Eltanin enroscó su brazo alrededor de su cintura para sostenerla fuertemente contra su pecho y luego negó con la cabeza. —Estaré bien —respondió con una cara triste. Luego hizo una cara más seria. —Los peligros de tener un escriba secreto —murmuró con un suspiro como intentando explicar lo que estaba haciendo. Esta vez tomó un pedazo de salchicha del plato y se la dio a ella, sin darse cuenta de lo confundida que estaba. Cuando ella abrió la boca para protestar, él insertó la salchicha y ella masculló sus palabras alrededor de ella. Sus labios se movieron de cierta manera que le recordó ciertas cosas y su pecho vibró con un ronroneo. Esta chica iba a ser su perdición. —No quiero que Menkar piense que desnutrí a su escriba —olió su cabello y se perdió en él.
Ella tragó la salchicha rápidamente. —¿Quiere decir que toma un cuidado tan personal de cada persona que hace un trabajo secreto para usted? —preguntó inocentemente.