La siguiente semana para Kym, fue confusa y ocupada. Al día siguiente luego de una cena bastante decente, no se esperaba que Raira supiera cocinar tan bien. Se ganó una ceja elevada cuando se le escapo en voz alta
–vivo solo desde los 17 años, y antes de eso aprendí a cocinar desde que alcanzaba la estufa, mi abuelo era algo inútil, con todo que gruñía que la cocina era cosa de mujeres, si yo no preparaba algo terminábamos enfermos de comer comida de fonda todo el tiempo -le dijo con simpleza, no dándose cuenta de lo perturbador que era escuchar sobre la, claramente mala, niñez de este.
Kym decidió no escarbar más de momento, aunque el mayor lucio despreocupado al respecto, aun no creía que tuvieran una relación de amigos suficiente como para eso, lo respetaba demasiado.
Al día siguiente salió con los papeles necesarios, que consiguió por sí mismo, ya que Raira cuando le pregunto se encogió de hombros y le entrego simplemente una carta que decía que le autorizaba para hacer la instalación, antes de avisarle que estaría ocupado esa semana, y posiblemente no le vería en esos días, antes de entregarle otro collar y otra pulsera, noto con curiosidad que la pulsera tenía un atrapa sueños diminuto, pero no era como los que vio en las tiendas de bisutería, era delicado y claramente trabajo del mayor, y también desprendía ese aroma a hierbas que le calmaba, el collar tenia, lo que parecía ser un diente de alguna especie de canino, casi del tamaño de su meñique, con delicados tallados en este que no lograba identificar pero no dudo en colocárselo de inmediato.
-No sé si sentirme alagado por la confianza que me tienes, o afligido de lo confiado que eres, a pesar del poco tiempo que llevas conociéndome -comento el mayor cruzándose de brazos y mirándole con mirada seria, antes de sonreír ampliamente y le dio una palmada suave en el hombro y se acomodó su morral en su hombro -bueno, te encargo la casa, no hay nada que pueda lastimarte aquí, pero intenta solo concentrarte en terminar de instalarte -le dijo antes de irse. El rubio no entendió mucho eso último, pero se distrajo de inmediato, saliendo a conseguir hacer el contrato de internet en la propiedad. Y sintiendo que era casi un milagro que lograra terminar todo ese mismo día, y que le dijeron que irían al día siguiente a hacer la instalación. Aprovecho que estaba fuera para buscar y comprar también su colchón nuevo y algunas otras cosas que le faltaban para poder instalarse cómodamente en su nuevo cuarto. Paso todo el día fuera, comiendo en la calle antes de volver en la noche tomando nota que necesitaban algo de luz en el exterior, pensando en proponer comprar unas lámparas solares, tan cansado estaba que fue directo a su cuarto para dormir. No notando una bonita muñeca de porcelana y tela sentada en la mesa del comedor.
Al día siguiente, Kym fue despertado por su teléfono, su colchón y los de la instalación ya estaban en la entrada, vestido en short y camiseta no tardo en bajar casi de un salto las escaleras y correr a abrirles, pronto los curiosos instaladores buscaron como llevar los cables a la casa o si ya existía algún tipo de instalación, y Kym guio a los del colcho a su cuarto donde le ayudaron a cambiarlo por el viejo e incluso aceptaron un pago extra a cambio de llevarse el viejo, luego de pagarles lo que tenía que pagar y acompañándoles de nuevo a la salida, regreso a ver cómo iban los del internet, notando que estaban pasando algunos cables nuevos, les observo un momento antes de que su estómago gruñera y se encamino a la cocina, deteniéndose un momento confuso, la ventana de arriba estaba abierta, no recordaba que dejo abierta su ventana, pero podría ser que los de la instalación la abrieron para comunicarse entre ellos, sin pensar más entro a la casa.
Se dedicó a comer un plato de cereal mientras observaba a los otros dos trabajar y les ofreció algún tiempo después agua, que aceptaron.
-Este sitio debe ser mágico para un niño, imagino debe ser muy divertido jugar al escondite -comento el hombre aceptando el vaso terminando el agua y devolviéndole el vaso, Kym asintió pensativo mirando el lugar. Definitivamente, si hubiera vivido aquí de niño, el sitio habría sido muy divertido.
Fue casi 3 horas después que terminaron la instalación y todos suspiraron aliviados cuando el modem mostro todas sus luces brillantes y funcionales, una vez fuera Kym firmo lo último de los papeles que necesitaban y entrego en efectivo a estos lo de la instalación más un extra, mientras firmaba noto que el encargado miraba hacia la casa sonriendo y agitando su mano en despedida hacia algo detrás de Kym. Este intento no reaccionar, solo sonrió al otro agradeciendo su trabajo y les acompaño a la salida donde cerro la reja y suspiro apoyando su frente contra esta, antes de armarse de valor.
"No hay nada aquí que me pueda hacer daño" repitió en su mente, recordando la confusa declaración de Raira "ósea, hay algo aquí" concluyo con un tono de histeria en su mente, antes de con paso firme encaminándose a la casa mirando cuidadosamente hacia las ventanas, notando las cortinas de su cuarto moverse como si alguien se escondiera, entornando sus ojos, hecho a correr, subiendo de a dos escalones a la vez y abrió de golpe su puerta mirando alrededor con cuidado. Casi de inmediato noto la presencia que no estaba antes. Parpadeo confuso cuando vio la muñeca sentada contra la almohada de su cama. Y noto con alarma, que la muñeca pareció parpadearle de vuelta.
No era la primera vez que escucho de una muñeca que se movía por sí misma, el internet estaba llena de videos de estas, incluso lo de la isla de las muñecas era ya una leyenda local muy popular. Nunca le toco una antes, hasta ese momento, y luego de perder el miedo inicial, la tomo curioso en sus manos, siendo cuidadoso con esta, de manera distraída acomodándole los cabellos ligeramente despeinados tomando nota que necesitaba cepillado, y le acomodo el moño de su vestido que estaba algo chueco -Mmmh, eres bastante bonita -comento, ya que casi todas las muñecas "embrujadas" de las que sabía, era realmente cosas de pesadillas, sin ojos o que parecían zombis o aterradores payasos, esta lucia bastante inofensiva. Con largos y suaves cabellos rubio cenizo, sujetos con una diadema rosada, rostro redondeado con ojos azules de pestañas grandes con el sistema de parpadeo, labios en forma de botón pintados de rosa suave, lucia como una niña de 3 años, pero no media más de 40 cm de altura, su cabeza, manos y piernas de porcelana de textura suave rosada, y el resto del cuerpo de relleno suave, vestía un vestido rosado con un mandil blanco con muchos volantes y moños, unas mallas blancas y zapatitos de charol blancos.
Kym la llevo abajo al salón recibidor donde la acomodo en uno de los sillones antes de ir a buscar sus cámaras, era una buena oportunidad de hacer algunos experimentos, decidió emocionado corriendo por sus cosas, cuando regreso rápidamente instalo las cámaras y luces, pero cuando miro por la cámara para ver si estaba bien enfocada miro confuso hacia el sillón, la muñeca ya no estaba en el sitio.
- ¿he? -miro alrededor extrañado, y se estremeció cuando escucho el ruido de algo corriendo por el pasillo acompañado de una risita.
"a que no me encuentras"
La vocecita quedaría grabada en el audio de la cámara que tomo para comenzar a grabar comenzó a buscar por la casa la muñeca. Llegando a la escalera miro con la cámara, atento antes de escuchar una risita arriba de él, mirando con la cámara hacia arriba casi la suelta cuando se topó con el rostro de una niña asomando por el hueco de las escaleras mirándole con una sonrisa demasiado grande para ser natural en ese rostro, antes de desaparecer. Kym paso saliva, preguntándose si Raira tardaría demasiado en volver, algo le decía que esa semana sería difícil para él.
Tres días después, Kym miro con ojos sin brillo el plato con huevos frente a él, no reaccionando ante la risita que se escuchaba así como los sonidos de pasos correteando por el pasillo del piso de arriba, seguido de algo cayéndose seguramente otra vez uno de los porta retratos, la cocina parecía haber sufrido un terremoto, todos los cajones y puertas estaban abiertas, un montón de cosas por toda la casa estaban en el piso, y las ojeras en los ojos del menor revelaban lo poco que logro dormir en esos días. Kym ya no sentía miedo, los primeros dos días de estar en estado de alerta y sintiéndose como un gato en un cuarto lleno de mecedoras, el cansancio finalmente pudo más que el miedo, aun que trato de comunicarse con Raira el teléfono marcaba como apagado, y estaba más bien pensando en cómo reclamarle que no le dejo una manera para localizarlo.
La puerta de la casa se abrió entonces. Raira elevo una ceja al ver el desastre por el sitio y alzo una mano atrapando en el aire una de las estatuillas de cerámica que salió volando de la sala. Antes de localizar al zombi que estaba sentado en el comedor.
-Bueno…. No esperaba este nivel de destrucción cuando regresara -comento colocando la estatuilla de vuelta en la vitrina, ignorando la mirada fulminante del menor, intentando contener la sonrisa y risa que quería salir de sus labios.
-tranquilo, tranquilo, te enseñare como controlarle -se apuró a decirle cuando escucho el ligero gruñido salir del pecho del agotado menor. Realmente, esperaba que este grabara algo de la acción, seria entretenido mostrarle por que todo se salió de control.