—Verónica
Abrí los ojos y me encontré en la cama del hospital. Me senté e inspeccioné el cuarto.
Eli debe haber reservado una habitación VIP. Sonreí una sonrisa triste para mí misma.
Supongo que el punto en el que empezaré a desmayarme ya está aquí.
El resonar de la perilla de la puerta captó mi atención y miré en esa dirección. La puerta se abrió y Lexus entró corriendo, sin aliento. Rosalie detrás de él.
—Mamá… —Su rostro estaba pálido y lleno de preocupación.
—Eli debe haberte dicho. —Suspiré—. Le dije que no lo hiciera.
—¿¡Por qué!!!? ¿Has tenido cáncer durante cuatro años ahora!! Y ¿me estoy enterando de esto ahora!!? —Caminó hacia mí y se sentó en el taburete junto a la cama—. Sé que fui un mal ejemplo de hijo. —Miró hacia abajo, angustiado—. Un muy mal.
Puse mi mano sobre la suya.
—Yo fui una peor madre.
—No. —Sacudió la cabeza con fuerza—. Todo fue mi culpa.
Noté a Rosalie intentando dejar la habitación para darnos espacio.