Clei se despertó, las lágrimas aún frescas en sus mejillas. El sueño de la caída desde la ventana lo había dejado temblando, atrapado entre la realidad y la pesadilla. ¿Era un presagio o solo su mente jugando con él? Realmente quería vivir en el sueño donde estaban en el bosque
Se sentó en la cama, el corazón apretado en su pecho. La confianza que había depositado en sus "hermanos" ahora se tambaleaba. ¿Podía creer en ellos? ¿O eran solo sombras, ocultando secretos más oscuros?
Antes de que pudiera sumirse en sus pensamientos, un golpe en la puerta lo sobresaltó. Nat, el siempre amable y servicial sirviente, entró con una sonrisa. Pero esta vez, sus palabras resonaron de manera diferente.
"Mi príncipe, aún no se baña", dijo Nat, su tono dulce como la miel. "Asmodeus y Abraxus están llegando al castillo. Definitivamente, mi novio Deymon estará muy enojado. Pero no se preocupe, ya pondré a calentar el agua".
Clei parpadeó, confundido. ¿Novio? ¿Deymon? No había notado esa conexión antes. Las palabras de Nat parecían un dulce veneno, una revelación inesperada. ¿Qué más ocultaban sus "hermanos"? ¿Y cómo afectaría eso a su destino?
El castillo, ahora lleno de bullicio por la llegada de Asmodeus, parecía un escenario de intrigas y secretos. Clei se levantó, decidido a enfrentar la verdad, sin importar las consecuencias.