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Chapter 6 - Revelaciones

NOTA: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

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Mari salió de la ducha y comenzó a secar su cuerpo con una toalla, comenzando luego a secarse el cabello, mientras permanecía de pie frente al espejo situado sobre el lavamanos en el cuarto de baño. Habría querido disfrutar de un relajante baño caliente en la tina, pero ya se estaba haciendo un poco tarde.

Su madre le había pedido tomarse un baño hacía horas, pero la verdad no tenía demasiadas ganas de cumplir esa demanda. Le gustaba sentir el aroma de Shinji impregnando su ropa y su cuerpo. Quería sentirlo el mayor tiempo posible. Entonces miró sus senos, grandes y lindos a su vista, recordando como Shinji había dormido con la cara enterrada entre ellos. Bien, siendo justas, él no había sido el responsable de eso, fue ella la que lo usó como la almohada que solía abrazar al dormir. No es como si él se hubiera quejado por eso.

— De seguro las disfrutó… tonto afortunado — comentó para sí con una pequeña sonrisa, al recordar la cara de absoluta vergüenza de Shinji, al tomar sus senos con ambas manos para apretarlos y ofrecérselos en forma insinuante.

Sí, tal vez se le pasó la mano con eso, pero no dejaba de ser divertido meterse con él. Suspiró.

Tomó el secador y procedió a secarse el cabello, luego de lo cual se colocó la ropa interior. Era un conjunto algo atrevido de lencería de encaje azul y negro, que le daba un aire bastante atrayente al ser un tanto pequeño. Por otro lado, también debía reconocer que se veía bastante sexy. Es algo que compró solo por capricho y nunca lo había usado hasta ahora. Se sonrojó un poco al pensar la razón por la que lo estaba usando en este momento. Quería ver si este tipo de lencería le sentaba bien para… para… negó con la cabeza apartando eso de su mente y se concentró nuevamente en lo que estaba haciendo; evaluar su atuendo.

Se paró ante el espejo y se observó, viendo con ojo crítico cómo le quedan esas prendas de ropa, llegando a la conclusión de que le favorecían bastante. Al menos ese le parecía a ella, además su cuerpo hace mucho que dejó de ser el de una niña pequeña. Ahora su cuerpo es el de una hermosa mujer joven y no había nada de malo en sacarle un buen provecho.

— Me pregunto si a él le gustaría — comentó la chica apreciándose ante el espejo, recordando nuevamente la razón para…

— Mari, ¿sigues ahí? — se escuchó una voz desde afuera.

— Sí madre — respondió la chica con algo de fastidio, reconociendo que tal vez se demoró un poco más de la cuenta en la ducha.

— Tienes una llamada telefónica de Shinji Ikari — dijo la madre de Mari.

Los ojos de Mari casi salen de sus órbitas ante la mención de ese nombre y de un salto llegó hasta la puerta, abriéndola de un tirón para correr hasta la sala, pasando frente a su madre, que solo alcanzó ver un borrón pasando frente a sus ojos. En la sala, Mari saltó sobre el teléfono, tomó la bocina, guardó la compostura, dio una profunda respiración para calmarse y respondió al llamado.

— Hola, ¿Shinji?

Los ojos de Mari se iluminarón al escuchar la voz al otro lado de la línea, y ante lo que estaba escuchando. Pronto una sonrisa asomaba en sus labios, mientras se recarga en la pared tras ella.

— Entonces decidiste quedarte… ¿estás bien con eso? — preguntó expectante.

Una nueva sonrisa asomó en los labios de la chica ante la respuesta a esa pregunta y pronto estuvo en una amena conversación, ajena a todo lo que pasaba a su alrededor, solo concentrada en escuchar lo que le comentaba Shinji sobre su día y las trascendentales decisiones que había tomado. Como la decisión de quedarse y volver a subir al EVA, ya no por imposición, sino porque era su decisión, para luchar por lo que él quería.

Hubiera deseado preguntar más sobre eso, pero sabía que sería ir un poco demasiado lejos. No podría presionarlo tanto con eso, al menos no aun. Estaba contenta por él, podía notar una disposición distinta en su voz.

— ¿Eh? ¿Te van a pagar un buen sueldo por subir al EVA? Eso es genial. Entonces vas a tener que invitarme al cine, al parque de diversiones, a almorzar, a comer helado y… ¿Qué? Por supuesto que te voy a ayudar armar tu propia colección de Godzilla. Tengo buenos contactos donde comprar y… ¿Qué? Espera.

Mari buscó una pequeña libreta situada en la pequeña mesita donde descansaba el teléfono, tomó un lápiz y anotó algo ahí.

— Sí… sí. Los tengo. Número del departamento y de tu nuevo teléfono móvil. Supongo que tendré que conseguir uno de esos… sí… sí… Oh, no te preocupes por eso. Yo te contactaré mañana y nos ponemos de acuerdo sobre qué tienda visitar primero… sí. Me alegra saber que te quedas… Nos vemos. Adiós.

Mari colgó el teléfono y esbozó una gran sonrisa. Shinji se quedaba en Tokio-3, eso era…

— Veo que a parte de ser fanática de una lagartija llena de esteroides, ahora eres exhibicionista. 

Mari estrechó la mirada ante esas palabras pronunciadas por una voz que conocía demasiado bien. Miró a su lado, y ahí de pie en medio de la sala de su casa, estaba la hija de la tía Shizuka; la tonta de Mayumi Yamagishi.

Hace un tiempo que no veía a la chica, ya que cada vez pasaba más tiempo recluida en su cuarto dibujando manga y casi no salía de casa; lo que no quita el hecho de que siga siendo una completa estúpida. Aun así, no pudo dejar de estrechar los ojos al reconocer que Mayumi finalmente estaba comenzando dar señales de florecer como mujer.

El cuerpo de la chica ya no es tan menudo ni pequeño como la última vez que la vio. Estaba un poco más alta y ese lindo vestido blanco de una pieza que llevaba puesto, abrazaba alegremente sus caderas que eran algo más anchas; vestido que obviamente fue un regalo de su madre, la que a su vez la obligó a usarlo, ya que Mayumi suele vestir como vagabunda. Otro punto es que sus senos estaban comenzando a dejar de asemejarse a una tabla de planchar, para ganar algo de volumen.

También su rostro había dejado de ser tan redondeado para pasar a ser más adulto, lo que hacía que ese lunar bajo la boca al lado izquierdo, tomara un aire un tanto sensual. Aun así, la tonta de Mayumi no se daba por enterado de esos cambios en su cuerpo. Su larga cabellera negra azabache seguía igual de descuidada que siempre, y sus ojos seguían tras esos enormes anteojos de montura redonda, que no hacían justicia a sus ojos, que cada vez se hacían más afilados y astutos, similar a un gato; aunque claro, Mayumi seguía siendo una tonta.

— ¿Qué rayos haces tú aquí? — preguntó Mari con el ceño fruncido y las manos en las caderas.

— Más importante que eso. ¿No crees que eso que llevas puesto es demasiado desvergonzado? — preguntó Mayumi, dándole a Mari una mirada acusadora.

Mari estaba por responder pero una voz se le adelantó.

— ¡Oh! No digas tonterías hija. Ese es un hermoso conjunto de lencería — dijo una voz sensual y juguetona.

Mari desvió la vista hacia el fondo de la sala y casi llegando a la cocina, estaba la tía Shizuka, madre de Mayumi. Fiel a su estilo, su tía vestía un traje de ejecutiva que abrazaba su cuerpo de forma casi obscena, con una falda que llegaba a la mitad de sus muslos y pantys de color negro enfundando sus piernas. 

Su tía Shizuka era la definición de la palabra "erótico". Todo su ser irradiaba erotismo. Es una mujer alta con un cuerpo simplemente voluptuoso, senos grandes y firmes, un rostro hermoso, mirada gatuna y un lustroso cabello largo de color negro azabache que la tonta de Mayumi también podría llegar a tener, si lavara y cuidara su cabello adecuadamente. Obviamente esa gata tonta de lentes no es ni la sombra de su madre, pero si la genética estaba de su lado, con los años podía llegar a ser una copia de la tía Shizuka.

— Mayumi, en vez de reprenderla, deberías aprender de Mari; ella viste como toda una mujer — dijo Shizuka, mirando seriamente a su hija.

— ¿Quién llevaría algo como eso? — se quejó Mayumi.

— Yo — dijo simplemente Shizuka y procedió a levantarse la falda para mostrar que usaba las mismas pequeñas bragas de encaje azul y negro, bajo sus pantys.

— ¿¿MADRE, QUE HACES?? — chilló una avergonzada Mayumi.

— ¡Oh! Linda lencería la que llevan ustedes dos — dijo la madre de Mari, que había entrado a la sala mientras Mari estaba al teléfono y ahora estaba parada cerca de Shizuka.

— ¿Verdad que si? — dijo una divertida Shizuka, aun con la falda levantada.

— Aunque la mía no se queda atrás — dijo la madre de Mari, levantado su propia falda para mostrarle a su amiga la lencería de encaje que estaba usando en ese momento.

— ¡¡MADRE!! — chilló Mari, avergonzada por la idiotez que estaba haciendo su progenitora.

— Oye Katsumi, esa lencería es hermosa. ¿Dónde la compraste? — preguntó Shuzuka, evaluando con ojo crítico las bragas de encaje de la madre de Mari.

— Las compré en esa tienda de la que te hablé el otro día — respondió la ahora la mujer identificada como Katsumi. 

— ¿Qué creen que hacen ustedes dos? ¡¡BÁJENSE LA FALDA!! — chilló una sonrojada Mayumi, viendo al par de mujeres con las faldas levantadas, enseñándose mutuamente las bragas.

Mari estaba por arrojar su propio comentario, cuando recordó algo y esbozó una sonrisa zorruna, posicionándose de un salto detrás de una sorprendida Mayumi.

— ¿Y qué hay de ti? ¿Sigues usando braguitas de "Hello Kitty"? — preguntó Mari, levantando sorpresivamente la falda de Mayumi, para revelar… — ¡Oh! Eso es nuevo. "Doraemon"

— ¡¡KYAAAAA!! — chilló Mayumi, bajándose la falda — Zorra estúpida. ¡¡TE ODIO!! — gritó, para luego correr fuera de la casa.

Mari sintió un poco de pena por Mayumi; solo un poco. Pero sí, tal vez se le pasó la mano aquí.

— No te preocupes por ella. Tal vez con esto aprenda a dejar de usar ropa interior de niña y comience a usar ropa de mujer — comentó Shizuka.

— ¿Y ustedes cuánto tiempo más van a estar así, mostrando la mercadería? — preguntó Mari, dándole una mirada estrecha al par de MILFS que estaban frente a ella con las faldas levantadas, mostrando las piernas y las bragas.

— Lo dice la que solo viste bragas y sujetador — comentó la madre de Mari, dándole una mirada astuta a su hija.

Mari dio un respingo ante esas palabras, porque eran verdad. De todas, ella era la que más estaba mostrando; aunque no dudaba de que a ojos de cualquier hombre, ver a ese par de hermosas mujeres maduras con la falda levantada, sería mucho más excitante que verla a ella en ropa interior.

— MILFS — masculló Mari, haciendo un puchero mientras arrancaba la hoja de la libreta donde anotó los números telefónicos que le dio Shinji, y miró al par de locas que tenía por madre y tía — Subiré a mi cuarto a vestirme… ¡¡Ustedes bájense las faldas!!

Luego de esas palabras, una mosqueada Mari subió las escaleras para llegar a su cuarto, mientras que las dos mujeres que quedaron en el primer piso, dieron un suspiró de cansancio mientras se bajaban las faldas.

— ¿Estará bien Mayumi? — preguntó Katsumi, algo preocupada por la hija de su amiga.

— Olvídate de la gata tonta de mi hija, ya volverá cuando tenga hambre. Lo que en verdad me preocupa es lo que vas a tratar en la reunión de esta noche — dijo Shizuka mordiéndose un labio, nerviosa al pensar en eso.

— Sí. Es algo muy preocupante — concordó Katsumi. Entonces puso una mano sobre el hombro de su amiga y le regaló una pequeña sonrisa — Vamos, te invitó un trago de Sake. Lo traje de Hokkaido.

— Gracias, me vendría bien — respondió Shizuka, dándole una sonrisa a su amiga.

 

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— ¡¡Hola Princesa!! — exclamó una entretenida Temari, abrazando y estrujando contra su imponente delantera, a la sorprendida chica de lentes.

María hacía frenéticos esfuerzos por liberarse del agarre de la mujer mayor, medio asfixiada por sus senos, mientras hacía malabares para sostener una bandeja con bocadillos en su mano derecha. Finamente pudo sacar la cara de entre los senos le la mujer, respirando una bocanada de aire, mientras acomodada sus anteojos que habían quedado medio caídos de un lado.

— Casi me asfixia con sus tetas, vieja loca — exclamó una molesta Mari, zafándose del agarre de una sonriente Temari.

— ¡Oh! Vamos. Solo es una muestra de afecto. Apuesto que a tu "No" novio le encantaría tener la cara entre este par — dijo la mujer divertida, sacando pecho y haciendo que sus senos dieran un pequeño bote.

— No es mi novio — masculló la chica levemente sonrojada.

— Por ahora — dijo la mujer mayor, dándole una par de palmaditas en la cabeza de una enfurruñada Mari, que estrechó los ojos mientras estiraban el labio inferior, como si fuera una niña pequeña.

Temari dio una risita y se adentró un poco más en la sala de la casa, mientras tomaba una copa de sake desde una bandeja ofrecida por Mayumi, que le regaló a Mari una sonrisa burlesca, antes de ofrecer tragos al resto de los presentes.

Marí suspiró y siguió atendiendo a los invitados de su madre. Esta no había exagerado cuando dijo que se reuniría con todos hoy. No solo estaba la gente de los alrededores, como la vieja loca de Temari-Obasan, Watanabe-San y su hijo, o el anciano Mifune; también pudo ver gente de lugares bastante lejanos, como Osaka, Kyoto, Hokkaido y Okinawa. Esta debía ser una reunión bastante importante.

Su madre hacía las veces de anfitriona, ayudada por la tía Shizuka, mientras que la tonta de Mayumi y ella, hacían las veces de camareras, sirviendo bocadillos y tragos a los invitados.

Cuando se hizo evidente que ya no llegarían más invitados, todas las conversaciones fueron cesando, para que los invitados procedieran a tomar asiento. Mari pudo ver como Mifune-San y Temari-Obasan tomaban asiento preferencial en el sillón de la sala, junto con la tía Shizuka. El resto de los invitados fue tomando asiento en las sillas de la mesa, o en algunas sillas plegables que habían dispuesto para la ocasión, mientras que Mayumi y ella estaban al fondo, mirando todo desde la cocina americana.

Ambas chicas pudieron ver como el ambiente cambiaba radicalmente. La cordialidad de las conversaciones quedó de lado, para dar paso a una seriedad que estaba poniendo realmente nerviosa a ambas chicas.

— Oye, zorra tonta. ¿Sabes de qué va todo esto? — le susurró Mayumi a chica junto a ella.

— Ni idea, gata estúpida — respondió Mari, igualmente en un susurro.

Lo cierto es que su madre nunca le dijo a Mari de qué trataba esta reunión, pero al ver a las personas reunidas en la sala de su casa, supo que era algo importante. Todos los presentes eran muy influyentes, algunos muy antiguos y sabios, como Temari-Osaban y Danzo-San.

De pronto, todos guardaron silencio cuando la madre de Mari y la dueña de casa, se posicionó al frente, dando una pequeña inclinación.

— Gracias a todos por asistir a esta reunión con tan poca antelación. Algunos de ustedes vinieron desde muy lejos para estar esta noche aquí. Nuevamente, muchas gracias — dijo Katsumi.

— No son necesarias tus palabras de agradecimiento, Katsumi. Estamos aquí, porque esto es algo que nos concierne a todos — dijo con seriedad la vieja Temari. 

Katsumi asintió en conformidad a las palabras de la mujer mayor. Paseó la vista por la sala, contemplando a todos los presentes y a su hija, atrás en la cocina americana, de pie junto a la hija de su mejor amiga. Suspiró antes de tomar la palabra.

— Iré directo al grano — dijo Katsumi y miró a todos con seriedad — Pasé lo últimos días verificando el estado del sello y mi análisis es definitivo. El selló se romperá y no tenemos mucho tiempo.

 

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Mayumi comenzó a alejarse discretamente del grupo de personas reunidas ante ella en la sala, demasiado ensimismadas en su conversación para notarla. La reunión había finalizado hace algunos minutos, y ahora estaban conversando seriamente sobre lo que se había dicho. No pudo evitar estremecerse ante todo lo que había escuchado; cosas que creyó eran solo cuentos de viejas, pero ahora se volvían totalmente reales ante sus ojos.

Fue tan sorprendente todo lo que escuchó, que en un momento su madre se levantó del asiento para ir a ver si Mari y ella se encontraban bien, mientras la tía Katsumi seguía hablando de cosas que hasta momentos, creía que eran cuentos para asustar a los niños.

La chica de lentes estrechó los ojos ante el recuerdo de todas esas increíbles revelaciones, al imaginar todo lo que se les venía por delante. Pero había algo más; algo que concernía a Mari; algo que esa zorra tonta desconocía hasta el mismo momento en que fue mencionado. Pudo verlo en los ojos de Mari cuando se mencionó a NERV y los Evangelion. ¿Qué relación podía tener la tonta de Mari con todo eso? Lo cierto es que eso pareció tocarla de alguna forma, ya que apenas terminó la reunión, ella corrió fuera del lugar y subió a su cuarto.

Todos se dieron cuenta de eso, pero la tía Katsumi hizo un gesto indicando que la dejaran por ahora. Incluso su madre le dijo que le dieran algo de espacio a Mari, antes de ir a conversar con los demás. Mayumi estrechó los ojos.

Lo cierto es que ella tenía una rivalidad con Mari. Desde hace algunos años que se enfrentaban, lanzándose apodos e insultos ingeniosos, buscando picarse mutuamente. Algunas veces se les pasaba la mano y una de ellas salía trasquilada. Hoy le tocó a ella cuando Mari expuso sus bragas de "Doraemon". Hizo una mueca antes eso, pero aun así, esa zorra tonta amante de Godzilla, seguía siendo su amiga. Se conocían desde siempre y aunque no le gustara admitirlo, se preocupaba por ella. Esa era la razón por la que ahora iba subiendo las escaleras al segundo piso, camino al dormitorio de esa zorra tonta.

Mayumi se detuvo mientras daba un respingo ante un pequeño cartel colgando desde la puerta ante ella. Era un Chibi Gozdilla, que sostenía una pizarra que decía: "Cuarto de la maravillosa y hermosa Mari Makinami". Rodó los ojos y suspiró con cansancio, antes de golpear la puerta.

— Oye, zorra tonta. ¿Estás ahí? — preguntó, pero no obtuvo respuesta, por lo que se encogió de hombros e ingresó sin ser invitada.

Apenas estuvo dentro, la chica dio un siseó ante la gigantesca colección de Godzilla que repletaba toda la habitación, sobre todo ante la inmensa figura de casi 2 metros de alto a los pies de la cama donde estaba recostada la tonta de Mari, volteada hacia la pared mientras abrazaba un peluche de Godzilla. Rodó los ojos ante eso y estaba a punto de hacer un comentario burlesco, cuando su sensible olfato captó algo; un aroma en particular. Frunció el ceño, olisqueó el aire por unos segundos y le dedicó una mirada estrecha a la chica ante ella.

— ¿Por qué tu cuarto huele a hombre?

Lo siguiente supo Mayumi es que le llegó un peluche de Godzilla directo a la cara, que la mandó de espadas al suelo. 

— ¿¿Qué demonios te pasa, zorra estúpida?? — rugió Mayumi poniéndose de pie de un salto, con los lentes torcidos sobre el rostro y una cara asesina.

— Fuera Mayumi. Quiero estar sola — dijo Mari con voz apagada.

Mayumi se sorprendió por esta actitud. Este era el momento en que Mari respondería con alguna pesadez, como mandarla a toser bolas de pelo a otro lado. Pero por el contrario, seguía acostada sobre la cama volteada hacia la pared. Suspiró y se sentó a los pies de la cama.

Ambas chicas permanecieron en silencio por largos minutos, cada una perdida en sus propios pensamientos, hasta que Mayumi finalmente rompió el silencio.

— Apenas puedo creer todo lo que escuchamos allá abajo. Lo que reveló la tía Katsumi… nadie se sorprendió. Todos los sabían, menos nosotras — comentó la chica de cabellera negra azabache.

Un nuevo silencio cayó en la habitación. Mari seguía volteada hacia a la pared sin decir una sola palabra, mientras que Mayumi comenzaba a perder la paciencia.

— Oye… ¿Qué pasa? Tú no eres así — pregunto la chica de cabello negro, recobrando la compostura y mirando con seriedad a su amiga — Tiene que ver con esas cosas, los Evangelion, ¿verdad? ¿Por eso estás así? Pude ver que te tensaste cuando se mencionó eso. ¿Qué tienes que ver tú con esas cosas?

— Nada que te importe — respondió finalmente Mari.

— ¡Oh! Entonces si tienes algo que ver con esas cosas Evangelion… que interesante — comentó Mayumi para sí, antes de estrechar los ojos y mirar fijamente a la chica acostada en la cama dándole la espalda — ¿Esto tiene alguna relación con que tu cuarto huela a hombre?

Ese último comentario fue suficiente para Mari, por lo que se sentó de golpe en la cama y miro seriamente a la chica de cabellera negra azabache.

— ¡¡Mayumi, nos vamos!! — se escuchó a lo lejos el llamado de la madre de la aludida desde los pies de la escalera.

Ambas chicas compartieron una mirada, taladrándose mutuamente con los ojos, esperando que la otra cediera primero. Finalmente al ver que no iban a ningún lado, ambas apartaron la mirada al mismo tiempo, dando un suspiró de cansancio.

— Me voy por ahora. Pero aún me debes una explicación… zorra estúpida — masculló Mayumi dándole una última mirada a la chica en la cama para girarse y salir de la habitación.

Cuando dio un par de pasos, Mayumi miró la enorme figura de Godzilla a los pies de la cama, y con una sonrisa torcida, le dio un golpe de puño que hizo que la figura se balanceara hacia atrás, solo para regresar y caer sobre una espantada chica de cabello negro, que dio un chillido cuando se vio aplastada por un Godzilla de tamaño familiar.

— ¡¡Quítame esta cosa de encima!! — chilló Mayumi, aplastada por un sonriente Godzilla.

— Te lo mereces por estúpida — dijo Mari con una media sonrisa, al ver como Mayumi movía frenéticamente brazos y piernas, aplastada por el poder de Godzilla.

Levantó la figura y la puso de pie, mientras una desarmada y avergonzada Mayumi se alisaba su vestido. Miró con furia a una ahora sonriente Mari, estaba por dar una respuesta a esa sonrisa burlesca cuando…

— ¡¡Mayumi!! — llamó Shizuka una vez más.

— ¡¡Ya voy mamá!! — gruñó una respuesta.

Ambas chicas se sostuvieron la mirada por unos segundos, hasta que Mayumi giró el rostro a un lado en gesto altanero, caminando fuera de la habitación, solo para detenerse en la puerta y girarse para darle una mirada a Mari.

— Por cierto… ¡¡ULTRAMAN ES EL MEJOR!!

El rostro de Mari se trasformó en un rictus de furia, recogiendo el peluche de Godzilla que le había lanzado poco antes a la tonta de Mayumi y se lo volvió a lanza, pero solo dio contra la puerta, ya que la chica había alcanzado a salir a tiempo. Hizo un gesto de enojo y desvió la mirada.

— Gata estúpida — masculló, se giró y se acercó al ventanal, para abrirlo y salir al pequeño balcón que daba al patio de la casa. Recargó los brazos en la baranda y dio un suspiro de cansancio.

La mirada de Mari se estrechó al recodar las preguntas de Mayumi, preguntas que la hicieron pensar en todas las cosas que había revelado su madre en la sala de su casa. Cosas que nunca hubiera imaginado, cosas que desde niña creyó eran para asustarla y hacer que se fuera temprano a la cama; y ahora resulta que todo eso era cierto.

No sabía qué pensar ante eso, sobre todo ante lo último que dijo su madre. Algo que la involucraba a ella y a Shinji. Apretó los dientes ante ese pensamiento, momento en que sintió como se abría la puerta de su habitación. No se volteó. Sabía quién era.

— ¿Estás bien? — pregunto Katsumi, mirando la espalda de su hija, pero no obtuvo respuesta.

La hermosa mujer suspiró con cansancio. Sabía que esto no sería fácil. Miró al suelo y vio un peluche de Godzilla tirado a un lado, se agachó para recogerlo y lo dejó sobre la cama en su camino al balcón. Quedó de pie a un lado de su hija y miró el ahora cielo estrellado. 

— Es una linda noche, ¿verdad? — dijo la mujer, con una sonrisa melancólica — A tu padre le encantaba contemplar las estrellas. Solía acompañarlo, ambos abrazados, simplemente disfrutando de la vista y de la compañía. Eran cosas pequeñas y simples, pero significaron mucho para nosotros.

Mari miró sorprendida a su madre por ese comentario mientras ella continuaba mirando al cielo, perdida en sus recuerdos de un hombre que amaba aún hoy en día, a pesar de haber pasado tantos años de su partida. No dejó de sentir pena por su madre; eso a la vez le hizo pensar en…

— Lamento no haberte dicho esto antes, pero debes entender que no había razón para hacerte cargar con esta verdad a ti o a Mayumi; al menos, no antes de tiempo.

Mari bajó la cabeza, recordando una vez más lo dicho en reunión y se estremeció.

— Entonces… ¿todo es verdad? — preguntó.

— Sí hija. Todo es verdad — respondió Katsumi con pesar.

Mari apretó los labios ante esa respuesta, hasta que solo fueron una raya. ¿Qué podía pensar ante eso? Qué estaban jodidos; ciertamente, pero…

— ¿No hay alguna forma de… ya sabes? — preguntó Mari, pese a intuir la respuesta.

— No. No la hay — respondió Katsumi con pesar.

— ¿Por eso mencionaste a NERV… al Evangelion? — preguntó Mari con pesar — ¿Quieres usar a…

— ¡No! — dijo Katsumi terminantemente, cortando las palabras de su hija, mientras le daba una seria mirada.

Mari no supo qué decir ante eso; y ante la seria mirada que le daba su madre. Esta suspiró y devolvió la vista hacia las estrellas, antes de tomar la palabra otra vez.

— Nunca se me había pasado esa idea por la cabeza, hasta hace poco. Cuando vi lo que esas cosas pueden hacer, entonces supe que podían ser de ayuda. El que tú quedaras en la posición de acercarte, fue algo completamente fortuito. Ese accidente hace años fue eso; un accidente. Todo es una gran casualidad; una casualidad que puede trabajar a nuestro favor. 

— No me gusta esto. No quiero… no quiero engañarlo — dijo Mari con algo de amargura.

— ¡Oh! Pero ya lo engañaste — dijo Katsumi, devolviéndole una mirada seria a su hija — Es cierto que no estuve aquí, pero sé lo que hiciste, como montaste un espectáculo para llamar su atención, para traerlo aquí; incluso pasó la noche contigo. Aunque solo hayan dormido uno junto al otro.

Mari se sobresaltó ante esas palabras, y miró seriamente a su madre.

— ¡No tenía opción! No podía seguir al margen de su vida. Ya no podía seguir sin hacer nada. Ya no podía verlo sufrir — dijo la chica, repentinamente emocionada.

Katsumi miró a su hija y su mirada se enterneció.

— Igual de tonta que tu madre — dijo Katsumi con una sonrisa melancólica, acariciando una mejilla de su hija.

— ¿Qué? — preguntó Mari, sin entender.

— Esto nunca te lo he dicho, pero cuando conocí a tu padre, él había perdido a su esposa hace un par de años a causa de una enfermedad. Aun estaba triste y amargado, sintiendo la partida de su compañera. Me llamó la atención, lo observé por un tiempo y sin darme cuenta me fui interesando en él.

Mari miró a su madre con ojos desorbitados. Esa parte de la historia no la conocía.

— Me acerqué a él, haciéndole creer que era una simple chica del campo que llegaba a la ciudad buscando trabajo — comentó Katsumi con una mirada nostálgica — Él pudo aprovecharse de mí, ¿sabes? Pero no lo hizo. Fue gentil, respetuoso, justo y todo un caballero. Me fue imposible no enamorarme de él. ¿Lo ves? Tú y yo somos más parecidas de lo que crees.

Mari miró con sorpresa a su madre por esa confesión y pronto se vio atrapada en un fuerte abrazo, descansando la cabeza sobre el gran pecho de su madre.

— Desde que conociste a ese chico, he estado muy pendiente de ti, hija. Sé que en un inició fue porque sentías una deuda de gratitud con él, pero luego se transformó en algo más. No quisiera interferir, no ahora que te has decidido; pero hija, si no hacemos algo, no habrá futuro para nadie.

— No es justo — dijo Mari aferrándose a su madre.

— Solo te pido que puedas averiguar lo más posible, para ver si mi suposición es cierta. Ver si esos Evangelion en verdad pueden enfrentar a… eso — dijo Katsumi.

— ¿Solo eso? — preguntó Mari.

— Solo eso. Llegado el momento, si las cosas van bien, yo hablaré con él.

Mari sintió que su madre estrechaba un poco más el abrazo en que la tenían atrapada y la abrazó de regreso con más fuerza. Aun se sentí mal con todo esto, pero ya no tanto como en un inicio. Ella no había sido totalmente honesta y dentro de poco lo sería menos. Solo esperaba que Shinji pudiera perdonarla.

 

 

Continuará...

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Notas del Autor: Aquí tenemos un nuevo capítulo de esta historia, donde muchas cosas ocurrieron, revelando que hay una trama bastante más compleja de lo que se dejó ver en un inicio, que espero nos de muchas cosas interesantes. Pero todo se irá revelando en su debido momento.

Otra cosa interesante es la integración de nuevos personajes, que serán muy importantes en la historia.

Por un lado tenemos a "Mayumi Yamagishi", personaje rescatado de un olvidado juego para la consola Sega Saturn, llamado "Neon Genesis Evangelion: 2nd Impression". Este personaje si bien fue tomado de este juego, no presentará las mismas características o personalidad de esa Mayumi. En esta historia, Mayumi tendrá una personalidad y un desarrollo muy distintos.

Por otro lado tenemos a Shizuka Yamagishi, la madre de Mayumi. Este es un personaje inventado por mí, pero inspirándome en otros dos. Por un lado está "Kuroka" de High School DXD y por el otro está "Kuroko Smith" de Monster Musume no Iru Nichijou. De hecho, físicamente Shizuka se parece mucho a Kuroko Smith, con una personalidad que es una mezcla entre Kuroko y Kuroka.

Espero que este dúo madre e hija sea de su agrado, ya que comenzaran a aparecer muy seguido de aquí en adelante.

Saludos y nos leemos.