Luo permanecía en silencio mientras pensaba en una buena manera de acercarse a su esposo. El hombre merecía una buena paliza porque solo regañarlo no bastaba por lo que acababa de hacer.
No importaban sus razones para hacer tal cosa, no podía evitar sentirse decepcionada al ver cómo Noah manejaba las cosas de manera tan infantil.
Suspiró profundamente y murmuró —¿Te gustaría ir conmigo a un lugar que me encanta? Para ser honesta, quiero ir a ese lugar esta noche. Vamos a pasar por un auto servicio y comprar café y algo de pan también. Pero primero, para al lado y déjame conducir…
Noah no dijo una palabra pero siguió a Luo y detuvo su automóvil al lado. Luo sabía que Noah aún no era él mismo, así que quería llevarlo a un lugar donde pudiera encontrar algo de soledad.
Ella salió del coche y abrió la puerta del asiento del conductor.
—Sal y siéntate en el pasajero —dijo Luo y tuvo que chasquear frente a sus ojos para traerlo de vuelta.
