De niña no me daba cuenta de las cosas. No las conocía, no las entendía.
A medida que crecía, fui comprendiendo cómo la gente discriminaba a otros en base a cosas que ni siquiera podían controlar.
Unos años después de que comenzamos a vivir con tía y tío, supe lo que era la humillación, no porque yo hiciera algo o Dahlia hiciera algo, sino porque la gente se burlaba de nosotras, se reían de Lia por ser diferente y de mí por ser su hermana.
No me daba cuenta de lo diferente que era mi hermana de nosotros. Cómo su actividad cerebral degenerativa podría alguna vez convertirse en la causa de que los niños se burlaran y nos señalaran con el dedo.
No me gustaba.
Cada vez que salía a jugar con Lia, los niños comenzaban a burlarse de nosotras porque Lia actuaba como una niña a pesar de su edad y tamaño.