Mi tiempo en casa de la abuela se redujo, tuve que volver a casa más temprano porque mi padre, por alguna razón, empezó a llegar a casa todos los días y temprano. No podía permitirme recibir una paliza, porque en ese estado no puedo ir a casa de la abuela. Ella se preocuparía demasiado y no quiero que Rosalie sepa este tipo de cosas.
Pero aún así, estaba bien ya que podía verlos a diario.
El tiempo pasó así y llegó el cuarto invierno de Rosalie. En la mañana del 27 de diciembre me levanté temprano y fui a una tienda de grabados. Había estado ahorrando durante mucho tiempo, ya había comprado un anillo, lo único que faltaba era obtener el mismo grabado para Rosalie que el que tenía su madre en su anillo.
Mi idea era simplemente darle algo que la vinculara con su madre.