—Silencio... Un silencio sepulcral...
—Todo lo que se podía oír era el sonido del motor y las bocinas de otros coches en la carretera. Lana no se atrevía a hablar más por miedo a que él se enfadara aún más.
—Andrew nunca había visto a Liam tan consternado y temía incluso hacer ruido al respirar. Se controlaba para no estornudar o suspirar. No, no se atrevía a romper el ensordecedor silencio dentro del coche.
—Sentía la tensión entre los pasajeros del asiento trasero. Odiaba momentos incómodos como ese, pero entonces se recordaba a sí mismo cómo se sentiría una vez que Liam lo alimentara con comida para perros. Y suponía que eso era mejor que ser matado por ambos con una sobredosis de dulzura en el futuro.
—Lana podía sentir la decepción de Liam hacia ella. No lograba ni siquiera pronunciar una palabra para romper el hielo. Pero el silencio era demasiado para ella.