La espalda de Aila estaba hacia la camioneta. Se apoyó en ella y siseó al estirar la espalda y sentir el filo agudo entrar en su herida. Tocó la zona y retiró la mano por el ardor crudo al tocarla. La herida necesitaba ser presionada
—Una venda ayudaría. Eso no va a sanar pronto si estamos haciendo lo que creo que estamos haciendo —interrumpió Malia sus pensamientos. Pero Aila la ignoró; había asuntos más urgentes.
—Finn, sé que estás aquí... Necesito que alcances a los demás.
—Soy tu Delta. No me iré a ningún lado —respondió bruscamente Finn. Ella no sabía dónde estaba, pero él se mantuvo bien oculto.
—Finn, no puedo permitir que te capturen. Como a Chase, te usarán como rehén.
—Luna... Aila. ¿Qué pasa si te capturan a ti? —gruñó Finn a través del enlace mental.
—No lo harán —respondió Aila con terquedad.
—¡Ya estás herida!