Chapter 8 - Capítulo 7 Una mano amiga

Apenas pude entender la petición de Raiza…

 

¿Porque alguien querría usar mi magia degenerativa en su cuerpo?

 

Casi leyendo mi mente, Raiza dijo:

 

"Vi en tus recuerdos que recuperas tu vitalidad cuando usas esa magia degenerativa en un individuo. Úsala en mí para que te recuperes más rápido".

 

Al principio dudé, pero notando la determinación en los ojos de Raiza, me puse mis nuevos guantes y me acomodé las gafas.

 

No estaba seguro de hacer esto, pero en el peor de los casos yo mismo podría curarla, así que tomé su única mano y recité mi magia degenerativa:

 

"Destrucción Celular".

 

Usé muy poca vitalidad en ese conjuro porque no quería dañarla. Cuando ya le había hecho un daño considerable, detuve el efecto de mi conjuro.

 

Recuperé un poco de mi vitalidad y vi que Raiza miraba su brazo con mucha curiosidad, el cual estaba en un estado lamentable debido a mi magia.

 

Pero entonces, para mi sorpresa, noté que su brazo se estaba curando de la magia degenerativa por sí solo. Me recordó a Yubel.

 

Su cuerpo reaccionaba igual a mi magia. Me pregunto si tendrá algo que ver con el don del Héroe. Entonces, ¿hay dos héroes? Pero eso no debería ser posible…

 

Raiza exclamó en voz baja: "Así que tenía razón… Aún no puedo creer lo que te hizo Kang a tus amigos y a ti".

 

No entendí muy bien lo que decía, pero entonces ella dijo en voz alta: "Ester, usa tu magia degenerativa en mí hasta que recuperes tu fuerza, ya que será necesaria".

 

 

Después de ese intercambio de palabras, logré recuperar mi vitalidad usando el cuerpo de Raiza.

 

Pude ver que mi magia degenerativa le causaba mucho dolor, pero ella estaba dispuesta a pasar por todo eso, ya que no teníamos tiempo que perder...

 

Una vez que estaba recuperado, era hora de devolverle el favor a esa elfa mandona… así que tocaba implantarle la prótesis del brazo derecho a Raiza.

 

Cuando salimos de la habitación del Taller de Ellen, me esperaba un desayuno ligero: una pieza de pan, un trozo de carne y un vaso de café cargado. Lo terminé rápidamente mientras en la otra habitación Ellen estaba preparando la cirugía para implantar la prótesis en Raiza…

 

Terminé de comer muy rápido y fui a la habitación ya preparada para la cirugía.

 

Raiza estaba acostada en una camilla y al lado de ella había una gran mesa llena de herramientas de herrero y una gran variedad de herramientas médicas.

 

En medio de todas las herramientas estaba la prótesis de su brazo derecho. Recuerdo que la última vez que curé a Raiza, ese brazo se negó a regenerarse y todavía tengo la imagen mental de cómo encontré a Raiza ese día...

 

En verdad era una mujer muy fuerte para sobrevivir a todo eso y querer seguir peleando...

 

Con todo listo, comenzamos la cirugía. Durante todo este proceso, Raiza estuvo despierta y consciente, ya que ella quería ver cómo conectaban la prótesis a su cuerpo.

 

El proceso es muy similar a una cirugía común y corriente.

 

El brazo prostético es una recreación de un brazo real con nervios y músculos, todo hecho con ingeniería rúnica, por lo que es muy similar al proceso de reconectar un brazo cortado de una persona que lo perdió...

 

Aunque claro, aquí mi magia curativa no haría las cosas por sí sola. Ahora me tocaba a mí conectar los nervios de su muñón cortado al brazo prostético uno por uno, y también debería conectar los vasos sanguíneos, ya que esta prótesis estaba hecha para que el flujo de sangre pasara por la prótesis como con un brazo real, para que así pudiera usar magia aún con este nuevo brazo.

 

Durante la cirugía, Ellen era el encargado de supervisar el correcto funcionamiento del brazo y yo lo ayudaba controlando el sangrado. Necesité algo de su ayuda uniendo los huesos de Raiza con el esqueleto de la prótesis.

 

Lo que más nos tomó tiempo fue unir todos los nervios al cuerpo con los nervios artificiales de la prótesis, ya que eso tenía que hacerlo completamente solo…

 

Después de 10 horas de cirugía, terminamos. Ellen y yo estábamos exhaustos. Apenas terminamos, ni siquiera nos lavamos la sangre de nuestras batas quirúrgicas.

 

Solo nos sentamos en nuestras sillas mientras bebíamos algo de café frío…

 

"Jovencito, eres muy buen mago curativo. Generalmente los tuyos no suelen estudiar tanto el sistema nervioso o cómo conectar los vasos sanguíneos. Cuando he tenido que instalar prótesis en personas, solo me limito a entregar las prótesis y me niego a trabajar en este tipo de cirugías, ya que no hay mucha gente sabia en la materia fuera de algunos nobles, pero tú eres una grata excepción".

 

Mientras charlábamos, Raiza se levantó de la camilla y comenzó a mover su nuevo brazo. Esta prótesis era mucho más fuerte que un brazo normal, ya que quienes suelen comprar este tipo de prótesis son personas de cuerpos débiles que quieren fortalecerse en poco tiempo.

 

Por lo que están hechas para usarse en batalla…

 

"Raiza, intenta no usar mucho esa prótesis. Necesitarás algo de tiempo para que tu cuerpo acepte por completo tu nuevo brazo derecho, así que evita pelear y solo dedícate a hacer ejercicios simples".

 

Raiza miró a Ellen después de que terminó de hablarle y respondió: "Muchas gracias, Ellen, este es tu mejor trabajo".

 

"Claro que lo es, y cuando cortes la cabeza del rey demonio con ese mismo brazo, yo seré un herrero legendario, así que más te vale no morir".

 

Ahora era momento de su tiempo de recuperación, aunque el más cansado era Ellen, ya que después del torneo recibió muchos pedidos de armas y encargos personalizados.

 

Pero primero tenía que terminar con el resto del encargo de Raiza, ya que no solo le pidió el brazo prostético, también necesitaba una armadura y una espada digna del héroe, por lo cual estará muy ocupado estos días…

 

En cuanto a nosotros, ya con la recompensa del torneo, el dinero de la recolección de materiales, el dinero que le robamos a los bandidos y las ganancias de apostar por nosotros en el torneo, restándole los honorarios de Ellen, tenemos 27 monedas de oro, 80 de plata y 280 de cobre.

 

Y pensar que todo esto comenzó porque tenía 5 monedas de plata en mis bolsillos, es surrealista y una prueba de todo lo que hemos tenido que pasar en este corto pero intenso viaje.

 

El cual apenas comienza…

 

...

 

...

 

...

 

Hola, me llamo Shiva, soy una hermosa dragona de fuego, más específicamente el dragón de la sabiduría.

 

Me encanta recolectar libros y llevarlos a mi nido. Mi nido se encuentra entre tres países: el reino de Rusthia, el territorio de Titánica y los países bajos del sur. En la zona donde vivo solo hay monstruos, por lo que no suelo ver razas humanoides. Así que cuando necesito libros, tengo que visitar uno de los tres países. Suelo ir mucho al territorio de Titánica, pero no es una zona rica en literatura.

 

En los países bajos del Sur, los libros son un tesoro y no es buena idea ir por ellos…

 

Y el reino de Rusthia es muy similar, pero si cruzo ese país puedo llegar a la zona de libre comercio de Zhanty.

 

Ese era mi objetivo: ir a Zhanty a comprar libros. Solo tenía que intercambiar algunas escamas con algún herrero y el resto sería fácil. El problema era llegar ahí…

 

A los humanos de Rusthia no les agradan los dragones, y siempre que miraba humanos solían ser hostiles.

 

Digo, nadie intentó hablar conmigo antes de atacarme, hasta que conocí al equipo de Amelia. Estaban en un carruaje conducido por un idiota que intentó atacarme y, claro, lo devoré junto a su caballo.

 

Entonces, Amelia y su equipo decidieron enfrentarme.

 

Noté que el hombre llamado Yubel sería un gran problema, y lo mandé lejos para ocuparme de los más débiles… pero antes de matarlos, Amelia habló de un hombre llamado Ester.

 

Un hombre con conflictos por el largo de su pene. En verdad no entiendo a los humanos que se preocupan por cosas sin importancia…

 

Pero no me pude aguantar la risa y le pedí a Amelia que me contara la historia completa. Eso satisfacía mi curiosidad, ya que era esa curiosidad lo que me mueve…

 

Cuando terminó su historia, ya no sentía hostilidad alguna por ellos y decidí unirme a su aventura. No me interesa su conflicto con el Señor Demonio, pero quería conocer a Ester y reírme en su cara.

 

Ya pasaron dos días desde que me uní a su equipo. Noto una vibra rara en el ambiente, creo que la falta de Ester los afectó. Me pregunto si con Ester me habrían derrotado…

 

Mientras pensaba en eso, llegamos a uno de los tres pueblos que están de camino a Zhanty. Hay un camino más corto a Zhanty que es usado por comerciantes, pero hay que llevar muchas provisiones para tener un viaje óptimo.

 

Por lo que, para pequeños equipos como el nuestro, es mejor pasar entre estos pueblos para poder reabastecerse y hacer algo de comercio…

 

Si me lo preguntas… a mí no me interesa nada en este pueblo humano… hasta que a lo lejos veo a una niña aparentemente escribiendo en una libreta.

 

Tenía curiosidad por el contenido de aquella libreta y me acerqué a la niña y le pregunté si podía ver la libreta. La niña me miró y aceptó de buena gana…

 

"Hermana mayor, te dejaré ver mi libreta, pero solo si prometes hacerme un pequeño favor". Le dije que sí sin pensarlo mucho, ya que solo quería satisfacer mi curiosidad.

 

Tomé la libreta y miré su contenido. Para mi sorpresa, no había palabras en la libreta, solo había dibujos de plantas, animales y gente. No era nada del otro mundo, solo un libro para colorear.

 

Algo decepcionada y con la curiosidad satisfecha, quería irme, pero la pequeña niña me dijo, "Ahora quédate quieta, quiero dibujarte".

 

No quería hacerlo, pero hice una promesa y mi deber es honrar mi palabra… así que de mala gana me senté en el suelo y me quedé quieta esperando a que la niña me dibujara rápido para poder irme.

 

Noté que a lo lejos Amelia y sus amigos me miraban mientras se reían.

 

Estaba algo avergonzada, pero esa fue la primera vez que vi sonreír a Amelia después de cómo lloró cuando los abandonó Ester...

 

 

Después de algunos minutos que se sintieron horas, la niña terminó de dibujar y con una sonrisa en su cara me mostró su dibujo…

 

Era una mujer de pelo rosa y ojos de reptil. No era mi mejor imagen, pero por alguna razón me hizo algo feliz ver mi dibujo.

 

Le di las gracias a la niña y busqué a Amelia y su equipo en la posada del pequeño pueblo.

 

Cuando llegué a la posada, solo vi a Amelia comiendo algo de carne y frutas, una combinación rara, pero no la iba a juzgar.

Me senté en la mesa y pedí lo mismo que ella.

 

Le pregunté por los otros dos miembros del grupo. Amelia me respondió:

 

"Fueron a hablar con el jefe de la aldea. Siempre que pasamos por un pueblo buscamos encargos y, si está dentro de nuestras posibilidades, los ayudamos pidiendo alguna recompensa. No tiene que ser mucho, con que se nos trate bien estamos conformes".

 

Una vez que inicié a comer, Yubel y Eduard llegaron a nuestra mesa.

 

Yubel habló:

"El jefe de la aldea nos comentó que en los alrededores del pueblo hay bandidos. Ellos aún no han atacado al pueblo, pero dice que tengamos cuidado si salimos del pueblo. También le pregunté por trabajos para aventureros, pero solo había pedidos de materias o subyugar alguna bestia en los bosques no tan cercanos de esta zona. No hay una invasión de goblins, así que creo que podremos dormir tranquilos esta noche".

 

Dejamos nuestro caballo y la carreta en el establo y nos fuimos a nuestras habitaciones a dormir. Yo compartía un cuarto con Amelia, mientras que Yubel y Eduard dormían en la habitación contigua.

 

Dormí plácidamente esa noche… o eso me gustaría decir.

 

Me despertaron unos gritos y sentí cenizas en el aire. Pensé que había quemado la habitación con mi aliento volcánico mientras dormía, pero no fui yo.

 

Inmediatamente desperté a Amelia. Cuando salimos, Yubel y Eduard nos esperaban afuera del cuarto, creo que también se acababan de levantar.

 

Salimos de la posada y vimos que varias casas tenían fuego saliendo de sus techos. Era un verdadero incendio.

 

Al ver tal desastre, mis compañeros inmediatamente comenzaron a ayudar a las personas del pueblo.

 

Yo solo los miraba indiferente. Yubel y Eduard evacuaban a las personas a la plaza y Amelia, con su magia de hielo, convocó una brisa helada para acabar con las llamas.

 

Parecía que todo estaba bajo control hasta que escuché a una mujer llorar, "¿Dónde está mi hija?", y más personas expresaban la misma preocupación.

 

Ya que en el ajetreo de evacuar a las personas, algunas no notaron la falta de miembros de su familia, ya que la mayoría eran familias con varios hijos… y solo en ese momento se dieron cuenta de que varios niños estaban desaparecidos. Es entendible que no se percataran hasta estar todos a salvo.

 

Entonces escuché a una mujer a lo lejos pedir ayuda. En esa zona no había llegado el fuego y me dio curiosidad por qué estaba pidiendo ayuda.

 

Sin mucha prisa, fui hasta el origen de los gritos de la señora, la cual estaba forcejeando con un hombre que no recuerdo haber visto en este pueblo.

 

Cuando ellos me vieron, aquel hombre se echó a correr, y noté que la mujer estaba defendiendo a una pequeña niña que se ocultaba en la espalda de la mujer. Creo que el hombre quería hacerle daño o algo así…

 

Igual, el hombre se había ido y ellas estaban a salvo, por lo que ya no tenía nada más que hacer aquí… o eso pensé… pero entonces la niña me gritó, "Ayuda, esos hombres se llevaron a mi hermana".

 

La verdad, sentí mucha indiferencia a sus palabras.

 

No me juzgues, odio involucrarme en conflictos humanos…

 

Hasta que me fijé en la libreta que sostenía la niña. Tenía algo de sangre en la cubierta de la libreta… yo conocía esa libreta. Se la quité a la niña y miré su interior. Era mi dibujo, pero estaba algo más avanzado. Mi cara tenía más color y había dibujado un campo de flores en el fondo.

 

Pensé que era un hermoso dibujo…

 

En ese momento, la niña a mis pies comenzó a llorar mientras la madre la abrazaba. Ambas temblaban de miedo.

 

No sé qué las asustaba hasta que toqué mi cara y, solo con el tacto, sentí que estaba haciendo una cara de verdadero odio.

 

"No se vale, yo odio meterme en este tipo de problemas… todo es tu culpa… tu puta culpa"...

 

Hace tiempo que no sentía odio por un ser humano. En verdad quería matar a esos hombres que dañaron a esa niña.

 

Mi única pista era el sujeto que hace poco acababa de forcejear con la madre de las niñas.

 

Con mi olfato seguí su nauseabundo olor. Aparté a la mujer y su madre de mis piernas y comencé a correr…

 

Para llegar más rápido, usé mis alas de dragón aun en mi forma humana. Por las prisas, rompí mi camisa, pero no podría importarme menos.

 

Con la velocidad que me daban mis alas, corté las distancias y alcancé a ver a ese hombre…

 

Saqué mis garras y le corté las piernas en el área de los tobillos. Fue un corte tan perfecto que no estaba sangrando, ya que me aseguré de no cortar ningún vaso sanguíneo. Igual, supongo que le debió doler porque el hombre estaba llorando en el piso, pero tapé su boca ya que sus chillidos me estaban poniendo de mal humor y le pregunté:

 

"¿Dónde están las niñas que secuestraron? Si no me lo dices, te cortaré en pedacitos sin matarte. Sé de anatomía humana, sé cómo dañarte sin dejarte morir. Primero quebraré tu espíritu y luego terminaré de quebrar tu cuerpo… tú dime cuánto quieres sufrir".

 

El hombre, con los ojos llorosos, asentía en señal de aprobación. Sacó un mapa de su bolsillo y señaló una formación de piedras. También noté que ese mapa tenía otros olores, así que, aunque la información fuera falsa, solo con eso podría rastrear a sus compañeros.

 

"No me mates, solo seguía órdenes de ese sádico hijo de puta. Si no lo hacía, él me mataría…".

 

No necesitaba sus excusas, por lo que solo apreté su cabeza para que se callara y lo dejé tirado en el bosque.

 

Siguiendo sus indicaciones y los olores, inmediatamente fui a buscar a los secuestradores, dejando a ese hombre a su suerte.

 

Igual, dudo que sobreviva mucho tiempo sin piernas en un bosque lleno de bestias salvajes.

 

Siguiendo el rastro de ese mapa, llegué a ver en el suelo algunas marcas de una carreta. Ahí debieron llevar a las niñas secuestradas. Seguí ese rastro a toda velocidad, llegando a una cueva que tenía dos guardianes en su entrada…

 

Esos hombres me quedaron mirando, pero no podía importarme menos. Lentamente fui caminando hacia ellos y escuché a uno de ellos gritar:

 

"Oye jovencita, ¿te perdiste en el bosque? Porque, ¿sabes? A nosotros nos excitan mucho las semihumanas como tú".

 

Como tenía la camisa rota, noté que esos sujetos miraban mis senos… bueno, fue lo último que miraron en sus miserables vidas…

 

En un movimiento de mis garras, corté sus cabezas. El corte fue limpio; nuevamente no corté ningún vaso sanguíneo. Esas cabezas aún seguían vivas cuando tocaron el suelo y notaba cómo me miraban. Sus ojos estaban llenos de terror, pero no iba a gastar más tiempo viendo su miserable muerte y procedí a entrar en la cueva, sin esperarme la repugnante escena que me esperaba.

 

Cuando entré al escondite de los bandidos, vi algo que me asqueó…

 

Un montón de hombres viejos sucios y asquerosos queriendo intimar con las niñas secuestradas.

Ya estaba enojada, pero después de eso decidí que no iba a matarlos… la muerte sería una dulce recompensa después de lo que les espera…

 

Un hombre que intenta desvestir a una niña logro verme a los ojos, pero ni siquiera pudo alertar a sus compañeros ya que antes de darse cuenta a ese sujeto le corte los brazos y piernas dejando su torso y cabeza intactos.

 

"Arrastrarte por el suelo como el miserable gusano que eres no parece un mal destino para alguien de tu calaña".

 

Ese hombre comenzó a gritar de dolor llamando la atención de los demás sujetos, los cuales incrédulos soltaron a las niñas y los más hábiles intentaron ir en busca de sus armas…

Pero ya era tarde… procedí a hacer lo mismo con cada uno de ellos, los más fuertes fueron los primeros en perder sus brazos y piernas y los más débiles solo esperaron su destino quietos presas del miedo.

 

Los dos hombres de la puerta tuvieron suerte, murieron rápidamente sin sentir dolor… en cambio los 15 sujetos dentro de la cueva era todo lo contrario…

 

No estaban muertos pero el estado de sus cuerpos los hacia llorar y suplicar, apenas se entendían sus quejidos, pero los ignore no merecían más de mi tiempo estos gusanos humanos…

 

Miré entre las niñas que estaban junto a esos hombres, pero no encontré a aquella niña que me hizo el dibujo. Quería preguntarles a las niñas si alguna sabía algo de esa niña dibujante, pero todas estaban muy asustadas y algunas estaban llorando, ya que no sabían que vine aquí para salvarlas.

 

Pero una niña se armó de valor y me gritó:

 

"Por favor, ayuda a mi amiga. A ella se la llevaron al fondo de la cueva".

 

Sin perder tiempo, fui corriendo al fondo de la cueva. Cuando llegué allí, había una habitación con una puerta de hierro rodeada por unas celdas vacías.

 

Tumbe la puerta y sí… la vi. La niña estaba en una mesa de operaciones junto a un hombre mayor, casi anciano, que dijo:

 

"Tú debes ser la cosa que masacró a mis hombres". Sin mediar palabra, intenté cortar su cabeza, pero sacó una espada y frenó mi ataque.

 

El hombre dijo: "Vaya, veo que no sabes hablar. Por tus ojos y garras, debes ser de la tribu de los dragones. ¿Qué hice yo para ganarme la ira de un dragón?".

 

Entonces apuntó una espada al cuello de la niña. Ella seguía viva encima de esa mesa. Por la decoración de este cuarto, era obvio que era una cámara de tortura.

 

Temiendo que si hacía un movimiento innecesario él mataría a esa niña, me quedé quieta.

 

El hombre vio mi titubeo y me dijo:

 

"Habla o le corto el cuello a la niña. Es obvio que vienes por ella, y si muere, todo será en vano para ti".

 

A regañadientes respondí: "No quiero hablar con bestias como tú. He visto a los de tu clase antes; no hay diferencia entre tú, demonios o bestias salvajes… por no decir que te veo peor que ellos".

 

El hombre respondió: "Eso me ofende, gatita. Bueno, supongo que mi jueguito se acabó. Pensaba vender a esas niñas como esclavas en la capital de Rusthia, pero mis planes se vieron truncados. Ahora dudo salir con vida de aquí… Hagamos un trato: dame tu palabra de que no me harás daño y no lastimaré a esa niña. Sé que los dragones no faltan a su palabra. Promételo y me iré; no volveré por estas tierras, ya que lo consideraré tu territorio".

 

Sentí asco de pensar en hacerle una promesa a ese hombre, pero no tenía otra opción…

 

"Lo prometo. No te mataré ni te lastimaré, pero no puedes llevarte nada de esta cueva".

 

El hombre respondió: "Oh, chica lista. Quieres que sea yo quien rompa mi palabra para que puedas matarme sin ninguna culpa. Me parece perfecto; quédate con mis hombres y la mercancía. Mi vida vale más que eso".

 

El hombre se alejó de la niña y se dirigió afuera de la cueva. Normalmente hubiera intentado dañarlo de alguna manera, pero debido a mi juramento solo pude escribir unas palabras en su pecho sin que este se diera cuenta.

 

Cuando el hombre salió de la cueva, temblaba de miedo al ver a sus hombres mutilados revolcándose en el piso. Pero no podía ayudarlos o la dragona le haría lo mismo.

 

Al salir de la cueva, vio a un hombre de largo cabello azul con un hacha de mango largo en su mano, y sin mediar palabra, el joven lo atacó tan rápido que no pudo defenderse y fue cortado por la mitad, dividiendo su cabeza en dos.

 

Mientras Yubel miraba el cuerpo del hombre, notó que estaba escrito con sangre humana en el pecho del hombre:

 

"Este hombre es el jefe. Mátalo, musculitos".

 

Yubel miró el cuerpo sin vida del hombre y continuó hablando:

 

"Así que esa dragona se dio cuenta de que la estaba persiguiendo todo este tiempo".

 

Yubel también escuchó los gritos de la madre que llamaron la atención de Shiva, pero ella fue tan rápida que Yubel solo la siguió tomando una gran distancia. Shiva notó esto, pero no le importó que Yubel la siguiera. Al final, le vino muy útil.

 

 

Cuando salía de la cámara de tortura con la niña desmayada en mis brazos, vi que las demás niñas ya no estaban en la cueva. Solo quedaban los restos humanos de los bandidos aún con vida, retorciéndose de dolor.

 

Al salir de la cueva, vi el cuerpo de ese hombre decapitado en el suelo.

 

"No lloren, niñas. Esa mujer es mi compañera y nosotros venimos a salvarlas, así que dejen de llorar".

 

Yubel estaba consolando a las niñas con una gran sonrisa en su cara que calmaba sus corazones, y hasta algunas se sonrojaron. Qué bueno que ese tonto quiso seguirme. Admito que me ayudó bastante al final.

 

 

Ya con los bandidos subyugados, trepamos a las niñas secuestradas al carruaje de los bandidos, mientras que los bandidos mutilados fueron abandonados a su suerte como castigo.

 

 

Una vez en la aldea, los padres estaban contentos de recuperar a sus hijas y el jefe de la aldea quiso agradecerle personalmente a Yubel, pero a mí no me importaba eso…

 

Fui rumbo a la casa de esa madre para devolverle personalmente a su hija. Cuando llegué a la puerta de su casa, todavía la escuchaba llorar.

 

"Abran la puerta rápido", grité, ya que tenía las manos ocupadas. La madre seguía llorando, pero noté que la misma niña que me pidió que buscara a su hermana me abrió la puerta.

 

"Mamá, mi hermana está aquí. Ya no llores, por favor".

 

Con esas palabras, la mujer fue a la puerta y entre lágrimas le entregué a su hija sana y salva. "Gracias por mi hija, en verdad gracias".

 

Apenas le podía entender sus palabras a esa mujer, que todavía seguía llorando, y su otra hija me abrazó mientras me daba también las gracias.

 

Después de dejar a la niña aún inconsciente con su madre, fui a nuestra posada, donde dormí como una piedra sin siquiera intercambiar palabras con nadie más, ya que me encontraba emocionalmente agotada.

 

 

Al día siguiente, ya era tiempo de retirarse y continuar nuestro viaje.

 

Los ciudadanos nos recompensaron con mucha comida para el viaje, pero cuando estábamos a punto de retirarnos, la misma señora de ayer, la madre de esas dos niñas, se acercó a mi carreta para despedirse de mí.

 

"Señora Shiva, muchas gracias por rescatar a mi hija y proteger este pueblo. No me alcanzará mi vida para agradecerle por lo que hizo por todos nosotros anoche".

 

La señora continuó hablando. Creo que aún estaba conmocionada, así que la dejé desahogarse…

 

También me dijo que su hija, la niña dibujante, estaba bien, pero estaba en cama ya que el shock de todo fue muy fuerte para ella y dejó a su otra hermana cuidándola mientras ella se despedía de nosotros por sus hijas…

 

"Por cierto, señora Shiva, mi hija me pidió que le diera este dibujo". Y antes de irme, solo me entregó una hoja de papel con un dibujo de lo que parecía ser una mujer de pelo rosa y ojos de reptil abrazando a una niña en un campo lleno de flores.

 

"Su hija es una gran artista, cuídela mucho, por favor".

 

Después de ese último intercambio de palabras, nos fuimos de ese pueblo.

 

En verdad, odio meterme en conflictos humanos, pero ver ese último dibujo…

 

Me hizo sentir muy feliz.