Chapter 18 - Epilogo – Fin del Volumen 1

No sé cómo llegué aquí.

Ahora estoy rodeado de todas las personas de la capital de Rusthia que me están celebrando como si fuera un héroe, a mí, el cardenal Darwin. Lo digo en serio; apenas puedo entender cómo llegué aquí.

 

Todo comenzó después del ataque al castillo real. Quería buscar a la princesa Kharla, pero una sirvienta artificial en un estado moribundo me rogó que ayudara al rey.

 

Cuando llegué hasta donde estaba el rey, él estaba debajo de un montón de escombros y solo sobrevivió porque su sirvienta artificial personal, que lo acompañaba, se aseguró de usar su cuerpo para protegerlo.

 

Tengo entendido que todas comparten una misma mente, por lo que la misma sirvienta que estaba hecha trizas y me pidió que lo ayudara es la misma sirvienta que protegió al rey, solo que en otro cuerpo.

 

Es increíble que esas cosas tengan tanta devoción por esta persona.

 

Saqué al rey de los escombros y usé mi magia curativa para mantenerlo vivo, ya que recibió algunos golpes y quería evitar conmociones internas en su cuerpo. Cuando terminé de brindarle primeros auxilios con la ayuda de su sirvienta personal —que curiosamente quedó casi intacta de la explosión y posterior derrumbe del techo— se nota que ella fue hecha con mejores materiales.

 

Como sea…

 

Con su ayuda llevé al rey a sus aposentos reales, mientras los demás sirvientes y soldados del castillo atendían a las demás víctimas de la explosión.

 

Ya en la cámara real, puse al rey en su cama y nuevamente me aseguré de que el rey estuviera a salvo bajo la atenta mirada de esa sirvienta. En verdad me da mucho miedo; siento que si accidentalmente fuera a lastimar al rey, esa cosa me mataría sin dudarlo.

 

Lo primero que hizo el rey al despertar fue buscar a su sirvienta artificial con la mirada.

 

"Amaria, ¿estás bien?" Así que esa sirvienta se llama Amaria, qué nombre tan tonto.

 

"Sí, mi rey, yo y las demás sirvientas estamos bien. Algunas recibimos algo de daño de la explosión, pero los herreros rúnicos pueden repararnos, aunque eso lo veremos más tarde. Ahora debe darle las gracias al cardenal Darwin".

 

El rey me miró con una cara amargada, como quien ve un pedazo de mierda en la suela del zapato.

 

"Darwin fue el hombre que lo trajo aquí sano y salvo. También intentó advertirnos de ese sujeto que hizo explotar el salón de eventos del palacio."

 

El rey calmó su expresión y me miró de una manera algo más amable, y me dijo: "¿Cuál era tu nombre completo?"

 

Respondí: "Me llamo Darwin de Ángelo, soy el cardenal que se encargaba de vigilar a la princesa Kharla Dante. Por cierto, está desaparecida; creo que deberíamos buscarla."

 

El rey solo escuchó lo que quiso y dijo: "Darwin de Ángelo, un gran nombre, un nombre digno de ser un santo de la iglesia. Quisiera darte un ascenso en recompensa por tu gran trabajo, pero el puesto de Papa de la iglesia está ocupado por el momento, así que puedo darte el título de Santo de Rusthia."

 

¿Qué demonios está diciendo este viejo loco? No quiero tan tonto premio, por no decir que suena como un sacrilegio.

 

"Muchas gracias, su majestad, pero no creo ser merecedor de tal título. Solo hice mi trabajo y fue solo porque su sirvienta me lo pidió en medio del caos de la explosión. Aun cuando estaba hecha pedazos, ella es quien realmente le salvó la vida y la verdadera merecedora de sus elogios."

 

Mientras hablo con el rey, siento que me desespero cada vez más y más. Solo quiero saber si Kharla se encuentra a salvo y no estar junto a este viejo loco.

 

El rey me responde:

 

"Estás tratando a mi Amaria y a sus hermanas como cualquier otra persona, y le acabas de demostrar mucho respeto. Eso es muy atípico.

Desde niño, me rodeé de mis sirvientas artificiales, y aun siendo un infante, noté que la gente en el palacio suele tomar distancia de ellas. No las ven como personas reales, aunque yo sé que tienen sentimientos como cualquier otra persona.

Eres la primera persona del palacio que lo nota. Eres especial, Darwin, y te daré el papel que te mereces."

 

Creo que este viejo loco se golpeó muy fuerte la cabeza. Todo lo que digo cae en oídos sordos.

 

 

Y así es como llegué aquí; ahora el mismo rey en persona me está proclamando Santo de Rusthia. Mis compañeros de la iglesia me miran con envidia y odio en sus ojos, ya que en teoría ahora tengo más autoridad que ellos, solo por debajo del papa.

 

Yo no quería esto, quiero irme a casa. Aunque usaré mi nueva autoridad para conseguir información del paradero de Kharla. Es la única persona desaparecida de esa fiesta; todas las demás personas fueron encontradas, ya sea muertas o heridas.

 

Solo ella no fue encontrada.

 

Por lo que no está muerta; en cambio, fue secuestrada. Los secuestradores deberían mantenerla viva. Solo hay que esperar que hagan sus demandas, y con la nueva autoridad que tengo, podré influir en decisiones que lleven a su rescate.

 

Pero espero que los secuestradores no tarden mucho en dictar sus demandas…

 

Que no sé cuánto tiempo podré soportar todas las estupideces del rey.…