—Confía en mí, el café aquí es buenísimo. Te va a encantar —dijo Ava.
Damien la había dejado para atender algunos asuntos por lo que había decidido pasar el rato con Ava. Se sentía sola cuando estaba por sí misma en casa. Pero cuando Damien estaba, todo lo que quería era acurrucarse con él mientras le leía libros.
Su voz era simplemente perfección pura. No podía creer el tipo de libros que ella leía.
—¿Segura que eres virgen? Porque este libro es puro porno en palabras —comentó él anoche.
Beatriz todavía recordaba el horror en sus ojos mientras le leía una escena explícita.
—Por favor no me digas que esta es tu expectativa del sexo. Está tan mal escrito y da una expectativa tan poco realista sobre el sexo.
Beatriz arqueó las cejas hacia él:
—¿En serio?