Año 1418 DC.
Antiguo valle de Anáhuac (Ciudad de México en la actualidad)
Pueblo de Acolman (Imperio de TEZCOCO)
"Yao"
Papá era un hábil cazador, pues su trabajo era salir a cazar animales salvajes al bosque cada día para sustento de nuestra familia.
Yo al ser su hijo mayor estaba obligado a seguir sus pasos y ser un habilidoso cazador en el futuro, y no digo obligado de mala manera, pues siendo honesto me agradaba la idea de ser cazador de grande, al igual que mi padre.
Papá comenzó a llevarme de cacería exactamente cuando yo cumplí 8 años de edad, y desde ese momento el me había estado enseñando muchas cosas diferentes, pero en los últimos meses el solo se había enfocado en una cosa, y eso era la forma correcta de usar las armas, como el arco, la lanza, dagas entre otras mas que el usaba día con día.
Gracias a que papá era un excelente maestro, gane mucha experiencia de forma muy rápida, y con el paso del tiempo papá dejó de tratarme como un simple niño, más bien, últimamente el comenzó a tratarme como un cazador, un cazador novato.
En ese momento, yo me encontraba rastreando la dirección que habían tomado una manada de ciervos, usando como base principal huellas en el lodo, además de excremento fresco y cualquier otra pista que me fuera de ayuda, que en realidad no eran muchas.
-"Y bien Yao, ¿Que tan lejos está la manada? Ya llevamos horas siguiendo el rastro, pero aún no los veo por ninguna parte."
Dijo papá con un tono de burla, una sonrisa pícara y mirando hacia todas direcciones.
-"Estamos muy cerca, se fueron por este lado."
Dije algo dudoso con la mirada hacía el suelo, aún mirando las huellas y tratando de comprender si era correcta mi decisión, ya que por el agua de lluvia de la noche anterior, era un poco difícil distinguir las huellas en ese lodazal.
-"¿Estas seguro? Sigamos entonces, avanza y yo te seguiré de cerca Yao."
Dijo papá manteniendo su sonrisa burlona.
De alguna forma yo sabía que estaba en lo correcto, pero mi padre estaba tratando de ponerme nervioso para que fallará, cosa que parecía estar logrando, pues la enseñanza de ese día era ganar confianza de mi mismo y mantenerla sin importar las opiniones, quejas o distracciones de quienes estaban en los alrededores.
-"Uuugh"
Dijo mi padre. -"Las huellas se dividen hacía distintas direcciones, tal vez se fueron de este lado, ¿Tal vez por este otro? Ho no, esto es muy confuso, ¿Acaso los alcanzaremos algún día hijo?"
Dijo mi padre riendo, tratando de distraerme en cada posible ocación que pudiera, así que sin tomar mucha importancia a sus palabras, seguí mi instinto y me dirigí hacia el sur, claro que con mucho temor a estar equivocado, pero por suerte o tal vez por mi gran esfuerzo, después de caminar alrededor de 10 minutos más finalmente pudimos encontrar a la manada.
-"Papá mira... Allí están."
Dije con una sonrisa en mi rostro.
-"Buen trabajo Yao, estas mejorando muy rápido como rastreador, ahora miralos detenidamente y dime ¿Cuántos y cuales de esos 5 venados son hembras?"
-"Solo son 2, la madre de la izquierda y la cría de enmedio."
Dije con mucha seguridad.
-"Muy bien hijo, entonces nos llevaremos el macho joven que está a la derecha."
Dijo papá, mientras reducía el volumen de su voz.
-"¿Hay alguna razón en específico para llevar ese macho y no alguna de las hembras?"
Pregunté también con la voz muy bajo, casi como susurrando, pues los animales ya no se encontraban muy lejos de nosotros.
-"Si y se llama equilibrio hijo."
Dijo papá muy quedito.
-"¿Equilibrio?"
Pregunté con mucha curiosidad.
-"Así es, pero eso te lo explicaré de camino a casa, por ahora espera aquí, no hagas ningún ruido y cuida mi espalda, en caso de que se acerque algún animal salvaje."
-"Si padre."
Supongo que al ser ya tarde, por pasar gran parte del día rastreando esa manada, papá no estaba dispuesto a dejarlos escapar, por lo que él decidió hacerlo por su cuenta, en lugar de dejarme a mi intentarlo como lo había hecho en los días anteriores.
Después de ordenar quedarme en ese lugar y cuidar su espalda, papá se acercó a la manada de ciervos muy lentamente con su pecho casi rozando el suelo. Cuando estuvo a solo unos pocos metros, quito el arco de su espalda, y con mucha agilidad apunto al macho joven que había mencionado anteriormente.
Todo fue tan rápido, que en cuestión de solo unos segundos, papá tomó una posición de ataque, el se fijó poniendo una rodilla en el suelo, la espalda recta y tensó su arco con tanta fuerza, que incluso podía ver todos sus músculos y cada una de las venas de sus brazos muy marcadas, por toda presión que estaba ejerciendo en el arco.
Papá se quedó completamente quieto por un momento como si fuera una imponente estatua. En momentos como este, es cuando recuerdo la razón de porque quiero ser cazador de grande, pues quiero ser igual a mi padre.
Después de mantener esa postura por un momento, papá lanzó su flecha con gran potencia. De solo haber parpadeado, me hubiera perdido todo lo sucedido, pues en un momento el animal estaba comiendo plantas del suelo con las orejas levantadas, y al siguiente, estaba pataleando en el suelo con una flecha atravesando su garganta, mientras su manada a enormes saltos se alejaban de el.
-"Papá eso fue increíble."
Dije con la voz en alto, y con mucho orgullo de mi padre.
-"Verdad que si Yao."
Papá se acercó al venado y termino el trabajo, cortando su garganta con una daga. Despues de esperar a que el animal terminará de desangrarse, lo tomó en sus hombros y comenzamos a caminar directo hacía el pueblo.
Mientras caminábamos, papá me explicaba ciertas cosas que debía aprender como cazador, nada fuera de lo usual, pues esto ya era una rutina de todos los días.
-"La razón de llevar un macho en esta ocasión, es porque solo había dos hembras en esa manada."
Dijo papá mirándome a la cara, mientras caminábamos por enmedio del bosque.
-"Entonces ¿cuando hay más hembras en una manada, es mejor llevar una de ellas?"
Pregunté.
-"Así es Yao, cuando hay sobre población de hembras, es mejor llevar solo hembras y lo mismo sucede con los machos, de esa manera no interferimos en su reproducción y se mantiene un equilibrio en todos los aspectos del bosque."
-"Ahora entiendo papá, ¿Lo mismo sucede con las demás especies?"
-"Así es hijo, sucede exactamente lo mismo, también recuerda que si hay poca población de venados y una gran cantidad de jabalíes, debemos llevar sol..."
En ese momento papá se quedó en completo silencio, mientras su mirada se dirigía al pueblo, que estaba a unos 20 minutos caminando desde donde estábamos, pero que se podía apreciar claramente a la distancia, pues en ese momento nos encontrábamos sobre una colina.
Cuando voltee la mirada para ver la razón de porque papá se había quedado callado, no podía creer lo que había allí. Por increíble que parezca se podía apreciar a una persona, era una forma humana volando sobre el pueblo, un hombre adulto, pero por la gran distancia que había entre nosotros no se podían apreciar ni su edad ni sus rasgos, sin en cambio lo que si podía apreciar, era que este hombre tenía dos gigantescas alas de color obsidiana provenientes de su espalda, y posiblemente gracias a ellas era como se podía mantener en vuelo.
-"¿Papá que es eso?"
Pregunté a la vez que señalaba a esa persona con una de mis manos.
-"¿Que? No hagas eso Yao, no lo señales o podrá vernos."
Dijo papá con su voz quebrandose. -"Pero como es posible que tu también lo puedes ver Yao."
Dijo mi padre sorprendido.
-"Describelo, dime exactamente como se ve."
Papá se veía alterado, no quise decir nada más que lo alterará, así que solo respondí a su pregunta.
-"Si papá, parece un hombre, que está volando en el cielo, tiene dos enormes alas de color muy oscuras como la misma noche, pero no las mueve como las águilas, el solo está volando sin hacer nada."
-"Maldición aquí no, ¡Aún no! Aún no."
Por la reacción de papá, al parecer ese no era el primero de esos seres que el había visto en su vida.
-"Vamos Yao, demonios prisa."
Dijo mi padre, y después aceleró el ritmo de su caminata.
-"Si padre."
Respondí desde detras de el, y comencé a correr para igualar su ritmo.
Caminamos hasta que finalmente estábamos por entrar al pueblo, pero en ese momento fue donde pudimos ver a varios guerreros, que se encontraban por todos los alrededores del pueblo, así que papá se detuvo en ese lugar por un momento.
-"Yao... escúchame bien."
Dijo el casi como murmurando.
-"Si padre."
-"Esos son guerreros tepanecas del Imperio de Azcapotzalco, si guerreros como ellos están aquí en el imperio de tezcoco, significa que algo malo está por ocurrir.
No importa lo que me suceda y no importa lo que veas, debes llegar a casa lo más rápido posible, ve directo con tu madre y tu hermana, debes protegerlas de todo y sobre todo ¿me entendiste?"
Dijo mi padre mientras ponía una de sus manos en mi hombro.
-"Está bien papá."
Respondí con la mirada triste, pues aunque no comprendí en ese momento lo que estaba sucediendo, algo dentro de mi sabía que muchas cosas malas estaban por ocurrir, tal como lo había dicho mi padre.
Después de escuchar mi respuesta, mi padre sonrió de forma forzada y comenzamos a caminar nuevamente, pero en esta ocasión lo hicimos más relajados, como pretendiendo que nada había ocurrido, y que no habíamos notado a los guerreros de Azcapotzalco.
-"ALTO ALLÍ ¿QUIENES SON Y QUE ESTAN HACIENDO AQUI?"
Gritó un guerrero tepaneca, al mismo tiempo que nos apuntaban otros 2 guerreros más con sus lanzas, al notar nuestra presencia salir desde el bosque.
-"Somos lugareños, solo salimos a cazar."
Dijo mi padre, al mismo tiempo que levantaba las manos demostrando que no tenía malas intenciones.
Ellos se acercaron y nos rodearon,. Mientras inspeccionaban a mi padre con la mirada, uno de ellos jaló de golpe el ciervo de los hombros de mi padre haciéndolo caer al suelo, y otro más de ellos golpeó a mi padre en las costillas por detrás haciéndolo caer de rodillas.
Para ese momento yo estaba tan nervioso que no sabía que hacer, era la primera vez que me encontraba en esa situación, los pies me temblaban y tenía lágrimas en los ojos, así que cegado por la furia quise lanzarme sobre el hombre que lo había golpeado por la espalda, pero mi padre me detuvo poniendo una de sus manos en mi estómago, a la vez que me miraba al rostro, y movía su cabeza lentamente de un lado hacia el otro, dando a entender que me mantuviera quieto.
-"Por favor se los suplico, pueden hacer conmigo lo que quieran, pero dejen ir al muchacho, es solo un niño."
Dijo mi padre a los guerreros.
-"¿Tu quien eres para darnos órdenes campesino?"
Dijo otro de los guerreros, a la vez que golpeaba a mi padre en el rostro. Otro de los guerrero se acercó a mí y me arrebato los arcos de las manos, mientras se formaba una sonrisa engreída en su rostro.
-"Suficiente..."
Grito un cuarto guerrero que se acercaba caminando en nuestra dirección. -"Nuestras órdenes son detener a los adultos que pudieran representar una amenaza, aquellos que son guerreros, no golpear a cazadores y humillarlos frente a sus hijos."
Dijo el guerrero mientras aún seguía caminando.
El parecía ser de mayor rango, pues los demás se quedaron en completo silencio y agacharon las miradas en cuanto esté hombre estuvo frente a ellos. -"Tu niño, largo de aquí.
En cuanto al cazador, amarrenlo y llevenlo donde estan el resto de hombres de este pueblo."
-"Si señor."
Respondieron los guerreros a la vez que sujetaban a mi padre, quien me miró una última vez y asintió con la mirada para recordarme lo que debía hacer.
En ese momento corrí con todas mis fuerzas dirigiéndome a casa, viendo hacia los hogares del pueblo, como los guerreros entraban y obligaban a los hombres a salir, incluyendo a los ancianos.
Una vez que llegué a casa, pude ver a mamá y a mi hermana con los rostros sumergidos en pánico y terror, gracias a los gritos de las mujeres que se escuchaban en las calles del pueblo, pues al parecer ellas no podían hacer nada más que llorar, suplicar, lamentarse y maldecir, mientras sus maridos eran llevados por los guerreros tepanecas.
-"Yao hijo, gracias a Tlatlauhaqui y xipe totec que estas bien, les he estado rogando que cuiden de ti y de tu padre... Dime Yao ¿Donde esta tu padre?"
Pregunto mamá con llanto en su voz.
-"Los guerreros tepanecas, ellos nos detuvieron en la entrada del pueblo, ellos tienen a papá ¿Madre que está sucediendo?"
Pregunté mientras estaba en los brazos de mamá.
-"No lo sé hijo."
Mamá no sabía que hacer ni que decir, así que solo nos mantuvo entre sus brazos a mi hermana y a mi.
Las horas pasaron, y después los días. Gracias a que mamá y papá eran muy cuidadosos, estuvimos comiendo carne seca que ellos guardaban como reservas de alimento.
...
Al anochecer del tercer día, cuando todo estaba en completo silencio, comenzó un gran escándalo procedentes del centro del pueblo.
-"Los guerreros acolhuas llegaron, los guerreros acolhuas ya llegaron."
Gritaba una mujer al mismo tiempo que se escuchaban el choque de armas entrando en combate por todos los alrededores.
En ese momento salte de la emoción y corrí hacia la puerta para presenciar esa gran batalla que se estaba efectuando. Allí fue cuando pude ver por primera vez una pelea real, una pelea entre los poderosos guerreros acolhuas de tezcoco con sus chimalli y sus grandiosos penachos, contra los guerreros tepanecas de Azcapotzalco para liberar a nuestro pueblo. Todo era increíble, y más por el hecho de que era de noche y ellos peleaban con antorchas en mano.
La lucha fue feroz y por el hecho de que había poca luz por las antorchas, la batalla se alargó por horas, hasta que algo golpeó nuestra casa por la parte de atrás, en ese momento entré en pánico y corrí al centro de la casa para ponerme frente a mi hermana y mi madre, intentando protegerlas de cualquier amenaza que entrara por la puerta.
En ese momento pude sentir un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, pues no sabía que era lo que entraría a la casa, ¿Un guerrero acolhua herido suplicando por ayuda? ¿Un enemigo tepaneca? ¿Un animal? ¿Que debería hacer? Estuve empapado en miedo y sudor hasta que pude ver que quien entro a la casa había sido mi padre. Así que dejándome llevar por mis emociones, una sonrisa inocente se formó en mi rostro.
Pero esperen, al ver detenidamente a esa persona, comprendí que el no era mi padre. Mi mente Infantil me había jugado una mala broma, pues muy dentro de mi corazón deseaba que esa persona fuera mi padre.
Quien en realidad había entrado a la casa era un hombre desconocido, aunque su físico era muy parecido al de mi padre, y por esa razón y la oscuridad de la noche fue que me confundí. ¿Pero quién es este hombre? No portaba armadura alguna, así que no era guerrero tepaneca o acolhua, pero tampoco parecía ser un hombre del pueblo, pues nunca lo había visto.
Estaba tan confundido, que me quedé pasmado del miedo, hasta que sentí un golpe en el rostro que me lanzo al suelo. Al levantar la mirada y recobrar el conocimiento, pude ver que este hombre tomó a mi hermana pequeña y a mi madre de los cabellos, para llevarlas arrastrando hasta la puerta, pues su intención era clara, el las queria secuestrar.
Este hombre trato de salir por la puerta, cuando algo lo golpeó en el cuello lanzándolo al suelo. Este era un guerrero acolhua, y viéndolo bien, era el hijo de la vecina de al lado, un joven guerrero, y que estaba en la compañía de un anciano, su padre.
El guerreros colhua después de lanzar al suelo a ese sujeto, lo golpeó una y otra y otra vez hasta que dejó de moverse.
-"Estos malditos caníbales no pierden el tiempo, en cuanto ven una batalla, se mezclan entre la confusión para secuestrar gente. ¿Están bien?"
Pregunto el joven guerrero, mientras ayudaba a levantar a mi madre y a mi hermana.
Este guerrero estaba empapado en sangre y tenía un repugnante olor en su cuerpo, sin embargo eso no importaba ahora mismo, lo único que importaba era que estábamos a salvo y era gracias a él y a su padre.
-"¿Que es lo que está sucediendo?"
Le grité al guerrero, quien había dado la vuelta y estaba apunto de salir de la casa.
-"Es el ejército tepaneca de Azcapotzalco, tenían sometidos a todos los pueblos de los alrededores, así que los estamos liberando uno por uno. Pero no solo son los pequeños pueblos, tezozómoc también ha invadido la ciudad de tezcoco con su ejército, llevan días luchando sin cesar, por lo que todos los hombres de este pueblo debemos ir y evitar la caída del imperio."
Dijo el guerrero.
-"Mi padre, por favor ¿Sabes donde está el?"
Pregunté una vez más, pero ahora quien respondió no fue el guerrero, sino más bien su padre.
-"Si muchacho, tu padre y yo éramos cautivos en el centro del pueblo, pero la noche anterior, todos los hombres jóvenes fueron llevados hacia la ciudad de tezcoco, los quieren obligar a pelear bajo las órdenes de tezozómoc."
Dijo el anciano, quien se veía algo preocupado.
-"No te preocupes Yao, ahora mismo que ya liberamos este pueblo, todos los guerreros nos dirigiremos hacia la ciudad de tezcoco, liberaremos a tu padre y a todos los cautivos para que se unan a nosotros.
-"Por favor, ayude a mi esposo, se lo suplico."
Dijo mamá con lágrimas en sus ojos.
-"La victoria está garantizada, los aliados están llegando desde huexotla y coatlinchan, es solo cuestión de tiempo para expulsar a los tepanecas. No se preocupe, su esposo regresará a casa, lo garantizo con mi vida."
Dijo el guerrero, que despues de decir eso, salió de la casa junto con su padre, arrastrando el cuerpo sin vida del caníbal que había entrado a la casa anteriormente.
-"Ho dios Quetzalcóatl, suplicó que los cuides y protejas, y que logren regresar a casa sanos y salvos."
Dijo mamá aún con llanto en su voz y lágrimas en sus mejillas, mientras nos volvía a abrazar, para quedarnos nuevamente quietos en el centro de nuestra pequeña casa.