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Han pasado tres meses.
Sally acunaba al pequeño Fengning, que estaba gordito y blanco, inhalando profundamente su olor a leche.
—Mi querido hombrecito, no eres un acreedor sino mi pequeño tesoro querido.
El pequeñín se rió "giggled~" con risa.
Desde que la naturaleza demoníaca dentro de él fue limpiada por la Sangre Divina, el pequeño había estado alegre todos los días.
A veces incluso balbuceaba con Sally, aunque ella no tenía idea de lo que estaba diciendo.
Y este pequeñín, cada vez se parecía más a ella.
Sus grandes ojos de fénix con forma de semilla de albaricoque, su diminuta carita de bebé con forma de semilla de melón, cabello negro y grueso, suave y agradable, su piel tierna y blanca como la nieve, cuando sonreía, era como una enredadera de trompeta en flor, sus mejillas se sonrojaban de rojo, exhibiendo completamente la belleza infantil.