Chapter 24 - Dante contra la Capitán.

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La capitana se sentía sofocada, ella sabía que ser sentimental en momentos como estos, donde su vida estaba en juego, era lo mismo que lanzarse al vacío, pero no podía evitarlo, sus compañeros, aquellos que la acompañaron por varios años ahora estaban muertos y, aunque podría haber una razón detrás, a ella no podía importarle menos, ella quería "justicia", una linda forma de llamar a la venganza. Es por eso que luchaba y trataba de convencerse a si misma de que la persona delante suyo era lo peor, sí, esta personaba había matado a sus compañeros, pero el corte y las heridas en su cuerpo se notaban frescas y, viviendo de primera mano la capacidad del hombre, dudaba que sus compañeros hayan podido llevarlo hasta este extremo si lo enfrentaban de frente, pero eso era todo. 

La capitana apreciaba a sus compañeros así como a las personas que demostraban ser la esperanza de la humanidad, aquellos que no caerían y de hacerlo se levantarían, pero su cuerpo y su mismo ser le gritaba con toda su fuerza que el hombre frente a ella era completamente lo contrario y ella no podía aceptar que alguien así sea la persona que el grupo al que pertenece busque con tantas fuerzas. Sí, era fuerte, su estado desgastado fue suficiente para esquivar sus ataques y lanzar un golpe que fácilmente podría haber acabado con ella, pero nuevamente, eso era todo.

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Wosh Wosh, con el sonido de la hoz haciendo llorar el aire a su alrededor era bastante inquietante el simple hecho de hacer un movimiento, pero el cuerpo de la Capitana hervía y poco a poco con cada segundo que transcurría desechaba cualquier pensamiento que cruzaba por su mente y tomaba valor para enfrentarlo, ya que a pesar de todo ella ya estaba decidida, ¿acaso ya no lo había mostrado?, y así, la Capitana volvió a dar un paso para luego correr hacia Dante. 

- ¡Haaaa!

Gritos que elevaban su concentración y apartaban sus dudas salieron de detrás de la máscara y al mismo tiempo un sonido agudo se escuchó. 

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Dante, quien observó tranquilo la situación mientras sentía el frío en su cuerpo, lanzó con fuerza la hoz y esta voló sin intención de cortar, más bien parecía estar destinada a ser un arma contundente mientras volaba con el filo al lado opuesto.

- Eso no es nada.

Y la capitana reaccionó fácilmente. 

Su cuerpo se dobló hacia atrás hasta tomar la forma de una "n", entonces la hoz pasó rosando su abdomen y las manos en el suelo de la capitana se movieron para girar su cuerpo, dejando una vista que podrías comparar a la de exprimir un trapo, pero la Capitana ni nadie prestó atención a tal movimiento sorprendente que dejaba una vez más en claro su elasticidad poco común, entonces, continuando con su movimiento, giró todo su cuerpo y se apartó del camino, retomando su postura al mismo tiempo que sus piernas descendían sobre la cadena y la llevaban al suelo.

- ... 

Dante se sorprendió, no lo expresó en sus ojos o en su cuerpo, pero sin duda el movimiento que realizó su contrincante era digno de elogio y sumamente extraño, pero esto era una pelea con sus vidas en juego y apretó su agarre sobre la cadena para tirar de ella de inmediato. 

- ¡Woah...!

La capitana de pie sobre la cadena, se tambaleo y estuvo cerca de caer, pero sus manos se interpusieron y con ellas en el suelo realizó una voltereta hacia atrás, esquivando el filo de la hoz que cortó algunos cabellos en su regreso.

Sin detenerse a pesar de la vista la capitana corrió hacia Dante una vez más. 

La espada corta en su mano cortó horizontalmente desde la derecha, cubriendo la poca distancia que quedaba entre ambos y Dante se vio obligado a doblarse y retroceder, pero su estado no era bueno y la poca sangre en su cuerpo era sinónimo de su fuerza, así que sus piernas tambalearon por un segundo y fue la gabardina la que sufrió por ello, llevándose un corte más.

Rápidamente Dante se esforzó y reafirmó sus músculos retomando su equilibrio mientras observaba como la secuela del ataque llegaba.

Dante podría atacar con la hoz y acabar con la vida de la Capitana, después de todo era solo la fuerza de esta la que se acercaba con una patada en dirección a su cabeza, sin embargo no podía permitírselo, no por estar desgastado, sino porque la luz de la luna se reflejó en la punta del pie que se acercaba, un reflejo sumamente peligroso que obligó a Dante a cubrirse con el brazo.

- Tch...

La patada fue fuerte, sin embargo fue bloqueada con éxito y la capitana dejó salir un chasquido. Al mismo tiempo Dante desvió levemente los ojos, observando como una pequeña Daga sobresalía de la punta y fue la causante del reflejo, pero a pesar de que los ojos se movieron por curiosidad, el siguiente movimiento ya estaba en marcha. 

El brazo contrario de Dante, el cual sostenía la hoz, se encontraba cortando hacia arriba con total intención de matar, pero a pesar de estar en una forma comprometedora la capitana logró moverse y alejarse. 

La capitana, en la antigüedad, sería considerada una excelente gimnasta y sus volteretas y demás movimientos lo mostraban, sin embargo también sería considerada una excelente peleadora y por eso, a pesar de las distintas y variadas posiciones, nunca apartó los ojos de Dante, observando cada pequeño movimiento y fue gracias a eso que logró esquivar. 

La mano derecha de Dante era la mano con la hoz que cortó hacia arriba y por ende era la izquierda con la que cubrió su ataque y esta sostenía la cadena. El corte fue algo tosco, pero la fuerza y el filo hacían que eso no importara mucho y la capitana estaba consiente de eso, sin embargo, Dante ya sabía que su oponente sería capaz de esquivarlo, por lo que podríamos decir que su movimiento no fue un corte, sino solo eso, un movimiento que preparaba el verdadero ataque. 

El brazo de Dante estaba medio estirado y, al mismo tiempo que la capitana movía su cuerpo para esquivar, la mano de Dante se relajó y dejó libre a la hoz, la cual se elevó en el aire, entonces su otro brazo, con el que sostenía la cadena, apretó su mano y tiró hacia abajo, tirando de la hoz, la cual comenzó a descender con el peligroso filo reflejando la luz de la luna.

- ¡Mierd-!

Gracias a que lo había visto la capitana fue capaz de esquivarlo, pero la hoz que cayó y cortó el suelo mantuvo el filo rojo, demostrando que el ataque había tenido éxito. 

La pierna derecha de la capitana, la última parte de su cuerpo que aleja cuando da piruetas y volteretas, ahora dejaba lucir un corte relativamente grande y profundo del cual la sangre empezó a brotar sin demora. 

- Eres fuerte...

Dante creyó que ese movimiento sería el último que tuviera que hacer, por lo que solo pudo murmurar los pensamientos en su mente, aunque la capitana no podía decir si estaba siendo sarcástico, estaba mintiendo o era sincero, después de todo el frío en su mirada era penetrante y absorbía sus pensamientos mientras movía su cuerpo continuando el ataque. 

El brazo que soltó la hoz ahora se había convertido en un puño descendente que traía consigo la muerte y la capitana soltó su arma en su intento por alejarse dando un salto hacia atrás. 

- Ágil... pero lento.

Pero las palabras de Dante la perseguían y a pesar de estar pendiente de todos sus movimientos empezaba a costarle seguirle el ritmo dejando en claro los pensamientos de la capitana si observabas el temblor de sus ojos "¿Cómo?". 

Dante estaba herido, su cuerpo estaba cortado y su piel pálida incluso en la oscuridad era prueba de que su estado estaba lejos de ser el optimo, además, como mínimo había peleado contra más de diez personas por lo que sus fuerzas deberían estar llegando al máximo y, de hecho, así era o así lo había visto ella, pero ahora era él quien tenía la ventaja, por eso la pregunta era válida, pero lamentablemente la capitana no tendría tiempo para pensarlo y en medio de su salto hacia atrás escuchó el suelo salpicar.

Los ojos de la capitana se abrieron al máximo y observó como Dante, luego de azotar el suelo con fuerza, había dado un paso firme para acercase a ella y golpear con el otro brazo, dejando salir un ligero quejido de su boca, después de todo el movimiento brusco había hecho sangrar todas sus heridas y hacer llorar a su cuerpo. 

- ¡...!

La capitana estaba en el aire y ese nunca sería el territorio de los humanos, por lo que su opciones eran no hacer nada y esperar a su muerte, sin embargo esas eran las opciones de un humano promedio en la antigüedad y la capitana movió sus brazos para tomar el golpe de Dante, apoyándose en su brazo y utilizando la misma fuerza que quería matarla para girar en el aire y alejarse. 

- ...

Dante observó el movimiento, alabando una vez más su destreza, pero tanto él como la capitana sabían que eso era todo y girando en el aire siguió hasta caer al suelo detrás de Dante, donde continuó hasta detenerse bruscamente en un árbol cercano. 

- ¡Arhg!

Su espalda golpeó fuertemente el tronco y su aliento salió expulsado por su boca junto a un grito de dolor y su conciencia se tambaleó hasta casi hacerla desmayar, pero su fuerza de voluntad y los gritos de sus compañeros lo hicieron reaccionar, aunque eso solo ayudo a comprar tiempo, ya que tarde o temprano cedería y caería en un sueño profundo.

- No te levantes.

- ...

Su cuerpo tambaleo, pero la capitana trataba de ponerse de pie, incluso con la pierna en un estado peor, pero unas palabras frías llegaron a sus oídos y la hicieron ceder.

La capitana no lo comprendía, ¿Cómo era posible?, tal vez al final las interminables mentiras que se dijo si eran ciertas y este hombre sí había unido fuerzas con las brujas, ya que ¿Qué otra explicación abría? y la capitana, frustrada por el sentimiento en su cuerpo, levantó la vista. 

El cuerpo de Dante temblaba, cada paso, no, cada movimiento se veía sumamente cansado y acabado, sin embargo no se detuvo y la respuesta que la capitana no pudo encontrar ahora llegaba por si sola al ver los ojos de Dante, ya que más allá del interminable vacío podía verse una voluntad, una fuerza de voluntad inquebrantable que parecía gritar "¡Yo no moriré!" y lo obligaba a seguir de pie en un estado casi muerto.

Esta vista, esta determinación era aquello que tanto ella como su grupo respetaban más que nada, y en un estado donde la muerte se acercaba con cada paso, la Capitana pensó "Ojala nos hubiéramos conocido de una forma distinta", creyendo firmemente que con el debido tiempo y comprensión tal vez ella como su grupo se hubieran convertido buenos compañeros de este hombre, aunque claro, eso sería imposible y sus ojos se cerraron lentamente.