Remia, Ajax, Escuela Secundaria de Ajax - 8 de Mayo - Año 512
Rhys entró al vacío salón de clase, con sus auriculares puestos, no levantó la mirada en ningún momento, y sólo guio sus pies por el mismo camino de siempre, a través de los bancos de los demás. Cuando llegó al suyo se sentó y dejó su mochila en el suelo. Luego de apoyar su cabeza en la mesa mientras la cubría con sus brazos oyó una voz externa al audio que estaba escuchando, así que se quitó los auriculares y miró a su lado. Ahí estaba Lara Harch.
—Perdón... ¿Me estabas hablando? —pregunto Rhys, quitándose sus auriculares hasta dejarlos alrededor de su cuello. ¿Qué hacía ella tan temprano?
—Sí... Te saludé —respondió Lara, con una sonrisa.
—Oh... Hola, estaba escuchando algo que grabé para el examen de mañana y mi mente se perdió en eso —explicó Rhys.
—¿Estudias a través de los audios? —preguntó ella, con curiosidad.
—Me grabo leyendo los resúmenes que hago para luego escucharlos mientras hago otras cosas... Es más fácil memorizar algo cuando no estás concentrado en hacerlo, el inconsciente actúa por sí solo —respondió Rhys, tomando su celular luego de sacarlo del bolsillo de su blazer—. Si quieres te puedo enviar los audios que grabé... A lo mejor te sirven de ayuda —sugirió, amistosamente.
—Claro que sí, me ayudará mucho... No sabía que teníamos examen mañana, tú sabes que llegué el viernes y apenas me he involucrado con la clase, me salvarías la vida si haces eso —aceptó Lara, una voz aliviada se logró percibir en sus palabras.
—Bien... ¿Me compartes tu número? —preguntó Rhys, entrando a la aplicación de contactos de su celular.
—Sí —asintió ella, anotándolo en un papel que tenía a mano—. Toma —agregó, pasándoselo hacia su lado al deslizarlo por la mesa.
—Bien... «Lara Harch», listo —respondió. Luego de agendarla, buscó en sus contactos hasta encontrarla, y envió ese mensaje—. Espero te sirvan —añadió, poniéndose de pie.
—Gracias, Rhys... ¿Sabes? No eres nada parecido a lo que escuché de ti —declaró Lara, con simpatía.
Rhys comenzó a reír luego de oír lo dicho por la chica.
—No te recomendaría que confíes totalmente en una opinión de otra persona, Lara... Soy el mejor alumno, el mejor deportista, el más influyente y el más famoso de este lugar, siempre tendré detractores, haga lo que haga, no puedo hacer feliz a todas las personas, tampoco es que quiera, pero lo que realmente no quiero es llevarme mal contigo, así que sólo te diré: Gracias por eso... Lo escucho a diario así que no es nada sorprendente. —No pudo evitar ser arrogante, pero de todas formas no quitó su seria mirada de ella—. Algo más... Louis Tyson está detrás de ti, así que si te dice algo más sobre mí ya sabes la razón... No te recomendaría juntarte con ese tipo de personas tampoco, aunque irónicamente lo haga yo... Nos vemos en clases, Lara —añadió, dirigiéndose hacia la puerta para luego abandonar el salón, dejando a Lara sola.
—Te lo dije —soltó Ashley, entrando por la otra puerta—. Rhys es la persona más egocéntrica de este lugar... Tardó más de lo que creí al presentarse a ti —añadió, sentándose al lado de Lara. En el lugar de Rhys.
—Al final sí era parecido a lo que escuché de él. —Lara se molestó en consecuencia a la actitud de Rhys, y a su vez, se decepcionó cuando creyó que él podría ser una persona distinta—. No hice nada para que me hablara así, sólo le agradecí haberme ayudado con el examen de mañana. —Todavía no caía en cuenta de cómo fue que una cosa llevó a la otra... En verdad Rhys se había tomado lo de actuar como alguien arrogante en serio.
—Solamente está molesto por lo que Louis dijo sobre él la otra noche, probablemente vuelva y te pida perdón más tarde. —Para Ashley ya era normal que él actuara así, por lo que le quitó importancia. Por otro lado, una distracción llegó a ellas cuando escucharon algunos gritos, y a varios alumnos corriendo por el pasillo—. ¿Qué sucedió? —preguntó, poniéndose de pie.
—No lo sé... Vamos a ver.
Lara se puso de pie también, y ambas salieron del salón para después caminar por el pasillo.
Se dirigieron hasta el patio trasero y rápidamente identificaron la facción de la cual venía el bullicio. Al acercarse notaron que una ronda se había formado alrededor de dos alumnos. La sorpresa fue enorme cuando vieron que los alumnos en el centro de la ronda no eran nada más y nada menos que Rhys y Louis.
—¿Qué pasó, Jake? —Ashley se acercó a Jake, quien miraba la escena parado a lo lejos. Lara la acompañó.
—Estábamos hablando con David, y Rhys se nos unió, pero luego Louis se acercó a provocarlo y la discusión desembocó en esto, van a pelear —Jake lo dijo con tranquilidad, como esperando que una situación así sucediera en algún momento.
—¿Y por qué no haces nada para evitarlo? —preguntó Ashley, con inquietud—. Sabes que esto puede terminar muy mal —añadió.
Jake rápidamente la miró, entendiendo a lo que se refería.
—Ashley, son sus problemas, que los resuelvan ellos, Louis se lo buscó y Rhys sólo quiere defenderse, no voy a meterme... Ellos son grandes y saben lo que hacen.
Jake le quitó demasiada importancia a la preocupación de Ashley, y hasta cierto punto, hizo que ella también le quitara importancia a la pelea, después de todo, ambos sabían cómo terminaría.
—¿Qué pasa, Rhys Windsor? ¿Por qué no me golpeas? —El tono sarcástico con el que Louis hizo esa pregunta terminó por hacer reír a Rhys de la manera contraria a la que Louis esperaba.
—Porque no te darías ni cuenta y ya estarías en el suelo, demasiado fácil. —Louis le había terminado por inflar el ego, por esa razón, Rhys se dio cuenta en ese momento que esa pelea contra él no era siquiera necesaria.
—No te voy a creer hasta que lo demuestres —replicó Louis.
—Sólo quiero saber qué es lo que te llevó a decir esas cosas sobre mí, ni siquiera me conoces, ¿Qué te sucede conmigo? —Rhys buscó respuestas.
—Yo puedo opinar lo que quiera, Rhys Windsor, ser el príncipe de Remia no te hace decidir qué puede decir cada persona. —Louis no quiso ceder.
—No lo hace... Pero estás hablando de mi persona, si estás diciendo cosas sobre mi tengo el derecho de responder y decidir sobre lo que dices... No quiero tener que llegar a usar la violencia contigo, Louis, una disculpa basta. —Rhys se había hartado de la situación, y ya no le veía sentido a todo lo que estaba sucediendo.
—¿Prometes alejarte de Lara Harch?
El lugar entero quedó en silencio luego de esa pregunta de parte de Louis.
—¿Qué? ¿Y ella qué tiene que ver en esto? —Rhys miró a su lado, y distinguió a Lara parada junto a Ashley y Jake... Ella tenía la misma expresión de confusión que él en ese momento.
—Te pregunté si prometes alejarte de ella... Déjame el camino libre —instó Louis.
—Estás mal, Louis, ¿Todo esto es por la chica nueva? ¿Por qué mejor no le preguntas a ella que piensa de la situación? ¿Cierto, Lara? —preguntó Rhys, apenas desviando su mirada.
Al Rhys decir su nombre y dirigir la atención hacia ella, todas las miradas se le volcaron encima. La incomodidad la absorbió. Apenas había estado dos días en ese lugar y ya era la protagonista de un problema, maldita sea.
—Emm... No sé de qué se trata, sólo dejen de pelear, esto no tiene sentido... Y no lo tendrá —pidió ella.
Sus ojos se quedaron concentrados en Rhys, quien no le había quitado la mirada de encima tampoco. En cambio, Louis seguía intentando enfrentar a Rhys sin darle demasiada importancia a lo que ella decía... En ese momento, entendió a cuál de los dos le importaba realmente llevarse bien con ella
Rhys cedió, y al momento de darse la vuelta para alejarse del lugar, escuchó los pasos de Louis pretendiendo atacarlo por la espalda. Tenía razón con su aviso... Louis ni siquiera se dio cuenta y en un parpadear ya estaba en el suelo. Rhys se subió encima y le dio un puñetazo en el rostro. Levantó la mano para darle otro cuando escuchó la voz de Jake a sus espaldas:
—¡Ey, Rhys! ¡Ya basta!
Jake le había quitado importancia a la pelea al principio, pero esta ya había llegado a su límite. Rhys había noqueado a Louis con su primer golpe, y si seguía haciéndolo con la misma intensidad habría consecuencias graves.
Rhys hizo oídos sordos y no le dio interés... El puño siguió su camino, pero no llegó totalmente a golpear a Louis, ya que una mano terminó por impedírselo.
—Ya basta, Rhys. —El director apretó su muñeca y lo miró con seriedad luego de ordenar que lo soltara.
Rhys obedeció, y sin decir una palabra se puso de pie, limpiando un poco su ropa en el movimiento.
—Lauren. —El director miró a Jake—. Lleva a Tyson a la enfermería —añadió, con autoridad.
—Sí, director Windsor. —Jake le obedeció, y ayudó a Louis a pararse. Algunos alumnos más se acercaron y lo llevaron entre todos hacia la enfermería.
—Bien... Pueden dispersarse e irse hacia sus salones, el show ha terminado. —Varios suspiros de desilusión y abucheos se escucharon en el patio luego de que el director dijera eso. Cuando los alumnos comenzaron a abandonar el lugar, Rhys miró hacia la parte donde estaban Ashley y Lara—. Rhys... Tú ven conmigo.
El director comenzó a caminar hacia dentro de la institución y Rhys le siguió el paso, no sin antes lanzarle otra mirada a Lara, quien seguía parada en el mismo lugar. No parecía, pero la decepción abarrotaba su ser, jamás pensó que Rhys llegaría hasta ese punto, y no pudo evitar bajar la mirada, algo decaída, para luego darse la vuelta y abandonar el lugar también.
Rhys la vio irse y también hizo lo mismo. Se adentró en el colegió hasta parar en la puerta de la dirección.
Unos minutos después...
—Nos conocemos desde hace mucho tiempo, Rhys, también conoces las reglas de este lugar y sabes que repudio totalmente la violencia... ¿Qué tienes para decir? —preguntó el director, Archie Windsor... Su tío.
—¿Qué más que aceptarlo, Archie? Me insultó y provocó él en primer lugar, yo sólo me defendí, sé que estuvo mal y aceptaré el castigo que sea necesario —respondió Rhys, con honestidad.
—Ya veo, eso en sí está bien, al menos aceptas que estuviste mal... Pero aunque lo hayas hecho no veo ni una pisca de arrepentimiento en ti —asumió, cuando luego de mirarlo por un largo rato advirtió un gesto de negación de parte de Rhys—. Así que sólo procederé a castigarte de todas formas, aunque será leve, es sólo una pelea de adolescentes después de todo —añadió, sacando una carpeta del cajón de su escritorio.
—¿Suspensión? —preguntó Rhys, leyendo el papel que Archie había dejado sobre la mesa.
—Una semana... Además de esto, también deberás escribir una carta de disculpas hacia tu agredido, son sólo políticas de la institución, si quieres sólo escribe un: «Lo siento» y está hecho —respondió Archie, entregándole el papel con un bolígrafo—. Firma aquí... Luego pondré el sello del colegio —añadió, señalando un espacio en blanco.
—Bien... Listo. —Rhys le devolvió el bolígrafo—. ¿Y qué hago con esto? —preguntó, sacudiendo el papel con su mano.
—Se lo debes de dar a Clio —indicó Archie.
—¿A mamá? —preguntó el chico, con sobresalto.
—Sí, perdón por eso, pero la tuve que llamar, Rhys, nunca has tenido un comportamiento así antes y ella debe de saberlo.
—Sí, lo sé, lo entiendo... ¿Así que sólo me voy o el castigo comienza mañana? —preguntó Rhys, poniéndose de pie.
—Puedes hacer lo que quieras, el castigo recién comienza mañana, aunque creo que ella debe decidir en este caso —respondió Archie, moviendo su cabeza, en dirección a su hermana, quien se encontraba parada en la puerta de la oficina.
—Mamá... Estás aquí. —Rhys se dio la vuelta. Algo de desilusión había en sus palabras, él quería golpear a Louis de nuevo antes de irse, pero con su madre ahí eso iba a ser imposible.
—Hablaremos en el auto, Rhys... Ve a buscar tus cosas, te espero afuera —ordenó Clio, con seriedad.
Rhys sabía que hacer enojar a su madre era muy difícil, por no decir imposible. Pero a pesar de eso, notó que en ese momento ella estaba furiosa.
—Sí... Ya voy. —Rhys obedeció la orden de su madre, y abandonó la oficina rápidamente.
—¿Te dijo por qué lo hizo? —preguntó Clio, tomando asiento frente a su hermano.
—El otro chico lo insultó y provocó, fue una respuesta natural, Clio, no seas tan severa con él —respondió Archie, quitándole importancia.
—No, Archie... No quiero que haga esas cosas, le daré el castigo que merece por hacer algo así, tú sabes que la violencia no está bien, tampoco quiero que termine como su padre o como el nuestro —dijo ella, demasiado opuesta a lo que su hermano pretendía aceptar.
—Te estás yendo muy lejos, Clio, ellos tuvieron situaciones de vida muy diferentes a la de Rhys, y por eso terminaron así, una acción aislada del impecable historial de tu hijo no lo va a convertir en un monstruo.
—No podemos afirmar nada, Rygal era como él, pero luego de la muerte de su madre cambió radicalmente, ahora es demasiado frio, incluso conmigo y con sus hijos... No quiero ese destino para ninguno de los chicos, ni para Vlas, ni para Demian... Y menos para Rhys. —Algo de miedo se vio expresado en el rostro de Clio luego de decir esas últimas palabras, no sólo trajo algunos malos recuerdos, sino que vio una imagen que no quería ver en sus hijos, y eso la impresionó.
—¿Por qué Rhys específicamente? ¿Por qué no Demian, o Vlas? Ellos también son hijos de Rygal —indagó su hermano.
—Ellos no son como su padre, Archie... Demian es alguien divertido, carismático y extrovertido, alguien que no le haría daño ni a una mosca, es un niño hermoso... Y con respecto a Vlas, él apenas es un bebé, y es un ser de luz... Ellos son más como yo, sabes... Pero no puedo decir lo mismo de Rhys, cada vez que lo veo puedo notar que es igual a Rygal de adolescente: Inteligente, talentoso, rebelde, creído, egocéntrico, cerrado e introvertido... Y ahora también violento, dime Archie, ¿Cómo quieres que no asuma que puede llegar a convertirse en Rygal?
—No lo sé, Clio, pero lo que si te puedo decir es que él no será como su padre, quizás tú lo dices porque lo ves poco tiempo, pero conmigo es diferente... Veo a Rhys todos los días, tantas horas, que puedo reconocer fácilmente la cantidad de talento que posee en todas las ramas de la actividad humana... Es un líder nato, es académica e intelectualmente superior a cualquier adolescente de su edad, o a cualquier persona de este lugar, usa su ingenio para resolver los problemas analizando cada detalle de lo que lo rodea, como si fuera un escáner, sabe perfectamente qué hacer en cada momento, qué decir, cómo reaccionar, cómo actuar, cómo ser, puede adaptarse a cualquier situación que se le presente y lo puede hacer de una forma natural como si fuera algo tan común como respirar, tiene un don único, algo que en mi años siendo director de este lugar nunca vi, ¿Me entiendes, Clio? Rhys puedes ser todo lo que tú digas, pero también es un adolescente que sabe perfectamente lo que hace y lo que quiere, y no importa quién sea su padre, su abuelo, sus tíos, su madre o sus hermanos... Si él tiene ese don, nada de lo que lo rodee importa, él lo va a lograr igual.
La extensa descripción de Rhys que Archie dejó salir, hizo escalofriar a Clio. Su hijo era especial, quizás más que sus otros hijos, quizás más que su esposo, quizás más que cualquier persona que jamás haya conocido antes. Pero ser especial podía ser a su vez tan peligroso como la vida misma. Ella sabía que Rhys no iba sólo a ser un «chico prodigio» y nada más, su potencial era la pieza principal del rompecabezas que Rygal había estado armando por años, por lo que ese miedo que sentía no era algo irracional, sino que tenía antecedentes que se remontaban a diez años atrás.
Diez años atrás...
Remia, Ajax, Residencia Windsor - 27 de Octubre - Año 502
—Cariño... Necesito hablar contigo —dijo Clio, entrando a la oficina de su esposo. En el medio de la noche. No lo había visto en todo el día, y ella sabía que la madrugada era su horario especial.
—¿Qué pasa, Clio? Estoy en algo importante ahora —preguntó Rygal, sin levantar la vista de lo que sea que estuviera escribiendo.
—¿Recuerdas que hoy tenía que ir con Rhys a la psicóloga porque su maestra me envió? —Clio preguntó, tomando asiento en uno de los sillones que flanqueaban el escritorio.
—Sí... Me lo dijiste hace una semana creo —respondió él, prestándole atención a su esposa—. ¿Por qué me lo preguntas? ¿Tengo que ir yo también?
—No, nada por el estilo, de hecho ya fuimos, es que ella me dijo algo muy importante sobre Rhys, y creo que como su padre debes de saberlo.
—Ya veo... Entonces, ¿Qué pasó con él? —preguntó, dejando de lado algunos papeles y prestándole todavía más atención.
—Ella me dijo que Rhys es especial... Hasta cierto punto.
—¿Cómo que «especial»? ¿Tiene alguna enfermedad, problema o algo que lo limite?
—No, Rygal, especial en el sentido de único... Rhys es extremadamente inteligente, incluso para ser un niño de apenas cinco años.
—Pero Clio, eso ya lo sabemos, no lo enviaron al psicólogo porque demuestre una inteligencia superior, lo enviaron porque supuestamente es alguien solitario e introvertido, pero aun sigo pensando que no era necesario, no puedes generalizar la personalidad de un niño por algunas acciones aisladas.
—Te estás adelantando, Rygal, iba a explicar eso ahora mismo... Mira, Rhys es un niño normal, no es alguien introvertido o solitario como nos habían dicho, sólo que no le gusta estar rodeado de personas, dicho por él mismo de hecho: «Me aburre tener que relacionarme con personas que no me dan una primera impresión interesante, al final todo se vuelve monótono» —Clio citó las palabras de su hijo.
—Eso es algo que podría decir yo... Me gusta su pensamiento —rio Rygal.
—Pensé exactamente lo mismo... No lo sé, Rygal, sólo creo que es extraño que Rhys haya dicho eso teniendo apenas cinco años, no es algo que pensaría un chico de su edad, creo que tampoco es algo que pensaría un adulto como nosotros... Bueno, exceptuándote a ti.
—Clio... Te diré algo sobre Rhys.... Déjalo ser, no hay persona en este mundo que alguna vez logre entenderlo, créeme, puedes llevarlo a miles de psicólogos o psiquiatras, demagogos o adivinos... Todos te dirán los mismo: «Rhys Windsor posee un talento único», ¿Y sabes qué? Así es como debe de ser, no usé los mejores genes de ambos para que Rhys sea un ser humano normal, porque alguien normal no podría seguir mi legado.
—Rygal... No quiero que conviertas a Rhys en algo que no quiere ser sólo por tus ambiciones, nos pusimos de acuerdo en que le daríamos la vida de un niño normal... Es lo que se merece, te alejaste de tu familia y le pusiste mi apellido por la misma razón, sé que eso no hará que esté bajo el foco del mundo de todas formas, es nuestro hijo después de todo, pero sólo quiero que no se sienta presionado por nuestros deseos... Quiero que sea libre.
—Sí, Clio... Obviamente no lo forzaré a elegir algo que no quiera, le daré la libertad que un niño necesita para explotar su talento, pero te lo digo ahora, Clio, para que más tarde no haya confusiones... Si Rhys se desvía del camino, nada impedirá que yo haga lo imposible para traerlo de nuevo, ¿Bien? —preguntó Rygal, cambiando su rostro a uno de seguridad.
La firmeza con la que dijo esas palabras hizo que Clio tragara saliva, y se quedara en silencio... Hasta que luego de unos segundos que parecieron eternos, dijo lo impensable para ella misma, y para Rygal también:
—Bien... Yo haría lo mismo, pero ahora yo también quiero dejar en claro algo, Rygal... No olvides que Rhys también es mi hijo, no vas a pasarte con él porque yo estaré detrás de ti en todo momento, no me lo pensaré dos veces si tengo que ponerle un freno a tus acciones —respondió ella, poniéndose de pie. Con sus pasos resonando con fuerza por el suelo de la oficina marcó su camino hasta la puerta—. Puedes seguir con lo que estabas haciendo... Debo ir a atender a nuestro hijo —añadió, abandonando la oficina.
—Sabía que no me equivocaba al casarme contigo... Clio Windsor —rio Rygal, antes de seguir con lo que estaba haciendo.
Presente...
Remia, Ajax, Escuela Secundaria de Ajax - 8 de Mayo - Año 512
Salón de clases...
—¿Pero ustedes vieron ese movimiento? Fue tan rápido que Louis no pudo siquiera reaccionar a este —declaró David, emocionado.
—Todos sabemos lo bueno que es Rhys peleando, fue estúpido de parte de Louis provocarlo de esa forma —dijo Jake, dándole una mirada al banco vacío de Rhys.
—Lo iba a seguir golpeando, no tenía intención de parar, no hasta que llegó el director... ¿Tan molesto estaba? —preguntó Ashley, confundida.
—Es una pelea que ya tiene antecedentes, Louis nunca le pudo ganar a Rhys en nada, y sólo se ha dedicado a difamarlo y hablar sin saber sobre él, entiendo hasta cierto punto la molestia de Rhys... Obviamente llegaría a un momento que no aguantaría más —respondió Jake, alzando sus hombros con obviedad. De paso, también dirigió su mirada a Ashley. Ella entendió ese gesto.
En realidad, la pelea de Rhys y Louis se remontaba dos años atrás, cuando ellos todavía se encontraban cursando la secundaria. En esta época, el colegio organizaba un viaje anual con duración de un mes que transcurría entre junio y julio, inicio del verano remiano. El lugar de destino era Basil, la ciudad ubicada en la costa oceánica de la nación, un destino turístico que clamaba hermosas playas y un clima perfecto para el verano.
Rhys, Ashley, Jake y su clase, segundo de secundaria en ese entonces, llegaron a Basil ese verano. Las cosas sucedieron con normalidad la primera semana, de un lado al otro de la ciudad, entre hoteles y playas, cenas bajo la luna, y desayunos en frente del mar. Hasta que llegó el momento del cruce de clases. En otra de las clases de segundo se encontraba Louis Tyson, así como David Xitch. David tenía cierta «amistad» con Louis, ya que ambos compartían tiempo en el equipo de futbol que Rhys capitaneaba, esto hizo que se formara un grupo grande con ellos reunidos. La situación nunca llegó a estar del todo clara, sin embargo, ese fue el momento en el cual comenzó todo el problema con Rhys y Louis, ya que Louis, según Jake y David, llevó a Ashley a un lugar algo oculto en el hotel en el cual se quedaban en ese momento, los rumores indican que fue el sótano, sin embargo, muchos de los chicos del colegio aseguran que en realidad la llevó a su habitación. Aun así, a Rhys no le importaba mucho el lugar, lo que sí le importaba era lo que había sucedido. Ashley nunca quiso decir la verdad, ella sólo decía: «No pasó nada, él es un imbécil, fui tonta al creer que en realidad necesitaba mi ayuda». Poco como para poder sacar una conclusión de todo lo ocurrido.
Rhys se enteró muy tarde de todo, ya que Ashley le pidió expresamente a cualquiera persona que supiera lo que pasó que no le contaran, conociendo su personalidad, sabiendo como actuaría si se enterara. Pero Rhys Windsor no era un cualquiera, y se enteraba de todo lo que sucedía, por eso, el rumor no tardó mucho en llegar a él, y la furia se apoderó de su persona. Rhys juró desde ese momento golpear a Louis hasta que este dijera la verdad, sin medir las consecuencias. Lo fue a buscar a su habitación, y lo único que se llevó de respuesta luego de darle algunos puñetazos fue un: «Ella quería, yo sólo le di el gusto», acompañado de una sínica risa que hirvió más su sangre. Louis tuvo suerte de que justo llegaron Jake y Ashley detrás de él, porque Rhys no pretendía parar.
Un años después del suceso, Rhys abandonó el equipo de futbol y Louis pasó a capitanearlo. Tal acción llevó a que Louis asegurara ante cualquier persona que le preguntara el motivo, que él hizo que Rhys fuera expulsado, entre tantas cosas que cada día llegaban a los oídos de Rhys, pero que él intentaba ignorar... Hasta que ya fue muy tarde, y todo desembocó esa misma tarde.
—Pero tampoco es para que ataque a una persona de esa manera, si no lo paraban las consecuencias hubieran sido graves, lo golpeó una sola vez y lo noqueó... Eso no es normal —Lara se unió a la conversación, aun sorprendida luego de haber apreciado aquel grado de violencia al que Rhys había llegado.
—No, no lo es... Rhys es artista marcial, desde pequeño entrena esas disciplinas, está a años luz de distancia de cualquier persona que intente pelear con él... Una vez escuché que pudo vencer a cinco personas adultas que intentaron robarle teniendo solo siete años —contó Jake.
—Una nueva característica más al esquema de Rhys Windsor que he estado creando, ¿Qué falta? ¿También es campeón de ajedrez? —preguntó Lara, con sarcasmo, aun así, todos quedaron en silencio ante su broma—. No puede ser... ¿En serio?
Ya era algo inhumano, ese fue el pensamiento de Lara cuando cayó en cuenta de que tal vez su broma no estaba tan alejada de la realidad.
—Venció a un gran maestro... Así que por lógica debería ser el mejor ajedrecista del mundo, pero él no compite oficialmente —respondió Ashley, moviendo sus pies de un lado al otro, hasta que sintió como pateaba algo debajo de la mesa—. ¿Qué es esto? —preguntó agachándose. Levantó la mochila de Rhys luego de hallarla en ese lugar.
—Mi mochila —respondió él, entrando al salón de clases.
Automáticamente todas las miradas se dirigieron hacia él, mientras caminaba en dirección a donde estaban reunidos sus amigos.
—Rhys... ¿Qué te dijeron? —indagó David, sin muchas vueltas.
Los salvó a todos, ya que querían saber la respuesta pero ninguno se animó a hacer la pregunta.
—Una semana de suspensión y una carta de disculpa... Y encima se supone que fue un castigo leve —respondió el príncipe, guardando sus cuadernos en su mochila luego de que Ashley se la alcanzara.
—Ya veo... ¿Entonces te irás ahora? —preguntó Jake.
—Sí, mi madre fue avisada por Archie y me vino a buscar —respondió Rhys.
—¿Clio está aquí? —preguntó Ashley, sorprendida, y un poco emocionada. Ella admiraba mucho a Clio Windsor.
—Sí... Me está esperando afuera, así que debo apurarme, nos vemos la próxima semana —se despidió de todos, mientras caminaba hacia la puerta, hasta que recordó algo y dio una vuelta—. Oh... Lo olvidaba... Lara, necesito hablar contigo, ¿Puedes acompañarme? —preguntó, alzando su pulgar, que apuntaba hacia afuera.
Unos minutos después...
Ambos estaban sentados en un banco del patio... La incomodidad era mucha, no porque estuvieran únicamente ellos dos, uno al lado del otro. Sino porque estaba absolutamente toda la institución viendo su charla a través de las ventanas de la construcción. Luego de la pelea de Rhys y Louis se corrió el rumor de que Lara había sido la razón, por lo que las teorías no tardaron en aparecer. Verlos solos solamente alimentaba la de que ellos estaban juntos.
—Perdón por ponerte en el ojo de todos, pero necesitaba aclarar algo —Rhys se disculpó, sin dejar de mirar hacia adelante.
—No pasa nada... ¿De qué querías hablar? —preguntó Lara, interesada en su cuestión.
—En realidad sólo quería disculparme contigo por lo de esta mañana... Te dije algunas cosas que no debería haber dicho sólo porque estaba enojado con Louis, no debí desquitarme contigo... Perdón por eso.
Bajó la mirada luego de decir eso, y espero la respuesta de Lara. Luego de unos segundos, sintió una mano apoyarse en su hombro.
—Quédate tranquilo, Rhys, tomo tus disculpas, fue sólo un momento de enojo, no puedo tomarme en serio lo que sucedió ahí —respondió ella, con una gran sonrisa.
Esa sonrisa aclaró la mente de Rhys en un instante, y otra vez esa extraña sensación que había tenido el día que la conoció vino a él. Lo notó tarde, claro... Lara no sólo le parecía hermosa e inteligente... Ella, tal vez... Podría haberle comenzado a gustar... Aunque, sólo un poco.
—Okey, eso me alivia —suspiró Rhys, poniéndose de pie—. Nos vemos la semana que viene entonces, Lara... Suerte en el examen de mañana —añadió, y comenzó a caminar, alejándose del banco, donde ella seguía sentada.
—Nos vemos, Rhys Windsor. —Lara lo vio irse del lugar—. Nos volveremos a ver. —murmuró al final, sonriendo ligeramente. El alivio la invadió desvaneciendo el sentimiento de decepción que había tenido esa mañana... Así que no, Rhys no era nada parecido a lo que había escuchado de él. Todavía le faltaba mucho por saber de ese chico.
Más tarde...
Remia, Ajax - 8 de Mayo - Año 512
Rhys miró a su madre. Ella estaba en silencio, con la mirada firme en la carretera, sin hacer siquiera una mueca, parecía una estatua. Aunque el viento que entraba por la ventana hacía ondear su largo cabello castaño claro como si fuera una bandera. Su madre era muy hermosa y joven a la vez... Sus brillantes y afilados ojos verdes que él mismo había heredado y el largo y ondulado cabello castaño claro que llegaba hasta la mitad de su espalda le daban un gran atractivo físico, sin contar su delicado rostro que parecía estar hecho de porcelana... Vaya mujer hermosa. Él pensó que Lara era muy atractiva, pero había olvidado la figura de su madre.
Para él mismo, su madre y sus hermanos lo eran todo, Clio era muy dulce y cariñosa con él, lo había sido toda su vida, después de todo, Rhys fue su primerizo a la temprana edad de diecinueve años y aprendió a ser madre con él, por eso mismo le guardaba un cariño muy especial, cariño el cual Rhys aceptaba y devolvía con la misma intensidad.
Luego estaban sus hermanos menores, Demian y Vlas... Demian tenía nueve años y Vlas solo tres. Podía describir a cada uno con una sola palabra, el extrovertido era Demian y el apacible era Vlas. Siempre sintió que cada uno tenía una cualidad suya pero a su manera, por esa razón los apreciaba tanto, ya que el día en el que se sintiera solo en el mundo, ellos estarían ahí, él sabía que nunca lo abandonarían, él incluso tenía una unión especial con ellos, un sentimiento único que superaba al amor y todo lo que venía después de este.
Rhys también tenía en claro el destino que le esperaba... Ese trono en el Palacio Real de la Isla Rem sería suyo tarde o temprano, y él pensó varias veces los motivos por los cuales tomaría ese puesto: ¿Por qué decidiría ese rumbo en su vida? Y siempre que lo hacía la imagen de su madre y de sus hermanos aparecía en su mente, después de todo, no tenía nada más que ellos, hasta su propia identidad no era de él, era de Rhys Windsor, pero: ¿Quién era Rhys Windsor?
Su mundo estaba rodeado de apariencias, fijándose siempre en lo superficial y nunca intentando profundizar en nada, ni siquiera en él mismo, nunca cuestionándose por nada de lo que tenía o lo que tendría, siempre aceptando que todo lo que llegaba hacia él era por una sola razón, porque era el príncipe de Remia y porque así lo había decidido su estatus... Su destino. Un pensamiento demasiado conformista para el chico prodigio del que todos hablaban, ese chico prodigio que no podía decidir por él mismo y que cada día se encerraba más y más en un mundo que lo limitaba. Tan así que cuando algún día tomara una decisión por sí mismo ya sería muy tarde para elegir algún camino por el cual seguir.
Su madre seguía conduciendo y él no quería decir una sola palabra, sólo se escuchaba el ruido del calefactor y del motor del auto en el intranquilo silencio que los rodeaba.
—Tengo una sola pregunta —Clio habló primero, apagando el silencio—. ¿A qué se debió esa pelea? —preguntó, con curiosidad.
Lo dijo con tranquilidad, por lo que Rhys asumió que el enojo ya se le había pasado.
—He tenido algunos encuentros con él, tiene un extraño complejo de inferioridad que intenta sosegar difamando a los demás... Parece que soy el principal causante de esto, y a la vez, su principal objetivo cuando de hablar mal de otras personas se trata... Así que me cansé y le exigí respeto, quería pelear, lo ignoré, pero terminó por atacarme por la espalda, no me iba a dejar lastimar por ese estúpido, entonces me defendí y lo golpeé en el rostro, quise hacerlo reiteradas veces pero Archie intercedió... Al final se lo merecía, espero ahora sepa con quien se mete —explicó el chico.
La frialdad y tranquilidad con la que Rhys dijo eso sorprendió a Clio. Ella entendía la respuesta de Rhys, pero la asustó notar que él no tenía ni un poco de remordimiento por haber atacado a su compañero. Lo había desconocido.
—¿Sólo eso? —Clio quiso descubrir más, sabía que él estaba omitiendo algunos detalles.
—Sí, mamá... Eso, y algo más... —respondió Rhys, y bajó la mirada, con la duda de sí seguir hablando.
—Dime todo, no me voy a enojar por eso... Ahora entiendo por qué reaccionaste así —respondió Clio, con serenidad.
—Hay una chica: Lara... Ella es nueva, llegó a Remia hace apenas tres días, pero parece que está interesada en mi... Así que a este tipo le molestó que ella preguntara mucho por mí, ya que era él quien quería salir con ella, creo que fue eso lo que terminó por hacer que actúe así hoy al provocarme —explicó Rhys, aun cabizbajo. Él nunca hablaba de chicas con su madre, en realidad nunca hablaba de chicas con nadie, quizás por esa razón se sentía extraño hacerlo.
—Ya veo... —Clio únicamente logró decir eso, se había llevado una gran sorpresa al escuchar las palabras de su hijo, al parecer él ya estaba entrando a esa edad.
—¿No sabes qué decir? —preguntó Rhys, inmediatamente.
—Algo por el estilo... Siempre creí que cuando se tratara de chicas sabrías arreglártelas solo, pero veo que eso te ha traído más problemas que dichas —respondió Clio, entre risas.
Rhys sonrió, le encantaba escuchar a su madre reír.
—Más o menos, ella es una chica muy hermosa e inteligente, creo que está por encima del promedio en muchas características, pero no sé cómo podría llevar la situación... Apenas la conozco y ya me vio golpeando a alguien, seguramente ahora tenga una mala impresión de mí —dijo Rhys, con gracia. Comenzó a reír al final.
—Yo conocí a tu padre luego de que él me defendiera de algunos bravucones en el colegio, Rhys... Eso es lo de menos, a veces la forma más extraña de conocer a una persona es la más memorable, y si a ella le interesó tu persona desde el principio no creo que haya manera de que ahora tenga una mala imagen de ti... ¿Ella sabe todo el contexto detrás de la pelea?
—Supongo, yo se lo dije hoy antes de que sucediera, pero luego le pedí perdón por hablarle de esa manera, quizás le quitó importancia y no se lo creyó al pensar que sólo lo dije porque estaba enojado. —Rhys al decir eso se lanzó hacia atrás, y apoyó su cabeza en el asiento—. Tú eres una chica, mamá... Viendo que eres muy hermosa supongo que en tu adolescencia viviste algunos sucesos parecidos... ¿Qué consejos me darías? —pidió una sugerencia de su madre.
Clio lo miró con extrañeza y no supo qué responder. Se quedó pensando algunos segundos... Ella no era muy buena en ese tipo de conversaciones, aunque una madre siempre debe comprender a sus hijos, se le hacía difícil poder explicarle a Rhys sensaciones que ella nunca experimentó, la persona que tenía que estar en ese lugar era Rygal, pero ella lo sabía, él nunca haría algo por el estilo... Por lo que dijo lo único que se le ocurrió en el momento:
—Emm, mira Rhys, es difícil, no conozco mucho tu relación con esta chica, y creo que es algo normal pelearse por amor en la adolescencia, como te lo dije, tu padre me defendió de algunos chicos que se burlaban de mí en el colegio porque era una chica tímida —ella rio, con nostalgia—. De todas maneras, no apoyo la actitud que tuviste hoy, no te castigaré, nunca habías hecho algo asi y confío en que no lo harás de nuevo, creo que la suspensión es suficiente para que entiendas lo que hiciste mal, apenas tienes quince años, demasiadas cosas que aprender, no puedo sólo castigarte por cada error que cometas... ¿Qué enseñanza te daría al no darte explicación alguna?
Clio tuvo mucho miedo, siempre. Tuvo mucho miedo de no saber cómo criar a sus hijos. Prácticamente ella aprendió todo por sí misma. Su madre murió al darla a luz, ella nació como la segunda hija de Mark Windsor con su primera esposa, Elizabeth Windsor. Su crianza estuvo marcada por dos grandes sucesos... Primeramente: La falta de una figura materna en su vida. Para luego ser afectada por: La falta de una figura paterna en su vida... Porque sí, su padre siempre le guardó un gran desprecio por haber sido la causante directa de la muerte de su esposa, nunca la amó y la alejó de la familia que comenzó a formar luego de casarse por segunda vez. Ella fue apartada tan fuertemente que hasta la muerte de su padre no pudo volver a ver la cara de sus hermanos de nuevo.
Estos sucesos la marcaron de por vida, le dieron tantos miedos e inseguridades que siempre fue una marginada social... Sus complicaciones para socializar eran obvias, no tenía un autoestima alta, la culpa y el desprecio siempre la atormentaron hasta el punto de impedirle vivir una vida como una persona normal. Su primer período, sus cambios, su primer amor, el constante acoso escolar que recibía, su soledad... Todas esas etapas las tuvo que vivir y superar sola, ella no podía pedirle ayuda a su padre, ni a la esposa de su padre, ni a sus hermanos; sin contar los demás miembros del clan. Ella ni siquiera salía de su casa para así poder relacionarse con todos ellos. Todo se le era negado.
Cuando ya se había acostumbrado a vivir así no le importaba demasiado lo que sucedía a su alrededor, aceptó esa vida, sintió que no iba a poder hacer nada para cambiarla, sintió que al final, por haber matado a su madre al nacer, eso era lo que se merecía. La culpa y el autodesprecio era su alimento de todos los días.
A los dieciséis su vida dio un cambio rotundo cuando Rygal Di Rem apareció en esta... Egocéntrico, frío, solitario, muy inteligente y apuesto. Ella lo conocía por la misma razón por la cual todos lo conocían: Él era el príncipe de Remia, el primogénito del rey. Clio sentía que él era todo lo contrario a ella, aunque era muy popular rechazaba a todos, le gustaba estar solo, nadie lo juzgaba, nadie lo acosaba, nadie hablaba sobre él, su presencia no sólo intimidaba, también encantaba, era casi como un carisma sobrenatural.
No lo podía comprender, siempre lo veía de lejos y se quedaba mirándolo por mucho tiempo, intentando descifrar su persona en ese semblante serio, con sus facciones delgadas y delicadas, esos ojos grises que parecían guardar una eternidad no se apagaban jamás, su cabello era desordenado, ni lacio ni ondulado, color negro oscuro, y apenas saltaban a la vista algunos mechones grises. Era atractivo, muy atractivo, pero era extraño, ella sabía que él era alguien misterioso, aunque nadie hablara de él, de todas maneras se podía dar cuenta como una sensación de intriga siempre quedaba en todas las personas que lo veían pasar. En ella también.
Ella quería saber de él, tenía un interés que nunca antes había sentido por nada ni nadie, pero Rygal era distinto, quizás eso era lo que la atrapaba, saber que él no era como todos los demás, creer que la trataría de forma distinta... Porque si, él era la única persona en toda la institución que parecía no importarle ni afectarle su presencia. Ese interés sólo era una búsqueda de aprobación, si él era distinto y ella también lo era, quizás su camino era el mismo... Por eso, sin conocerlo, sin saber lo que era el amor, sin antes sentir algo así por alguien, sin que nunca antes nadie le diera un sólo poco de cariño... Se enamoró. Y al final no le salió tan mal, con él tuvo a sus hijos, lo más importante que tenía y jamás tendría otra vez, ellos eran su todo... Por eso, aun con su cambio con el paso de los años, todavía amaba a Rygal, porque él era alguien trascendente en su vida también... A pesar de todo.
—¿Se lo vas a decir a papá? —preguntó Rhys, mirándola de reojo.
—Antes de que empiece a notar que faltarás al colegió debemos decirle... Es tu padre, y no podemos ocultarle cosas.
—No creo que le importe mucho después de todo... Probablemente nos diga que tiene cosas que hacer y sólo nos ignorará.
—Ey, no digas eso de tu padre... Ser el líder de la nación no es un trabajo fácil, pero eso no significa que no le importemos.
—Si tú lo dices, mamá —dijo Rhys, con ironía, concluyendo la conversación.
A través de los años pudo notar que realmente su padre no le daba demasiada importancia a él o a sus hermanos, no sabía exactamente la raíz de esto, su madre casi siempre decía: «Tu padre tiene mucho trabajo». Ella tampoco lo molestaba mucho, y eso a él le enojaba, hasta cierto punto, ya que pensaba: ¿Acaso su padre era estúpido? ¿Qué tenía en la cabeza al rechazar pasar tiempo con una mujer como su madre por el trabajo?
Quizás sí tenía mucho trabajo, ser el Primer Ministro de una nación como Remia debía ser duro, sin embargo, como Primer Ministro, él era el líder de la nación también, tenía el poder suficiente como para hacer que alguien se encargara su trabajo por unas horas mientras él las pasaba con su familia. No odiaba a su padre, jamás le hizo algo que hiciera crecer un sentimiento de esa magnitud contra él, pero ciertamente le molestaba esa actitud tan fría de él hacia ellos, principalmente hacia su madre, porque sabía que ella lo amaba demasiado, y a veces se veía triste y solitaria, él intentaba hacer lo posible para que ella no se sintiera así, haciéndole de compañía. Pero no era lo mismo, ella también necesitaba de su esposo.
Tal vez cuando creciera y estuviera en su lugar podría entender la razón por la cual su padre organizaba sus prioridades de esa manera. Pero hasta que ese momento llegara, tendría que vivir con esa duda en su mente.