Años atrás..En un pueblo remoto, abandonado por el gobierno y consumido por la maldad de la gente, vagabundos, prostitutas y todo tipo de gente se encontraba viviendo ahí, incluso gente de buen corazón como lo eran amelia y su madre, mujeres luchadoras quienes se tuvieron que mudar de la ciudad debido a no poder pagar el alquiler del apartamento en donde estaban, vivían en una humilde casa en la que afortunadamente había una tv con cable en la que la adolescente se la pasaba entretenida dejando atrás su pésima vida, su madre ahora se encargaba de ser una ama de casa después de haber tenido una vida increíble al ser una heroina, aun así no se vive de buenas intenciones, fue en unas horas alrededor de las 4 de la tarde en la que amelia había salido, le gustaba dar sus caminatas diarias para no aburrirse, caminatas por esas calles llenas de agujeros, sus manos estaban en sus bolsillos mientras esta miraba hacia los lados, gente haciendo negocios sucios, gente en medio de la calle teniendo sexo, gente picandose los brazos, una pésima vista a decir verdad, Almenos hasta que esta había sido detenida por alguien— Hey linduraMenciono uno de los hombres, el que le había detenido, un hombre bastante algo, gordo, la grasa le manchaba la ropa, y incluso tenía un aroma bastante fuerte, amelia solo volteo a verle— Escucha bola de grasa, no soy mercancía de nadie, ¿Quieres ir con una chica joven? Ve y ponle una peluca a tu manoIndiferente amelia se dio la vuelta comenzando a caminar denuevo, aunque unas palabras le habían detenido— Jajaja, no no para nada, solo tengo entendido que tu madre fue.. Una anterior heroina, ahora solo es una vieja deliciosa.. Pero no vengo a desear a tu vieja, quiero hacerte un pequeño negocio, en el que te vas a llevar un buen porcentaje de tus ventas—.. Te escucho, gordoNo era la mejor vida, pero si algo quería amelia era finalmente tener una vida con dinero, por lo que esta le vio fijamente, aquel gran hombre asintió con la cabeza y se terminó yendo con la joven hasta llegar a una clase de callejón, en donde el señor comenzaba a buscar entre los basureros hasta sacar una bolsa de color negro, un reloj había salido de la bolsa, y quien sabe cuántas cosas más— ¿Quieres que venda este reloj?, no te van a dar demasiado dinero por el, ¿Lo sabes no?— Lo se.. Pero.. Necesito algo de dinero, incluso el más mínimo, es mi madre, está demasiado enferma y.. Necesito sus medicinas, porfavorAmelia se quedo viendo fijamente al señor, lo había confundido, no estaba fingiendo, había dolor en la voz del mismo, estaba diciendo la verdad por lo que amelia agarraba el reloj de las grandes manos de aquel señor, esta lo veía por todos lados pensando en alguna forma de ganar lo que sea por ello, hasta que finalmente le había llegado la idea, amelia asintió y se terminaba yendo, la noche llegó y amelia Porfin había llegado a su destino, enfrente de uno de los bares más populares en donde todo tipo de gente, pobres, incluso gente normal con buen dinero que iban a hacer sus perversas cosas, amelia estaba nerviosa pero apretaba el reloj con fuerza, aquella sonrisa de su madre se dibujó en su mente dándole la fuerza de voluntad para comenzar a caminar hasta entrar a aquella Taberna, una vez estando adentro esta vio a uno de los chicos por lo que fue hacia el hasta sentarse al lado del mismo, enfrente suya había un hombre con corbata y traje, así que abajo de la mesa amelia pasaba uno de sus billetes y le susurró a aquel chico, el chico asintió y guardó su dinero— ¿Sabes?, he estado haciendo algunos negocios y me logre encontrar con estoAmelia sacó el reloj— ¿Con un reloj?Respondió el hombre incrédulo— No es solo un reloj mi amigo, este reloj le perteneció al presidente yakbcon, hace más de 100 años, ¿Sabes cuanto valor histórico tiene esto?, incluso podría valer más de mil dolares en una subasta— ¿Mil dólares?Las palabras de amelia junto con el chico habían llegado a oídos del hombre con traje, quien al escuchar aquello levantaba la mirada viendo a amelia junto con el chico, el chico con quien amelia estaba hablando solo Reia y agarraba su teléfono el cual llevaba a su oreja después de haber marcado— Hey, ¿Ves esto? Hay una perra qué trata de estafarme con un viejo reloj, dice que le perteneció al presidente.. ¿Ah? Si, tiene una clase de piedra roja en su interior... ¿Oh.. Enserio? Entiendo entiendo, hey. ¿Cuánto quieres por el?— Podría dártelo en unos.. Doscientos, podrás venderlo luego y tener más del dobleFue en ese momento que el chico comenzaba a buscar hasta sacar un billete de cincuenta dolares, el joven de traje se había levantado y fue hacia amelia junto con el mendigo sacando de su bolsillo su billetera, había tres billetes de cien dolares en cada dedo, por lo que amelia agarraba el dinero y le daba el reloj— ¡Oye, idiota esa era mi compra!— Haber tenido el dinero— ¡Hey estúpido, cuando te encuentre me encargare de romperte la cabeza! ¡¿Lo entiendes!?Después de que aquel sujeto de corbata se había ido del lugar amelia y el chico se vieron fijamente, solo dejaron salir una gran carcajada y terminaron por chocar sus puños fuertemente, los minutos volvieron a pasar y así fue como amelia fue corriendo hasta el callejón a la hora que había acordado con el gordo, pero al llegar no había rastro de el, más que una banda, cuatro hombres estaban ahí esperando por ella, su mirada estaba confundida ¿Quienes eran? Aun así poco después de dio cuenta de lo que había pasado, el gordo con su rostro arrepentido tenía un fajo de dinero en mano, le habían vendido, y aunque ella quisiera hacer algo había sido lanzada al suelo de golpe por uno de los hombres, otro de ellos le había pisado su pierna incluso podía sentir como casi se la había roto y como si fuera poco otro hombre le dió una potente patada en el estómago, la sangre salió de su boca junto con algo de saliva, y así fue como el último hombre se agachó, agarrando las mejillas de amelia le vio fijamente— ¿Crees que puedes venir aquí, vender tu basura en nuestro territorio y ya?, bueno, dejame demostrarte que tan bien te va a ir, chicos traigan a su pequeñaLa mirada de amelia se había vuelto de pánico total, fue en ese momento que uno de los hombres había asentido y se terminaba yendo, débilmente amelia se puso algo de pie viendo con lo poco que podía a su pequeña gata, si pequeña gata estaba enfrente de ella por lo que uno de los hombres agarraba un bate y— ¡NO, Para Porfavor, no volveré.. No volveré.. Noo!.. Ah.. No.. Ah ah.. ¡Ay.. Bghwa..!..Y así fue como el hombre había bajado de golpe el bate, el último maullido acompañado de las lágrimas y los gritos devastados de amelia fue lo que se estaba escuchando, apenas y podía mantener la compostura de todo lo que estaba pasando— ¡Los voy a matar, a todos,.. Los voy a.. Nggm...!¿Había terminado? Para nada, derrotada, humillada y totalmente herida amelia a duras penas pudo caminar hasta su casa en donde al llegar esperaría ser recibida por su madre pero no de la forma en la que ella lo esperaba, al haber llegado lo primero que se encontró enfrente suya fue el cadáver de su madre, estando boca abajo y con un cuchillo atravesando su espalda, sus manos estaban rojas en señal de que había batallado por sacar a los atracadores, entre vidrios y su corazón roto amelia se acercó hasta su madre la cual solo abrazo y se acurrucó en ella... Los días pasaron, los meses, hasta que finalmente llego ese momento, el camión de la ciudad había llegado para recoger a los niños y adolescentes qué habían quedado huérfanos, la gente de distintas edades comenzó a subir en ese camión, y amelia no sería la excepción, el camión comenzó a moverse bruscamente por la calidad de las calles, amelia estaba mirando por última vez aquel pueblo, amelia solo afirmó el parche qué cubría uno de sus ojos y de igual forma apretó con fuerza la chaqueta de su madre, en donde un potente brillo de color amarillo se resguardaba en su bolsillo.