Chapter 22 - Capítulo 3 Mi primera Chamba

Una vez finalizada mi corta visita a la iglesia, llegué a nuestra nueva casa.

 

Mis compañeras dejaron la puerta de la reja abierta, así que pude entrar sin problema y cerré la casa con candado.

Desde afuera, podía escuchar a las chicas discutir:

 

"La habitación más grande debe ser de mi amo."

"No estoy de acuerdo, la señora Raiza, como mujer, necesita más espacio."

"Eso es mentira, no ves que la jefa se quedó durmiendo en el sofá de la sala."

 

Ese par de idiotas se estaba peleando por una simple habitación. Ignorando su pelea, entré en silencio a la primera habitación que vi, me metí en la cama y dormí como una piedra.

 

 

Esa noche soñé que estaba tomando la mano de Amelia.

 

Creo que fue el día en que se perdió después de intentar escapar del orfanato. En esa época, Amelia era nueva en ese lugar y ella sí pudo conocer a su madre, a diferencia de mí, que nunca conocí a mis padres.

 

Ella aún no aceptaba la muerte de su madre y quiso escapar del orfanato para buscarla…

 

"Mamá, ¿dónde estás?" gritaba la pequeña Amelia mientras lloraba.

 

En su inocencia, la buscó en el pequeño bosque detrás del orfanato.

Sus gritos atrajeron a unos perros callejeros que asustaron mucho a la pequeña Amelia. Cuando los vio, salió corriendo, tropezando en el piso.

 

 

Yo solía jugar mucho en ese lugar y pude ver todo desde la distancia…

 

Fui corriendo y me puse entre ella y los perros. Para Amelia debió ser un momento aterrador; sí, esos perros daban miedo, pero eran muy dóciles.

 

"¡Fuera, perritos, fuera!" grité en voz alta.

 

Los perros movieron la cola y se fueron caminando.

Miré hacia atrás y Amelia estaba llorando y tenía las rodillas raspadas.

 

Tomé su mano y lentamente la llevé a la enfermería del orfanato, desinfecté sus raspones con alcohol y le puse vendas en las rodillas. Sé que le dolió, pero ella lo soportó como una campeona y me dio las gracias aún con lágrimas en los ojos.

 

Recuerdo ese momento con cariño, ya que fue la primera vez que curé a Amelia.

 

 

Me levanté escuchando un montón de ruido.

 

"Por Dios, que no estén peleando esas dos tontas de nuevo."

Noté el aroma de Chizze en mis sábanas, así que debió haberse metido en mi cama de nuevo, pero se levantó antes que yo…

 

 

"Oh, mierda, me levanté tarde. Debo ir a la empresa mercenaria. Ese tipo me dijo que fuera temprano."

 

Me vestí con mi traje de sacerdote y, cuando salí de la casa, vi algo que no me esperaba.

 

"Amo, ya despertó. Venga con nosotras. Estamos disfrutando de la piscina. También tenemos buen vino y muchos bocadillos para comer."

 

No me esperaba ver a mis tres compañeras en trajes de baño tomando sol en la piscina. Tenían toda una fiesta privada.

 

Chizze comía mientras disfrutaba del vino, Raiza se estaba bronceando y Kharla disfrutaba nadar en la piscina. Me sentí muy tentado de unirme a ellas…

 

"Lo siento, Chizze. Tengo planes. Creo que podría conseguir un trabajo en la empresa mercenaria nacional de Khisphe. Aunque no es seguro, creo que es mejor que vaya solo."

 

Raiza se quitó los lentes de sol, me miró a los ojos y preguntó: "¿Estás seguro de que puedes hacer esto solo?"

 

Respondí: "Por supuesto que sí. En el rescate de los ogros del bosque hiciste casi todo el trabajo. Puede que no tenga el don del héroe, pero puedo y quiero ser de más ayuda esta vez. También sé que estás cansada; te mereces una semana de descanso."

 

"Amo, ¿quiere que Chizze lo acompañe?" me preguntó Chizze con las orejas caídas.

"No, es mejor que yo vaya solo por ahora. Tal vez otro día necesite tu ayuda, pero hoy toma el día libre." Chizze comenzó a mover la cola.

 

"Muchas gracias, amo."

 

Kharla nos interrumpió: "Ten un lindo día, Ester. Nosotras disfrutaremos de la piscina por ti. Solo déjame ayudarte con una cosa…"

 

"Santa bendición que solo los fieles pueden apreciar, esa fortaleza invisible que nos brindas, ayuda a este simple mortal a superar las más grandes batallas. Fortaleza."

 

Kharla comenzó a recitar un conjuro y, cuando terminó, sentí que hizo algo a mi cuerpo.

 

"Acabo de mejorar tu percepción del ambiente. Ahora prestarás más atención a los detalles simples de forma automática, sin desgastarte. Eso te ayudará a conseguir información y podría ayudarte si te metes en problemas. Ahora sí, adiós, Ester," dijo Kharla mientras seguía disfrutando de la piscina.

 

 

Salí de casa y tomé un carruaje.

 

Le dije al conductor que me llevara a la empresa mercenaria nacional de Khisphe. Tomó una ruta algo extraña; creo que era una ruta turística, ya que noté que dio vueltas sin sentido.

 

Generalmente no notaría eso, pero creo que el conjuro de Kharla me hizo más consciente de mi entorno.

 

Una vez llegamos a la empresa mercenaria nacional de Khisphe, el conductor me dijo: "Ese fue un viaje de 40 minutos. Son 2 monedas de plata."

 

Tenía el dinero, pero no me gusta que me estafen.

"Es curioso, un conocido me dijo que este viaje solo me costaría unas monedas de cobre y noté que usó la ruta más larga para que el viaje durara más tiempo."

 

El conductor respondió:

"Debes estar confundido. Si tomé una ruta diferente, fue para evitar el tráfico. ¿Qué persona creería que un viaje en esta ciudad costaría solo unas monedas de cobre? ¿Qué idiota te diría eso?"

 

"Fue un tipo que me encontré en la iglesia. Tenía muchos tatuajes y dos cicatrices en la cara. Creo que se llama Rammus Essko… algo, no recuerdo bien."

 

Gracias a mi percepción, noté que el conductor se alteró y dijo: "¿Te refieres a Rammus Esskobar?"

 

"Ese era su nombre, pero no sé si sea el mismo sujeto que tú piensas o si ese nombre no es muy común."

 

El conductor dijo:

"Ya escuché suficiente. Bájate de mí carruaje y págame lo que se te dé la gana, pero bájate."

Noté el miedo del conductor. Como no tenía cambio, saqué una moneda de plata, se la entregué al conductor y salió a toda prisa.

 

Creo que dije algo que no debía decir…

 

Entré a las oficinas de la empresa mercenaria nacional de Khisphe. Por dentro parecía una oficina burocrática común y corriente; no vi nada especial en este lugar.

 

Me acerqué a la recepcionista y pregunté por ofertas de trabajo.

 

"Caballero, las entrevistas de trabajo eran más temprano. Ya es algo tarde. ¿Podría venir mañana a una mejor hora?"

 

En ese momento pensé que debí haberme quedado en la piscina.

 

La recepcionista continuó hablando: "Si gusta, podría dejarme su nombre y, si tiene una recomendación de alguna persona, también deme su nombre."

 

Dudé un poco, pero dije:

"Me llamo Ester, soy un aventurero de Plata 2, y un hombre del que no soy amigo, solo lo conocí ayer en una iglesia, me recomendó que viniera. No somos amigos ni nada."

 

La recepcionista puso una cara de -Ya dime su nombre rápido, no me hagas perder el tiempo. -

 

"Me dijo que se llama Rammus Esskobar."

 

La recepcionista puso una cara seria y dijo: "¿Seguro que dices la verdad?" Yo mantuve mi cara seria. "Espera aquí un segundo." Me dijo eso y se fue dentro de una oficina dejándome solo por unos 10 minutos.

 

Volvió con unos formularios y me dijo: "Pon tus datos en esos papeles y, cuando termines, tendrás un examen práctico." Hice caso y llené todos los documentos.

 

Después de toda la burocracia, me llevaron a un pequeño coliseo privado que estaba dentro de este gremio, donde había un supervisor. Él estaba leyendo mis datos y me dijo:

 

"Te llamas Ester, sacerdote y aventurero. Puedes sernos útil, pero necesitamos hombres que puedan pelear. Tendremos un combate. Si logras derrotarme, te aprobaré para que seas un pasante. Si consigues un buen desempeño como pasante, seguro te contrataremos."

 

El supervisor me dio una espada de madera y él tomó otra.

 

"Señor, yo no soy bueno con la espada. Me siento más cómodo peleando solo con mis manos."

 

"Como gustes, niño, solo no te quejes después." Para este combate no tengo que usar mi magia degenerativa a menos que sea muy necesario…

 

Entonces el supervisor marcó el inicio del combate.

 

Sus movimientos eran buenos, pero llevo entrenando con Chizze mucho tiempo y no se compara con ella, ni mucho menos con Raiza…

 

Gracias a la magia que aplicó Kharla en mí, puedo ver claramente sus movimientos y mi cuerpo puede seguirle el ritmo a mis ojos. Solo me dedico a esquivar sus golpes sin lastimarlo.

 

"Nada mal, niño, pero si no me ganas, no te contrataremos." En ese momento noté que se distrajo un poco, así que golpeé sus rodillas, haciendo que cayera al suelo, y con su misma espada de madera le apunté al cuello.

 

"Espera, ¿en qué momento hiciste eso? Yo tenía esa espada en mis manos. No lo puedo creer. Seguro eres un sacerdote de esos que curan heridas. Para mí que eres de los que las provocan."

 

Noté que sus piernas estaban heridas. No usé mucha fuerza, pero creo que cayó de una mala forma, así que puse mis manos en sus piernas y empecé a conjurar magia curativa.

 

"Curación",

 

Mi magia sagrada cura lentamente las rodillas del instructor mientras este hombre me mira asombrado.

 

"Vaya, retiro lo dicho. Sí sabes curar heridas."

 

"Buen trabajo, Ester", dijo un hombre entrando al lugar de nuestra prueba.

 

"Jefe, estaba terminando su examen…"

 

El hombre interrumpe al supervisor.

"Tú tranquilo, lo vi todo. Hasta vi que llegaste tarde a la prueba, Ester. Sabes que, como fui yo quien te recomendó, me haces quedar muy mal."

 

Recién reconocí que ese hombre era el mismo sujeto que vi ayer en la iglesia: Rammus Esskobar.

 

Rammus apartó al supervisor de la arena de combate y dijo: "Ahora me toca a mí probar de lo que eres capaz. El primero en recibir un golpe pierde. Sencillo, ¿no crees?"

 

El supervisor fue relativamente fácil, pero Rammus no se ve como un sujeto cualquiera; ese hombre es fuerte.

 

El supervisor dio el aviso para iniciar el combate.

Pude verlo todo. Vi cómo Rammus salió de mi vista y, antes de siquiera buscarlo, recibí un ligero golpe en la cabeza.

 

"Perdiste, Ester. Lástima, pensé que encontraría a alguien que pudiera pelear a mi nivel. Aunque noté que viste mis movimientos, tus ojos pudieron seguirme, pero solo tus ojos… es suficiente para mí. Pasaste."

 

Y en ese momento conseguí mi primer trabajo formal.

 

 

Después del examen y de terminar algo de papeleo, me entregaron una placa que puse en mi pecho del lado derecho.

 

"Esa es tu placa del gremio, aunque es la que le damos a los pasantes. Ahora tendré que darte tu primer trabajo."

 

Al parecer, Rammus es un alto mando del gremio de mercenarios, y supongo que es raro que dé trabajos personalmente a un simple pasante.

 

"Ester, antes de darte tu trabajo, déjame decirte una cosa. Los mercenarios podemos trabajar en nombre de la ley, pero la diferencia entre nosotros y la policía pública es que nosotros elegimos nuestros trabajos y cómo resolverlos.

Quiero que tengas eso en mente. Ahora, ten tu primer trabajo, del cual no puedes negarte porque eres un simple pasante y debes obedecerme."

 

 

Vaya forma de arruinar tu pequeño monólogo. Obviamente, no diré eso. Solo me quedaré en silencio mientras muevo la cabeza en señal de aprobación.

 

"El trabajo es simple: hay que desalojar a una familia de una casa. Al parecer, un miembro de esa familia contrajo deudas y escapó, así que el dueño de esa deuda tiene derecho a que le devuelvan su dinero. Por ese motivo, tenemos el trabajo de recuperar su dinero. En estos documentos están los detalles. Ahora vete y recuerda: tienes hasta pasado mañana para traerme resultados."

 

Tomé los documentos y me dirigí a la dirección de la casa. Esta vez, gracias a mi placa del gremio de mercenarios, el conductor de mi carruaje me llevó por la ruta más corta y me cobró el precio justo.