Yo y mi padre estábamos en su oficina.
—Este es exactamente el lugar donde te negaste a escucharme y me expulsaste —miré alrededor—. No puedo creer que siga igual.
...
—Bueno, eso ya es pasado —me adelanté y me senté en el asiento principal—. Ahora todo es mío.
—¿Qué planeas hacer?
—Muchas cosas.
—¿Y qué planeas hacer con nosotros?
—No mucho. No soy tan cruel como lo fuiste tú. No te dejaré en la calle —la puerta se abrió y una chica entró corriendo.
—¡César!
—¿Y tú eres? —pregunté mientras ella se aferraba a padre.
—Soy yo —tragó saliva—, Avery.
—Ahh. Has crecido bastante bien —miré a padre—. Maya tendría la misma edad que tú si no hubiera sido asesinada por tu madre.
El color en sus rostros desapareció y padre se sintió mareado, casi cae al suelo pero fue sostenido por Avery.
—¿Qué quieres decir con que madre mató a Maya?
—Es exactamente como suena.
—¿Es por eso que también vas a matar a madre y a Rama?
—¿Qué? —tanto padre como yo la miramos.