Liam llegó a casa un poco tarde y Lana le preparó personalmente la cena, ya que él había tenido un día ajetreado y su esposo aún no había comido. Ella lo observó mientras tomaba su comida, sentándose enfrente de él en la mesa del comedor.
Suspiró porque su esposo parecía muy cansado. Él fue a la estación de policía para ver y comprobar al mencionado culpable que confesó todo.
Ella no le preguntó, ni habló con él mientras comía. Simplemente lo miraba amorosamente hasta que finalmente terminó su cena.
—Amor, me pregunto si tendré indigestión con la forma en que me miras —Liam murmuró.
—Nah, tendrás una buena digestión ya que es una mirada llena de amor —Lana rió y dijo.
—Awww... Nuestro bebé está haciendo un gran trabajo mejorando tu humor. Mira lo dulce que te has vuelto —Liam murmuró, sonrojándose.
Lana se rió y se burló de él por su cara ruborizada.
—¿No sabía que los hombres también pueden sonrojarse así? —lo molestó y Liam frunció los labios.
