-Hey, hey, muchacho, te aseguro que no soy tú padre, y si tuviera uno no tendría uno tan mayor como tú.
El tenia razón apenas era un poco mayor que yo, además mi padre aun vive en el 2020, pero su cara es igual, pero sin el mostacho, solo es como si viera una versión mucho más joven de él, incluso su voz sonaba igual, mire sus manos y esa coincidencia me asusto, las tenia deforme, mi padre siempre ocupaba guantes negros para ocultar su deformación en los dedos.
Los de Poart estaba tan confundidos como yo, pero la diferencia era que ellos no entendían como le podía decir papá a Magnus.
Yo aun me encontraba perplejo por lo que tenia delante, por muchas esperanzas que me hiciera, era obvio que Magnus no podía ser mi padre, la razón, 700 años de diferencia entre este tiempo y la época en la que mi padre nació.
-Disculpa... Magnus, te parece mucho a mi Padre, incluso su voz es casi igual, verlo me trajo recuerdos.
-No te preocupes, pero me diste un susto Gran.
Willfest nos interrumpió.
-No quiero interrumpir su reencuentro familiar, pero ¿puedes hacer la armadura de cuero o no?
Así que Willfest nos salió comediante, el muy hijo de perra.
-No tengo el material suficiente para hacer una nueva, pero creo que hay una en toda esta pocilga, se la podría modificar para él, por el precio justo.
-Que te parece mantenerme callado de que aun sigues...
Wilffest se le acerco a la oreja a Magnus, para que no lo escucháramos.
-Aun seguirás con esa mierda, yo pensando en todo este tiempo que ya éramos amigos maldito idiota, bien, bien si así lo quieres te tendré esa porquería de armadura, pero Willfest esta es la última vez que te hare un encargo gratis.
Sea lo que le dijo Willfest funciono, pero me gustaria que me preguntara si acaso quiero o no la armadura, siento que sera un incordio llevar algo así.
Magnus me tomo las medidas del cuerpo, estaba de muy mal humor después de su "negociación", los demás me dejaron solo con Magnus con la orden de que cuando él terminara me encontrara con Lay en la zona de entrenamiento de los guardias.
-¿Muchacho, me dices cual es el truco en todo esto o tendré que averiguarlo por mi cuenta?
-Disculpa Magnus no entiendo tu pregunta.
Magnus prendió la forja.
-No me creo para nada que tú seas el escudero de Willfest, conozco bien a ese costal de huesos, el prometió no tener más escuderos, y él es alguien que cumple sus promesas, además no te veo cualidades con la espada, vi cuando te examinaron, no tienes musculatura de un guerrero, incluso los que estan pasados de peso tiene brazos fuertes, los tuyos no...
Agarre mi daga y se la arroje hacia la cara, con precisión para que solo le pasara rozando la mejilla, mi daga al final de su viaje quedo incrustada en el pilar de madera de la forja.
Pensé que Magnus se molestaría, pero fue todo lo contrario.
-Eso fue fantástico, te juzgue mal, pero me das la razón, Willfest no tomaría a nadie que se le de mal la espada, si tu destreza esta en los puñales o dagas...
Magnus se acerco a mi Daga para retirarla del pilar, pero se quedo examinándola.
-¿Muchacho quien hizo este trabajo tan fino?, no, ¿de que material esta hecho esa hoja negra?, no la reconozco.
-Fue un regalo de mi padre, esa Daga tiene una Gemela que le pertenece a mi hermana, no sabría decirte más.
-Gran me dices que hay otra igual a esta, pero que emoción, te molestaría dejármela un rato para...
-No, perdón, pero no, esa daga es el único recuerdo que tengo de mi familia, no voy a dejártela.
Magnus estaba decepcionado, sin duda admiraba el trabajo, parecía un niño en navidad cuando sostenía mi daga.
-Comprendo, pero el filo se esta desgastando y como herrero que soy no puedo permitir que un trabajo tan fino se malogre por no tener los cuidados correspondientes, dame unos minutos.
Magnus llevo mi daga a la piedra de afilar, y estuvo un rato con ella, cuando termino me la arrojo devuelta.
-Listo como debe ser, también le puse un poco de aceite para mantener la hoja, solo prométeme devolverme el favor, de un día poder examinarla como se debe, no me importa si quieres estar presente cuando lo haga.
No debería confiar en él, pero al tener el aspecto de mi padre, no podía dudar de él.
-Gracias Magnus, si algún día te la dejare, pero si estaré presente.
-Bien Gran, déjame solo, debo trabajar en tu armadura.
Me fui de la forja, era la primera vez en esto 6 días que habían pasado que me podía mover con cierta libertad, así que aproveche de recorrer un poco el lugar, deje que el arqueólogo que llevaba dentro se emocionara un poco con todo lo que veía, armas, conductas de los mismos guardias que me veían con mucha desconfianza debo decirlo, pero a estas alturas ya no me importaba, creo que me permití durante una hora dedicarle tiempo a mi investigación, lo único que me llamo la atención era ver como Miriam la hija de Willfest hacia sus travesuras con los guardias.
Sin duda esa niña tuvo que haber sido un dolor de cabeza para todos aquí.
No esperaba que Lay siguiera esperándome tanto tiempo en el lugar de entrenamiento.
-Te demoraste.
-Si, quise recorrer el lugar Lay.
-No lo vuelvas hacer.
-¿Por qué no?
-Todos nos miran con hostilidad.
Lay volvía hablar lo justo y necesario.
-Bien, no lo volveré hacer, ¿para que me querían acá?
-Mentiroso, se que lo volverlas hacer si no te vigilo... Mi padre quiere que tomes atención a como entrenan los guardias.
Lay tenia algo de razón mentía, pero no a conciencia, si viera algo que me gusta, probablemente iría directo a verlo.
Habían varios guardias entrenando su manejo con la espada, maza, escudo y arco.
-Entiendo, los veré, Lay no me malentiendas por lo que diré, disfruto mucho tu compañía, pero porque Willfest te pidió que vinieras también.
Ella se acerco a mi oído.
-Recuerda que eres nuestro... un prisionero.
Admito que me tomo por sorpresa, hasta admito que me sonroje un poco.
-Pero eso no es todo Gran, también es la manera de castigarme de mi padre.
-A que te refieres, no entiendo eso ultimo, escudera Lay.
-A que vino eso ultimo, bueno no importa, quiere que ve lo básico nuevamente por mi mal desenpeño en tu entrenamiento Gran.
-Si, quería hablar de eso contigo.
Ambos mirábamos como entrenaban los guardias, se que tenia que tomar atención a como manejaban la espada, pero me centre más en los arqueros, aun así conversábamos sin mirarnos las caras.
-Lay por que dudaste en atacarme, y no me digas que no lo hiciste, tuviste muchas oportunidades para hacerlo.
-Por tu culpa idiota.
-A que viene el insulto gratuito Lay.
-Mentalmente te escucho diciéndome asesina cuando tomo la espada...
-Lay yo nunca quise herirte de esa forma, no sabia, no es una escusa Lay...
-No me interrumpas, mentalmente me molesta, pero no es por eso que no pude golpearte, de hecho eso me daba más ganas de hacerlo, mis manos me duelen, me las corte cuando evite...
Abrase a Lay, realmente era un idiota, es mi culpa que no pueda rendir, si yo no hubiera intento suicidarme, ella no tendría las heridas en la palma de las manos.
Ella me empujo abruptamente, caí al suelo, haciéndome algo de daño.
Varios guardias comenzaron a murmurar, mientras que Lay me miraba con frialdad.
-Levántate rápido, céntrate en el entrenamiento y no me vuelvas a tocar Gran.
Honestamente quería mandarla a la mierda, estaba molesto por su actitud, pero el problema que el responsable de aquella mala manera en la que siento que fui tratado fue mi culpa, aun así siento que se le paso la mano.
-Como quieres escudera-dije algo molesto.
Por lo visto mis palabras lograron cabrearla más, esta vez si me miraba con furia, y la única razón del porque ella no se fue de aquel lugar era porque probablemente se lo habían ordenado.
Paso bastante tiempo donde veíamos entrenar a los guardias, ninguno se dijo nada, y yo ya me había aburrido hace rato...
-Escúchame Lay lo lamen....
-Cállate y mira.
Supongo que no sacare nada de hablar con ella hasta que se calme, estuvimos observando hasta que llego un hombre regordete a ordenarle a los guardias que el entrenamiento había terminado, honestamente no creo que haya aprendido nada de todo este rato que estuve viéndolos entrenar.
En aquel lugar solo quedábamos Lay, yo y unos guardias que aun se habían quedado en el área de entrenamiento, ensayando cortes con su espada con unos muñecos de paja.
-Gran...
Hasta que decidió hablarme.
-Esta noche dormirás en las barracas, a mi por ser mujer me dieron una habitación aparte, escabúllete por la noche y ven a verme, intenta que ni mi padre y sobretodo Roy se den cuenta.
Ey, ey, ey , ey, quiere que la vea de noche, espérate un momento, Lay provoca que me confunda constantemente, espero realmente que no sea lo que estoy pensando...
-No crees que si nos ve alguien podría mal interpretar las cosas.
-Gran el único que mal interpreta las cosas eres tú.
Ella miraba mi entrepierna, y como los pantalones que llevaba me eran holgados se notaba mi elección atreves de ellos.
-Lay, se lo que parece, pero créeme que es un mal entendido.
-Eso espero Gran... no me dejes esperando.
Ella se retiro, y llego Roy a buscarme.
-¿Gran?
-Dime Roy
-Esconde esa arma, le vas a sacar un ojo a alguien.
-Cállate idiota.