NOTA: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.
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Misato Katsuragi estaba con los brazos recargados en la baranda del balcón de su departamento, sosteniendo una cerveza en una mano mientras contemplaba la ciudad que se extendía ante ella. La vista del horizonte urbano ciertamente era bastante estimulante, pero ella no se sentía para nada feliz en ese momento. Shinji se había ido.
En un inicio estaba bastante molesta con toda esta situación. Shinji estaba llamado a ser el Tercer Elegido y piloto oficial del EVA-01, y pese a su nula experiencia previa a bordo del gigante púrpura, había demostrado ser bastante competente. Aun así, en la última batalla había mostrado un nivel de insubordinación que era francamente inaceptable. Se negó a seguir las órdenes y, en su lugar, tomó impulsivamente la misión en sus manos. Como resultado de esto, una batalla que pudo manejarse de forma distinta, con una nueva planificación y menores daños potenciales, se terminó ganando exclusivamente por buena suerte… "Buena suerte"; de todas las cosas.
Luego de eso, Shinji se había encerrado en sí mismo y escapó como un cobarde por varios días. Cuando los efectivos de Seguridad de NERV lo encontraron y lo trajeron finalmente ante ella, se decepcionó. Su estado era lamentable, se veía desanimado y casi muerto en vida. Era un despojo. No le servía en ese estado; no servía para nada. Por eso tomó la determinación de expulsarlo de NERV.
Era frustrante tener que desprenderse de un buen piloto, solo porque era un niño cobarde y llorón que no tiene la voluntad de hacer algo por la vida. Estaba muy molesta con él; sobre todo, con esa actitud retraída y apagada propia de alguien incapaz de encontrar sentido a la vida fuera de sufrir. Shinji Ikari parecía ser la encarnación del sufrimiento. Y esa actitud le enervaba de sobremanera. No podía soportar ver a un joven con toda la vida por delante, tener esa actitud de mierda. Una actitud con la cual no podía ponerlo arriba de un EVA. Con esa actitud, sin ganas luchar o de vivir, solo saldría ahí afuera a que lo maten.
Había perdido a un buen piloto, a una herramienta útil para su guerra personal contra los Ángeles. Estaba enojada por esto, pero sobre todo, frustrada. Esa misma frustración la hizo ingresar a la habitación que una vez ocupó el Tercer Elegido, solo unos minutos después que este saliera del departamento. Miró con detenimiento la habitación vacía, que en verdad no había cambiado en nada. Shinji nunca había hecho realmente suya esta habitación. Solo dormía aquí, pero nunca perteneció realmente a este lugar. El imaginar a Shinji no sintiéndose realmente parte de esta habitación o de su vida, fue lo que la hizo perderse en sus pensamientos.
Muchas cosas pasaron por la mente de Misato en ese momento, todas relacionadas con Shinji. La forma en que se conocieron y sus interacciones posteriores. Buenos momentos, otros no tan buenos y otros vergonzosos, causados por accidentes algo subidos de tono; todos por culpa de ella misma al olvidar que ya no vivía sola. Fue este paseo por sus recuerdos, por su tiempo viviendo en compañía de Shinji, lo que la hizo darse cuenta que había cometido un error; un terrible error en su enfoque, nublado por su necesidad de revancha personal contra los Ángeles.
En sus ansias de venganza, Misato había olvidado algo muy importante. Shinji Ikari no solo era el Piloto designado del EVA-01, no solo era una valiosa pieza en su guerra personal contra los Ángeles. Antes que todo eso, Shinji Ikari era una persona; específicamente un simple y temeroso joven de 14 años de edad, un joven que estaba sufriendo.
Resultó bastante sorprendente el darse cuenta en ese preciso momento, que sus deseos de venganza la habían cegado completamente ante el sufrimiento de Shinji. Porque ahora que lo reflexionaba más detenidamente, Shinji siempre había sufrido. Lo vio el día que llegó a Tokio-3, el mismo día que ella lo llevó a NERV y lo manipuló para que subiera al EVA en lugar de Rei.
Shinji nunca estuvo bien. Había una gran cicatriz emocional en él, algo que lo lastimaba, algo que se acrecentó al obligarlo a pelear en el EVA. Pudo ver algunos breves momentos de alegría en él, eran pocos, pero habían momentos en que se veía bien. Desgraciadamente las circunstancias lo fueron llevando hacia un pozo de oscuridad y desesperanza; algo que ella había pasado por alto al centrarse solo en su guerra personal.
Lo cierto es que Shinji no necesitaba ser reprendido y desechado; él necesitaba apoyo, necesitaba que alguien estuviera ahí para él. Alguien que supiera escucharle, alguien que lo reconfortara, alguien que le diera las fuerzas para salir del pozo en el que había caído… y ella se había dado cuenta demasiado tarde.
En ese momento Misato sintió un vacío en la boca del estómago. ¿Tan tonta había sido? ¿Tan cegada estuvo por su estúpida venganza personal? Se mordió un labio hasta hacerlo sangrar.
Algo se rompió en Misato en ese momento y decidió que no podía dejar las cosas así. Entonces decidió ir por él. Decidió ir a la estación de trenes y detenerlo antes de que se fuera. Tenía que hablar con él, tratar de entenderlo y tal vez, arreglar las cosas y comenzar de nuevo.
Corrió fuera de su departamento, y para su sorpresa, se encontró con Touji y Kensuke en el primer piso del edificio. Ellos habían venido nuevamente a ver a Shinji, preocupados por su ausencia de la escuela. Tomó al par de sorprendidos chicos y los arrastró con ella hasta la estación de trenes. Mientras más fueran mejor, eso pensó. Pero para su desgracia habían llegado demasiado tarde. El tren se había ido junto con Shinji: o eso creyó.
Horas más tarde recibió una llamada de los efectivos de Seguridad de NERV que estaban esperando a Shinji en la estación de destino, y le informaron que este nunca bajó del tren. Shinji no había tomado el tren, entonces… ¿dónde estaba?
Tuvo a casi todos los efectivos de Seguridad de NERV dando vuelta de cabeza Tokio-3 en busca del Tercer Elegido, pero no hubo resultado. Shinji estaba desaparecido. ¿Le habría pasado algo? ¿Había sido secuestrado por alguna potencia extranjera? Nadie lo sabía, Shinji literalmente se había hecho humo.
Misato casi no había dormido esa noche esperando recibir la llamada que le dijera que Shinji fue encontrado, pero nada. Nadie llamó; y esta mañana al consultar a la central en NERV, le confirmaron que no habían novedades. Shinji continuaba desaparecido. Eso la preocupada, la preocupaba mucho. Aun podía recordar la cara de tristeza y desesperanza de Shinji cuando lo vio por última vez.
— Fui una estúpida… una perra y una estúpida — se dijo a sí misma.
Cierto, había sido una estúpida al no darse cuenta antes del sufrimiento de Shinji; y había sido una perra al echarlo enojada porque no le servía para su guerra personal.
— Estúpida — masculló Misato otra vez.
Sí, era una completa estúpida; porque justo ahora que Shinji se había ido, ahora que ella tontamente lo había descartado y estaba perdido en solo Dios sabe dónde; justo ahora, se dio cuenta de que lo extraña, que se preocupa por él y que le había tomado cariño.
— ¿Dónde te metiste, Shinji? — se preguntó.
Justo en ese momento se escucharon golpes a la puerta. Misato se sobresaltó, pero pronto se encontró corriendo hacia la entrada del departamento, rogando porque fueran buenas noticias. Abrió la puerta de golpe y se congeló ante lo que vio.
— Shinji —dijo apenas audible.
Efectivamente, Shinji Ikari estaba de pie frente a la puerta de su departamento, mirándola expectante, y viéndose muy distinto al Shinji que literalmente había echado de NERV y de Tokio-3 el día anterior.
Para empezar, su forma de vestir era totalmente distinta. Llevaba zapatillas rojas, pantalones deportivos negros y una sudadera con capucha gris oscuro. Debía reconocer que el cambio le sentaba bastante bien, pero lo que más había cambiado eran sus ojos.
Si bien en el rostro de Shinji se podía ver un poco de vergüenza, también pudo ver determinación; cosa bastante sorprendente; pero sus ojos eran otra historia. Los ojos de Shinji brillaban con algo que no estaba ahí el día anterior; pero que de inmediato ella supo reconocer: "Vida".
Sí, podía ver vida en los ojos de Shinji.
— Hola Misato… yo… regresé — dijo Shinji con algo de vacilación.
Los ojos de Misato se humedecieron y antes de darse cuenta de lo que hacía, había atrapado a Shinji en fuerte y posesivo abrazo, que dejó totalmente congelado de la sorpresa al vástago despreciado de Gendo Ilkari.
— ¿Dónde te metiste, tonto? Me tenías muy preocupada — dijo Misato, sin soltar su agarre.
Shinji estaba completamente sorprendido por la actitud de Misato, y por el fuerte abrazo en el que lo tenía atrapado. Esta era la misma mujer que un día antes lo había echado de NERV y Tokio-3. Una mujer que el día de hoy se sentía como una persona completamente distinta. Una mujer que le hablaba con voz emocionada y… ¿Lágrimas? ¿Ella estaba llorando?
Algo se rompió en Shinji en ese momento y sus propias lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Pronto estaba llorando al igual que Misato, la que seguía aferrada a él. En un inicio se quedó ahí tieso como una estatua, pero pronto sintió una necesidad, algo que le pedía más. Pronto se encontró levantando los brazos lentamente y en forma algo tímido, rodeó a Masato devolviendo el abrazo. Ella pareció sentir el gesto y estrechó un poco más su abrazo sobre él.
Ambos permanecieron abrazados por largos minutos frente a la puerta del departamento, llorando ambos y reconfortándose en el abrazo del otro. Finalmente y luego de largos minutos, Misato se separó un poco del chico y lo miró con ojos llorosos.
— Bienvenido de regreso — dijo con emoción.
— Estoy en casa — respondió Shinji, regalándose una pequeña sonrisa.
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El sol comenzaba a ascender en el cielo, mientras Shinji estaba perdido en sus pensamientos. Frente a él, Misato estaba perdida a su vez en sus propios pensamientos. Lo cierto es que se habían dicho demasiadas cosas, y ahora los dos necesitaban algo de tiempo para procesar todo lo que habían compartido el uno al otro.
Ambos estaban sentados en unas sillas en el balcón del departamento, con una pequeña mesa baja y redonda entre ellos, sobre la cual descansaban dos ahora vacíos tazones de té, que Shinji se había ofrecido a preparar para amenizar un poco la dura conversación que ambos sabían que vendría a continuación. Misato lo agradeció y dijo que lo esperaría aquí afuera en el balcón. De hecho, esta era la primera vez que el joven Ikari ocupaba este balcón en su paso por este departamento.
¿Cuánto tiempo llevaban sentados aquí? Se cuestionó Shinji para sus adentros. ¿Tal vez un par de horas? Sin tener como saberlo, solo pudo suspirar mientras miraba a Misato, quien aún parecía perdida en alguna parte.
No era para menos. Había tenido una conversación difícil, la que comenzó de una forma inesperada; con Misato disculpándose por su forma de comportarse con él. Al parecer, luego de que él dejara el departamento, Misato había caído en una especie de reflexión que le hizo darse cuenta de que había sido; en sus palabras: "Una perra y una estúpida".
No esperaba algo así viniendo de su parte, pero no podía dejar de sentirse bien al saber que no había estaba tan errado con su apreciación de las cosas; porque en verdad sentía que esta mujer no se había comportado del todo bien con él. No había sido justa ni comprensiva; es por eso que el saber que en el fondo Misato sí se preocupaba por él y que había llegado a tomarle aprecio, lo hacía sentirse algo reivindicado.
Pero tampoco podía olvidar que él también tenía cosas que decir. Con una determinación nacida de la certeza de que estaba haciendo esto porque era su decisión, y no una imposición o una coerción disfrazada de buenas intenciones, Shinji se había sincerado con Misato.
Para sorpresa de la mujer, fue totalmente honesto con ella y no se guardó nada. Pero a diferencia de lo que había hecho con esa loca chica de lentes el día anterior, esta vez sus palabras se limitaron a lo que respecta al EVA y NERV. Es así como comenzó a hablar de su padre, su llegada a NERV, lo que le fue impuesto, lo que se le obligó a hacer y cómo se sintió él con todo eso. Ciertamente Misato no esperaba que fuera tan sincero en sus sentimientos, a juzgar por cómo se había quedado perdida en sus pensamientos por tanto tiempo. Bien, podía entenderla. No era bonito lo que sintió. Aun así, hubo algo que se guardó y es sobre sus dos intentos de acabar con todo. No sentía capaz de reconocer algo así; al menos aún no.
— En verdad te hicimos pasar por mucho — comentó Misato de pronto, llamando la atención de Shinji — Pero quiero que entiendas que todo fue dictado por la necesidad. Nos estamos jugando el destino de la humanidad aquí, pero es cierto lo que dices. Dejamos arbitrariamente de lado tu sentir. Literalmente no nos importó — añadió con una mueca.
Shinji simplemente miró a la mujer por su palabras y permaneció en silencio intuyendo que aún tenía más cosas por decir. No se equivocó.
— Lamento haberte hecho pasar por todo eso, pero debes entender que no teníamos otra opción. Eras el único que podía hacerlo. Teníamos que ponerte sobre el EVA. El destino de la humanidad dependía de eso.
Shinji estrechó los ojos ante esos dichos, comprendiendo de inmediato la coerción velada en esas palabras. Podía sentir sinceridad en Misato al disculparse con él, al decir que ahora comprendía su dolor, que lo extrañaba y que sentía verdadero aprecio por él; pero no podía obviar el hecho de que Misato seguía siendo la Directora de Operaciones de NERV, por lo que siempre habría un conflicto de interés ahí, quisiera ella o no.
— ¿Qué harás ahora? — preguntó Misato, atrayendo nuevamente la atención de Shinji.
En verdad esa era una buena pregunta. Una pregunta que le hizo recordar que la decisión seguía siendo suya. Había sido expulsado oficialmente de NERV. No tenía ninguna obligación de quedarse y subir al EVA, o de regresar donde su tío. Él tenía la opción de seguir su propio camino, incluso volver donde…
Ante ese pensamiento, los ojos de Shinji viajaron al bolso que estaba junto a la mesa entre él y Misato, deteniéndose en el peluche de Godzilla, regalo de esa alocada chica con la que había pasado un día increíble, una chica que con su extrovertida personalidad, le hizo darse cuenta que vivió toda la vida con la cabeza enterrada en la tierra como una avestruz. Una chica que le mostró que hay un mundo de posibilidades ante él, cosas que no había visto, segado por su perpetua amargura y depresión.
Misato siguió la vista de Shinji hacia el bolso junto a ellos y al peluche que estaba sobre este. Estiró una mano y tomó al peluche para mirarlo con más detenimiento. Era un Godzilla rechoncho, de patas cortas, una colita chistosa, mirada amenazante y una sonrisa dientuda. Sí, era Godzilla, pero la cosa se veía tierna. Debía concederle eso.
— Entonces, esto te lo regaló esa chica extrovertida que conociste en la estación de trenes, con la que después pasaste todo el día… y toda la noche — comentó Misato, sosteniendo en peluche entre sus manos, dándole una mirada seria.
Shinji no pudo evitar que su ceño se frunciera ante ese comentario de la mujer frente a él.
— No pasó nada… nada como lo que estás pensando — dijo Shinji, sin poder evitar un leve sonrojo ante el recuerdo de su cara enterrada entre los esponjosos y cálidos senos de Mari. Obviamente, esto no escapó al agudo ojo de Misato.
— ¿Seguro? — preguntó ella, pero al no obtener respuesta, suspiró y dejó el peluche sobre la mesa frente a ella — Eso que hiciste fue muy peligroso. No conocías a esa chica. Bien pudo ser una delincuente tratando de embaucarte para asaltarte, o una psicópata asesina.
— Eso también se puede aplicar para mí. Yo bien pude ser un psicópata asesino buscando una víctima incauta — dijo Shinji, estrechando un poco los ojos.
Misato le devolvió la mirada. Eso le pareció una defensa bastante personal, aunque en ese momento Shinji se las había arreglado para poner un rostro más menos impertérrito, en un intento de demostrar que no había nada personal en su respuesta. Aun así, no dejaba de sentirse molesta por esta actitud de irse en compañía de una completa desconocida. Pero si tomaba en cuenta el estado emocional de Shinji en ese momento, por ahí podría darle algo de crédito. Aun así no dejaba ser algo muy irresponsable, por más bien que hayan resultado las cosas. Solo lamentaba no tener más que menciones muy generales sobre ese suceso; quedando también muy en claro que Shinji no estaba dispuesto a entrar en detalles sobre todo lo ocurrido, fuera del nombre de pila de la chica en cuestión: Mari.
Misato suspiró y miró fijamente a Shinji una vez más.
— Entonces, nuevamente. ¿Qué es lo que harás ahora?
Shinji bajó la mirada ante la repetición de esa pregunta. Esto es algo que había estado dando vueltas en su cabeza la noche pasada mientras conversaba con Mari, antes de quedarse dormido, esta mañana y cuando venía hacia acá; incluso ahora no dejaba de pensar en ello.
Ya estaba fuera de NERV, por lo que no tenía ninguna obligación de quedarse. Donde su tío era definitivo que no volvería. Con el dinero que le quedaba podía vivir durante algún tiempo por su cuenta mientras emprendía otro camino y descubría qué hacer con su desastre de vida. Pero también estaba otra opción, lo primero que saltó a su cabeza y que había dejado para el final: Volver con Mari.
Sí, era una soberana locura. Lo más seguro es que la madre de Mari la esté regañando en este mismo momento por meter un completo desconocido a su casa. Un chico que bien podría ser un psicópata asesino o peor aún, un violador. Sí, definitivamente Mari debía estar pasando un infierno en este momento, junto con ser castigada hasta el fin de sus días. Aun sí, no podía pasar por alto su deseo de volver a ver esa alocada chica de lentes.
Era increíble como una sola persona, con toda su energía, extroversión y momentos de completa insensatez, había cambiado tanto su forma de pensar; y lo que es más importante, su forma de sentir.
Hace solo un día atrás estaba sumido en pozo de dolor, consumido por una vida que parecía odiarlo, haciéndolo sufrir a tal punto, que llegó a considerar ponerle fin a todo. Diablos, estuvo a punto de saltar a las vías se tren si la maleta de Mari no hubiera explotado, lanzando por los aires su colección de Godzilla. Él ya no quería vivir, porque fuera del dolor, ¿tenía algún sentido vivir? Pero ahora, un día después, y tras todo lo que había vivido y experimentado, simplemente ya no podía seguir pensando así.
Mari Makinami en su solo día le había mostrado que había mucho por lo que vivir, que había un mundo de cosas ahí afuera que se había perdido por estar encerrado en su propio dolor. Un mundo de cosas que tenía deseo de descubrir; y si podía hacerlo en compañía de esa loca chica de lentes, sería mucho mejor; mucho más divertido.
Shinji bajó la vista a la mesa frente a él y observó el peluche rechoncho y sonriente de Godzilla. Eso le hizo recordar que él también quería una colección, su propia colección de Godzilla, tan grande como la de Mari; pero no habría colección ni cosas por descubrir, si no había un mundo donde vivir.
Sentada pacientemente en su silla, Misato contemplaba a un reflexivo Shinji, que se había perdido por completo en sus pensamientos. Esto era algo que no dejaba de llamar su atención. Hace solo un día atrás, Shinji hubiera estado retorciéndose sobre sí mismo, buscando desesperadamente validación para cualquier cosa que pensara, o buscando que alguien lo encausara, aunque no le gustara para donde lo estuvieran guiando. En cambio ahora, en verdad estaba pensando las cosas, en verdad estaba buscando una respuesta, buscando un rumbo que seguir, sin pedir consejo y sin influencias de nadie. Estaba buscando su propia respuesta.
Misato no dejó de sorprenderse por este cambio. Era increíble cuanto había cambiado Shinji en un solo día. ¿Qué había vivido el día pasado para hacer que el Shinji deprimido y miserable quedara de lado? ¿Fue cosa se esa chica Mari?
— Me quedaré — dijo de pronto Shinji, sacando a Misato de sus reflexiones, que lo miraba con sorpresa.
— ¿Qué? — preguntó Misato, no creyendo haber escuchado bien.
— Me quedaré. Yo… volveré a NERV. Subiré al EVA, otra vez.
Los ojos de Misato casi salen de sus órbitas en sorpresa al escuchar esa declaración. Si bien esas palabras no fueron dichas con fuerza y convicción, más bien en forma algo tímida, los ojos de Shinji no dejaban lugar a dudas; él estaba decidido. Se quedaría y lucharía.
— ¿Por qué? — preguntó Misato, aun incrédula — ¿Por qué ese cambio tan repentino? Me acabas de decir lo mucho que odiabas subir al EVA, cuanto te lastimaba y cuanto sufrías por la carga que pusimos sobre tus hombros y con lo que te demandamos hacer. ¿Qué cambió?
Shinji estrechó un poco los ojos, era una buena pregunta, una muy buena, pero una pregunta para la que ya tenía una respuesta.
— Yo… no quiero salvar el mundo.
— ¿Qué? — preguntó Misato impactada, con los ojos casi saliendo de las órbitas.
El Tercer Elegido dio un pequeño respingo ante la pregunta de Misato, que estaba a medio camino de ser un chillido. Bien, podía entenderla, eso que acababa de decir no sonada bien. Ordenó un poco sus ideas ante una impactada Misato, que lo observaba expectante.
Shinji miró el peluche de Godzilla y una pequeña sonrisa llegó a sus labios, sin poder evitar recordar el día que pasó con Mari, lo mucho que se divirtió y como quisiera volver a pasar muchos más días así. Sí, definitivamente quería vivir eso una vez más. Esto reafirmó su determinación; determinación que nunca supo que podría llegar a tener. Miró fijamente a Misato y terminó de exponer su sentir.
— No me voy a quedar para salvar al mundo, me quedó porque hay cosas que no sabía que estaban ahí, cosas que quisiera descubrir, cosas que quisiera vivir, cosas que quiero proteger. Sé qué puede sonar egoísta, pero es como me siento… perdón — finalizó Shinji, pronunciando de maneras apenas audible esa última palabra.
Misato contempló boquiabierta a Shinji luego de esas palabras y todo lo que ellas implicaban. Miraba al chico desconociéndolo. Había vergüenza por sus palabras y sus dichos, y ciertamente, sonaban como una declaración egoísta; de hecho, lo era. Pero detrás de esas palabras había un propósito. No eran las palabras del Shinji muerto en vida que echó de NERV el día pasado. Estas eran las palabras de un Shinji que parecía haber pasado por una experiencia que lo había tocado y cambiado para mejor; las palabras de alguien que parecía haber encontrado una razón por la cual luchar, una razón para vivir.
Una lágrima de alegría cayó por una mejilla de Misato, mientras sonreía ante ese nuevo Shinji que tenía frente a ella; un Shinji que parecía finalmente haber encontrado un propósito; por más avergonzado que estuviera en este momento.
Misato se levantó de su silla y rodeó la pequeña mesa. Shinji levantó la vista y la miró con una mezcla de vergüenza y sorpresa. Ella sonrió más ampliamente, lo jaló de un brazo poniéndolo de pie y lo atrapó en un fuerte abrazo, que él devolvió pocos segundos después.
— Esta bien ser egoísta en estas cosas, Shinji — le susurró Misato — Eso es lo único que importa. Que tienes algo por lo que luchar, algo que proteger, algo por lo que regresar.
Shinji se estremeció al escuchar esas palabras de boca de Misato. Eso era básicamente lo mismo que él le había dicho, pero ahora, al ser escuchado en palabras de la mujer que lo estrechaba en sus brazos, esas palabras parecían tener un peso distinto. Es como si el peso de su decisión finalmente se hubiera asentado en él.
Luego de unos segundos más, Misato finalmente terminó el abrazo y miró a Shinji, dándole una pequeña sonrisa, sabiendo que el chico ya no sería un blanco fácil para el enemigo. Ahora Shinji Ikari tenía una razón para luchar y para regresar del campo de batalla. Una razón que ella se encargaría descubrir y cuidar, pero por ahora…
— Ya que tomaste tu decisión, entonces sería bueno que vayamos a NERV para poner en orden toda tu documentación, códigos de acceso y demás cosas — dijo Misato con una sonrisa divertida.
Fue en este momento en que Shinji recordó algo que había conversado con Mari la noche anterior, luego de ver la película. Algo muy importante que él había pasado por alto hasta ahora y si no fuera por la perspicacia de Mari, hubiera seguido dejando pasar. Algo que de hecho, era totalmente justo.
— Sobre eso… ¿Cuánto van a pagarme por subirme al EVA? — preguntó Shinji, con una mirada estrecha.
— ¿Eh? — fue todo lo que pudo decir Misato, tomada totalmente fuera de guardia por esa pregunta.
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Shinji estaba sentado en la cama de la que volvería a ser su habitación a partir de ese día y paseó la vista por el lugar. Estaba desprovisto de todo fuera de la cama, tal cual lo había dejado. Un lugar frío, vacío y sin vida, pero ahora tenía la intención de hacer algunos cambios aquí, de hacerlo suyo.
Suspiró y se dejó caer de espaldas en la cama, apenas creyendo todo lo que había pasado luego de su conversación con Misato; y es que contra todo pronóstico, su solicitud de remuneración no estaba para nada fuera de lugar, de hecho, así fue como se enteró que el dinero que le dieron al dejar NERV, correspondía a su remuneración hasta esa fecha, la que era una verdadera miseria.
En este punto, debió sacar fuerzas y ponerse firme. Bien, lo cierto es que sacó fuerzas de una frase dicha por cierta chica loca de lentes, mientras conversaban la noche pasada.
"Si eres bueno en algo, jamás lo haces gratis"
— Je, entendí la referencia — comentó Shinji para sí.
Lo cierto es que él tenía un buen caso a su favor. Si bien estaba subiendo al EVA y peleando contra los Ángeles por sus propios motivos "egoístas", no es menos cierto que al hacer eso también estaba salvado al mundo. Sin olvidar que es el Piloto Exclusivo del EVA-01, por lo que sin él para comandar esa cosa, el EVA-01 sería el pisapapeles más costoso y gigantesco de la historia de la humanidad.
Misato no pudo decir nada ante esta lógica, ya que tenía razón en todo lo dicho y finalmente terminó apoyándolo en eso y arrastrándolo a NERV para, según ella: "joderles el día a los idiotas del Departamento Jurídico y de Recursos Humanos". Sorprendentemente obtuvo mucho más de lo que había esperado.
Llegó a casa con un acuerdo preliminar por un sueldo mensual extremadamente generoso, acorde con el nivel de riesgo que estaba enfrentando. Ahora tenía seguro médico y dental, su propia cuenta de ahorro en un banco, tarjeta de crédito y débito; y lo más importante, un jugoso bono por batalla, aplicable solo si el costo de daños al destruir un Ángel, era menor a cierto valor estipulado en el contrato, lo cual era un buen trato para todos. Pagarle un "jugoso" bono por un buen trabajo, era mucho más barato que desembolsar millones de dólares en costos de reparaciones y pago de seguros.
Por alguna razón perversa, Misato estaba bastante entretenida con todo eso, lo cual intuía, tenía que ver con meterse con el idiota de su padre, ya que la escuchó murmurando "Ya quiero ver la cara del viejo cuando vea el nuevo contrato de Shinji"
Aun así, a cambio de tan ventajoso contrato laboral, él también tenía que cumplir con ciertas obligaciones. Para empezar, tenía que someterse a un estricto entrenamiento militar. Bien visto, era algo obvio y necesario, si lo iban a mandar a pelear una guerra; por más estrambótica y atípica que fuera. También debía pasar un nuevo y profundo entrenamiento en el EVA, conociendo esa cosa mucho más a fondo, para usarla como si fuera una segunda piel. También debía aprender sobre historia y tácticas de guerra. Suspiró. Eso iba a ser un verdadero dolor en el trasero. Seguramente Kensuke estaría fascinado con hacer todo eso.
Eso le hizo recordar que saliendo de NERV, Misato lo llevó a un local de comida rápida para celebrar su regreso triunfal como Piloto EVA, comiendo hamburguesas con patatas fritas y gaseosas. Al llegar al lugar en cuestión, se encontró con que Touji y Kensuke estaban ahí esperando por ellos. Misato los había llamado antes de salir de NERV, para invitarlos a la improvisada celebración.
Con sorpresa se enteró que esos dos en verdad se preocupaban por él, ya que habían ido a verlo al departamento de Misato en dos ocasiones, y la última vez Misato los arrastró con ella a la estación de trenes, y al no verlo ahí, creyeron que se había marchado de Tokio-3.
Ambos se mostraron muy contentos de verlo y saber que se quedaba en Tokio-3, incluso Touji le pidió disculpas por comportarse como un idiota y por golpearlo en la escuela. También se ofreció a ser goleado de vuelta a modo de desagravio. Misato se rió emocionada instándolo a dar su mejor golpe. Finalmente y luego de dudar un poco sobre si hacerlo o no, le propinó un buen puñetazo a Touji. Se sintió bastante mejor de lo que le gustaría reconocer, mientras Kensuke reía y Misato vitoreaba, ofreciendo a Touji una hamburguesa Extra Grande en compensación. Una sonrisa vino a la cara de Shinji recordando esos momentos vividos hace solo una hora atrás, dándose cuenta de que ahora tenía dos amigos.
"¿Ves? No estás tan solo como crees"
Esas palabras regresaron a la mente de Shinji, palabras dichas una extrovertida chica de lentes; palabras que eran mucho más acertadas de lo que él hubiera imaginado. Efectivamente, ya no estaba solo en este mundo. Tenía a Misato; que con conflictos de interés y todo, sabía que podía contar con ella. También estaban Touji y Kensuke, a los que ahora podía llamar amigos; pero más importante, estaba Mari, esa alocada fanática de Godzilla que le mostró que el mundo tenía muchas cosas por ofrecerle, solo tenía que dejar de lamentarse y vivir. Sonrió.
Se sentó en la cama y miró el bolso que descansaba a su lado junto al sonriente peluche de Godzilla. Le dio un golpecito en la cabeza al rechoncho peluche y abrió la cremallera de su bolso, sacando una máscara de zorro, una máscara Kitsune tallada en madera lacada y pintada en forma tradicional. No solo es una máscara linda y decorativa, también es un artefacto tradicional que vale cada yen que pagó por ella. Eso le hizo recordar la máscara que le compró a Mari, una masara de Kitsune que solo tapaba la parte superior de su rostro, dejando su boca al descubierto, para mostrar su sonrisa zorruna.
Eso hizo que Shinji recordara esa extraña visión que tuvo por un par de segundos; la visión de una Mari con grandes y peludas orejas de zorro sobre su cabeza y tres felpudas colas ondeando en su espalda. Era una visión que lo había impactado por lo real que se vio, aunque durara solo un par de segundos; aun así, no podía dejar de pensar lo linda que se veía la chica de esa forma.
Un sonrojo vino a las mejillas de Shinji ante ese recuerdo, pero pronto eso fue dejado de lado, al darse cuenta que ya estaba atardeciendo y aún no había llamado a Mari para contarle como habían resultado las cosas para él y la decisión que había tomada; la decisión de quedarse y luchar, no para salvar al mundo, sino para defender aquello que él quería. Ciertamente Mari estaba incluida en eso. La consideraba su primera amiga, pero no había forma que fuera a confesarle eso.
Con un nuevo sonrojo en las mejillas, sacó el papel con en número de Mari que guardaba en el bolsillo de su sudadera con capucha, tomó el nuevo teléfono móvil de última generación que le habían asignado, y procedió a marcar el número de la mayor fanática femenina de Godzilla de todo el mundo.
Continuará...
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Notas del Autor: En esta oportunidad tuvimos un capítulo bastante denso, pero necesario. Aquí nos adentramos un poco más en el sentir de Shinji y las nuevas motivaciones que lo están sacando del pozo en que estaba sumergido, pozo del que está saliendo poco a poco.
Otro punto importante es que Shinji tomó la determinación de quedarse y pelear, pero no por obligación ni para salvar el mundo. Se queda para luchar y defender aquello que él quiere; lo que encuentro que es una buena decisión.
Ahora Shinji está por llamar a Mari para contarle sobre su determinación de quedarse. ¿Qué opinará ella de todo eso? Ya veremos en el próximo capítulo.
Saludos y nos leemos.