—Buenos días. Soy el tío de Gilbert, Frank —el hombre se presentó con una sonrisa y añadió—. ¿Viniste a visitar a Gale?
Extendió también su mano. Liam la aceptó y mantuvo una cara inexpresiva mientras respondía:
—Sí.
—¿Te importaría acompañarme a tomar una taza de café? —preguntó Frank.
—¿No viniste a visitar a Gale? ¿Por qué pierdes tu tiempo conmigo? —replicó Liam.
Frank se rascó la cabeza y dijo:
—Sí, pero puedo visitarla más tarde si aceptas mi humilde oferta. También me gustaría hablar contigo sobre un asunto importante relacionado con el caso de Gilbert.
Las cejas de Liam se inmutaron, pero mantuvo una cara impasible. Miró su reloj de pulsera y dijo:
—Solo puedo disponer de treinta minutos. ¿Eso estaría bien?
—Sí, no tardaré mucho. Vamos a tomar un café allá —Frank señaló hacia la cafetería más cercana y comenzó a caminar.