigo.

 

Veo que Yuruba es muy poderoso. ¿Cómo pudieron capturar a alguien tan fuerte? Estaba peleando con todo lo que podía, pero como no podía usar mi magia degenerativa en este entrenamiento, él tenía una clara ventaja.

 

La pelea terminó con una gran victoria de Yuruba. "Ester, creo que eres más fuerte de lo que demostraste en esta pelea. Te contuviste, pero no en tu fuerza física. Tienes otro tipo de fuerza, y me aterra solo imaginar de lo que eres capaz", me dijo.

 

Le respondí: "No digas tonterías, Yuruba. Tú fuiste quien se contuvo".

 

Nos dimos la mano mientras todos los prisioneros nos observaban.

 

 

Durante todo el tiempo que he estado encerrado en la prisión subterránea, la vida no se detuvo para mis compañeras.

 

Después de recibir la respuesta a la carta de Raiza, Richard se reunió con ellas. Richard fue a la mansión del general, donde todo el equipo de Raiza estaba reunido en el comedor, disfrutando del desayuno preparado por Seres. Richard aceptó desayunar con su hermana y sus amigas.

 

"Señorita Raiza, tengo la respuesta a la carta que le enviaste a Ester", dijo Richard mientras entregaba la carta. Raiza la tomó y la leyó en voz alta.

 

"Raiza, estoy bien. Puedo aguantar ese mes en prisión. Solo consigue información sobre un prisionero llamado Yuruba. También dile a Chizze y Yoko que estén tranquilas. Pronto volveremos a estar juntos."

 

Raiza comentó: "Supongo que ese tipo estará bien". Chizze lucía inquieta, pero Yoko tomó su mano para calmarla.

 

Richard acercó unos documentos para Chizze y Yoko y dijo: "Señoritas, traje los papeles para que se inscriban en la academia militar. Comenzarán a partir de mañana. Me gustaría acompañarlas, pero tomaré una semana de vacaciones, así que tendrán que arreglárselas solas".

 

Chizze puso su cara más seria y exclamó: "¡Chizze es fuerte, muy fuerte! Chizze será la más fuerte en la academia militar".

 

Yoko abrazó a Chizze y añadió: "Tranquilo, príncipe y hermano de Kharla. Yo me encargaré de que no se meta en problemas. Solo no te excedas con la dríade; toda mujer quiere algo de cariño, pero debe ser a su propio ritmo". En las últimas palabras, Yoko le guiñó un ojo al príncipe, y Richard solo pudo mirarla con la cara sonrojada.

 

Kharla se estaba riendo de la inocencia de su hermano, lo cual solo lo hizo sentir más avergonzado. Entonces Raiza aprovechó para darle una advertencia al príncipe: "Sé que Kharla confía en el clérigo y en usted, su majestad, pero igual prepararé mi plan B para rescatar a Ester. Espero que lo tengas en cuenta". Richard asintió con la cabeza y le pidió paciencia a Raiza, asegurándole que él se encargaría de sacar a Ester de la prisión subterránea sano y salvo.

 

Al día siguiente, Chizze y Yoko estaban listas para su primer día de clases. Se subieron a uno de los caballos y partieron rumbo a la academia militar, pero antes tuvieron que pasar por un peaje peatonal para caballos.

 

Yoko entendía las costumbres de la capital, pero Chizze no estaba familiarizada con ellas. Por eso, le preguntó a Yoko para qué era el dinero que había pagado al guardia peatonal.

 

"Mira, Chizze, los caballos hacen caca mientras caminan por la ciudad. En una ciudad pequeña, esa caca se puede usar como abono o quemarla para varios usos, pero en una gran ciudad con muchos caballos, esos usos se satisfacen rápidamente y el resto se convierte en basura apestosa. El dinero es para mantener las calles limpias y deshacerse de la caca sobrante".

 

Chizze no conocía muchas cosas de la capital, por lo que Yoko se convirtió en su guía y niñera, encargándose de cuidarla.

 

Una vez que entraron a la academia, se encontraron en una clase de entrenamientos físicos. Ambas se encontraban junto al maestro y frente a los demás alumnos. Se presentaron con sus nombres reales.

 

El maestro les dijo a sus estudiantes en voz alta: "Muchachos, denles la bienvenida a Chizze y Yoko. Ambas son recomendaciones del príncipe Richard, y la señorita Yoko es la cuñada del teniente Brikrats, uno de los mejores graduados de esta academia. Por favor sean educados con ellas".

 

Ambas mujeres se sintieron bienvenidas, aunque el entrenamiento no sería nada fácil.

 

Las dos habían entrado a una clase avanzada a mitad del semestre, literalmente en el salón de los estudiantes más fuertes, por petición del príncipe. Para evaluar su nivel, el maestro organizó un combate en equipos.

 

En una esquina del ring estaban Chizze y Yoko. En la otra, los mejores estudiantes de esa clase: un mago de soporte llamado Demian Morrison y su compañera, la soldado de armadura pesada Marian Meredith.

 

Demian era un hombre de cabello azul, con una mirada trastornada que disimulaba tras un par de lentes. Por su parte, Marian tenía cabello rubio rosado, era de baja estatura y su armadura emitía un aura aterradora, especialmente por la extraña calavera que decoraba el lado izquierdo de su casco.

 

Cuando comenzó la pelea, Yoko y Marian se atacaron mutuamente, ya que ambas eran los tanques de sus equipos. Con Marian ocupada, Chizze aprovechó para atacar a Demian.

 

El mago parecía indefenso sin la protección de su compañera. Chizze sacó sus garras y, de un solo movimiento, le hizo un corte profundo en el pecho. Salió mucha sangre, dejando una gran cicatriz, pero en ese instante, Demian conjuró una ráfaga de aire que le hizo varios cortes a Chizze.

 

Lo más sorprendente para ambas fue que la herida de Demian se curó de inmediato, y todo ese daño pasó a Marian.

 

Marian gritó de dolor, pero aun así logró hacer retroceder a Yoko con el peso de su armadura. El daño recibido incrementó su fuerza.

 

La mujer bestia le dijo a su compañera: "Escucha, Yoko, aunque sea un combate de práctica, derrotarlos no será fácil".

 

Yoko respondió: "Entiendo, Chizze, pero no los mates, o no podremos estudiar en la academia".

 

Demian, con una expresión engreída, comentó: "Vaya, las chicas nuevas son muy fuertes. Creo que deberíamos tomarnos esto más en serio, Marian".

 

El mago conjuró un tornado de viento y creó una armadura de aire que envolvió a Marian.

 

Marian arremetió contra Chizze. El golpe no tuvo mucha fuerza, pero el aura de viento que rodeaba a Marian lastimo gravemente a Chizze, provocándole más cortes en su cuerpo.

 

Al ver esto, Yoko usó su propio cuerpo para proteger a Chizze. Yoko recibió mucho daño, pero pudo resistir los ataques gracias a la fuerza de orco que había heredado de su madre.

 

Chizze concentró su fuerza en sus piernas y comenzó a dar vueltas alrededor del ring. Sabía que cualquier daño que le hiciera a Demian fortalecería a Marian, pero si atacaba a Marian, podría salir más herida. Por eso, utilizaba su velocidad para despistar a Demian.

 

Demian estaba algo asustado por la increíble velocidad de Chizze. "¿Qué estás planeando, mujer bestia? Sabes que no puedes dañarme".

 

De pronto, vio a Chizze agachada a la altura de sus rodillas, y ella respondió: "Lo sé. Chizze no debe matarte, solo incapacitarte".

 

Sin darle tiempo a reaccionar, Chizze le dio una patada que lo mandó volando hacia arriba. No era un ataque doloroso, pero lo alejaba de Marian. Chizze sospechaba que el poder de la armadura de viento tendría un límite de alcance, y tenía razón. Demian fue impulsado tan alto que el conjuro de la armadura de aire se desactivó.

 

Aprovechando esto, Yoko y Chizze lanzaron un ataque coordinado contra Marian, golpeándola en la cabeza y noqueándola. Así ganaron el combate.

 

Los compañeros de clase y el maestro quedaron asombrados por la fuerza de las nuevas estudiantes, especialmente cuando Demian cayó desde el cielo y Chizze lo atrapó, asegurándose de que estuviera a salvo, literalmente tenia Demian en sus brazos como una princesa de un cuento de hadas.

 

Ya en sus brazos, Chizze le sonrió a Demian y le dijo: "Chizze siente mucho haberte mandado a volar".

 

Demian miró a Chizze desde una perspectiva completamente diferente. Nunca había visto a una mujer de esa forma: fuerte, salvaje y femenina. Ese día, algo cambió dentro de él.

 

Mientras tanto, Yoko fue a revisar a Marian, quien estaba desmayada, pero bien. Solo estaba dormida.

 

Los magos curativos de la academia llegaron para sanar las heridas de los combatientes. Chizze fue la más afectada, ya que perdió mucha sangre. Por eso, le permitieron descansar el resto del día. Ambas habían demostrado que eran tan fuertes como los demás estudiantes, por lo que fueron bien recibidas en la academia. Sin embargo, tuvieron que salir temprano ese día para que Chizze pudiera recuperarse.

 

Yoko llevó a Chizze a caballo hasta la mansión del general. "Fue un día muy divertido, mujer bestia. Me doy cuenta de que, desde que te conocí, me he vuelto mucho más fuerte. Gracias, Chizze".

 

Chizze, agotada, abrazaba a Yoko con fuerza para no caerse del caballo. "Chizze también quiere mucho a Yoko. Chizze siempre será la primera esposa del amo, pero está feliz de que Yoko sea parte de nuestra familia".

 

Ese día, la relación entre Chizze y Yoko se fortaleció aún más.

 

Mientras Yoko y Chizze asistían a la academia militar, Raiza y Kharla realizaban su investigación sobre la cárcel subterránea. Querían asegurarse de que, si fallaban los planes de Darwin, tuvieran suficiente información para sacar a Ester por la fuerza… de ser necesario claro.

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