[Capítulo 14]
Roxana no estaba al tanto sobre el incidente en el jardín de infantes. Después de irse de allí, se dirigió al instituto de investigación que había instalado el profesor en el país. En cuanto ingresó al establecimiento, vio a un encantador hombre vestido de traje que se acercaba a ella.
—Bienvenida de nuevo, Roxana. Estoy emocionado de volver a ser tu colega. —Conrado Galarza se puso de pie frente a ella y le extendió la mano.
Roxana asintió con la cabeza, le estrechó la mano y se apresuró a apartarla. En el pasado, Conrado estuvo en el extranjero; también fue parte del equipo de Javier y estuvo involucrado en muchos tipos de investigación y desarrollo. Durante ese periodo, él había sido asistente de Roxana; a fin de cuentas, se había graduado de una universidad famosa y tanto ella como Javier reconocían sus habilidades. A pesar de que la actitud de la mujer era impasible, a Conrado no le importó.
—Vamos. Te llevaré a la oficina. —Se ofreció con una sonrisa.
El hombre se dio la vuelta y la guio; en el camino, le enseñó el edificio del instituto de investigación y el personal esencial.
—Le di instrucciones a alguien para que decorara el lugar basado en tus preferencias del pasado —le dijo Conrado con una sonrisa cuando llegaron a la oficina—. El lugar de trabajo de Linda está justo afuera.
Roxana examinó el lugar y asintió satisfecha con la cabeza.
—Es muy considerado de tu parte. Muchas gracias.
Él se quedó atónito por un instante y luego esbozó una amable sonrisa.
—No es nada. No tienes que ser tan respetuosa conmigo —dijo al mismo tiempo que no podía ocultar en su mirada que ella le gustaba; incluso su voz se sintió cálida.
A pesar de que sabía que tenía dos hijos, eso no disminuyó su adoración por ella. A fin de cuentas, Roxana era una mujer excelente en todos los aspectos, de hecho, era tan excelente que sus cualidades podían cubrir sus defectos. No obstante, ella no notó la forma en la que el hombre la miraba.
—El motivo por el cual vine hoy es para comprender el funcionamiento del instituto. ¿Podrías llevarme a recorrer las instalaciones? —le preguntó a Conrado luego de darle un breve vistazo a la oficina.
—De acuerdo —respondió con una radiante sonrisa.
Roxana asintió con la cabeza y le hizo un gesto para que guiara el camino. Cuando Conrado volvió a estar frente a ella, su sonrisa se tornó más triste. En verdad le gustaba Roxana, pero, por desgracia, ella solo lo veía como un simple subordinado. «¡Es tan frustrante!».
Enseguida, ambos salieron del área de oficinas y fueron directo a la zona principal del instituto de investigación; el área de pruebas. Había varios investigadores con batas de laboratorio y mascarillas trabajando en sus respectivas mesas de trabajo. Roxana no quiso perturbarlos y por ello le pidió a Conrado que le presentara brevemente todos los proyectos y sus respectivos progresos.
Por la tarde, ella ya tenía una clara noción de la situación del instituto de investigación. Al mismo tiempo, descubrió un importante problema; cuando visitaron el área de pruebas, había una zona donde no se había llevado a cabo ningún trabajo.
Roxana les preguntó a los investigadores al respecto y descubrió que los medicamentos que necesitaban estaban listos y seguían esperando a que el instituto de investigación los distribuyera. Muchas áreas enfrentaban la misma situación debido a la demora en la distribución de medicamentos y por ello no había otra opción más que suspender de forma temporal la investigación de varios proyectos. Eso provocó un aumento en el costo y el tiempo requerido para los proyectos y, poco a poco, conllevó a una gran pérdida para el instituto.
Después de salir del área de pruebas, Roxana frunció el ceño y miró a Conrado con seriedad.
—La demora en la distribución de medicamentos provocó que muchas investigaciones estén suspendidas. ¿Qué sucede aquí? ¿Encontraste una manera de resolverlo?