Un día como cualquier otro en la tribu de los Kaliburn, se disputa un combate a muerte multitudinario entre los cinco hijos del jefe de la tribu con el objetivo de enfrentarse contra su padre el rey Kredsus Sarios. Los cuatro hermanos se están mirando de forma amenazante, excepto el hijo mayor Ronan, que se distrae con una hermosa mariposa.
—RONAN, ven aquí y pelea. —Exclamo uno de sus hermanos, lo invita a pelear, pero Ronan aplasta la mariposa y lo sigue ignorando hasta que él se abalanza hacia él con su espada, le da un espadazo, pero él atrapa la hoja con la yema de los dedos de la mano izquierda.
—Escúchame bien, Rancor, la razón por la cual no les he prestado atención en este momento tan importante, es por el simple hecho de que yo no los veo como un reto a vencer. —Dijo Ronan mientras sostenía la espada.
Su hermano saca un cuchillo de la parte de atrás de su cinturón para apuñalarlo, pero con la mano derecha atrapa el cuchillo con la yema de sus dedos para después darle un rodillazo en el vientre que le quita la respiración, para luego tomarlo de una pierna y azotarlo contra el piso, hasta matarlo, los otros hermanos se abalanzan el, pero él le lanza a su hermano muerto, dos los esquiva, pero uno recibe el impacto sacándolo fuera de combate durante un momento, él evade el ataque de una lanza por parte de uno de sus hermanos con el fin de acercársele, le conecta un cabezazo, lo agarra del cráneo, lo levanta como a un muñeco de trapo para después aplastarla con una sola mano, los otros tres unieron fuerzas para acabarlo, Ronan lucho con los tres al mismo tiempo pero los mato, con una sucesión de contrataques al primero lo mato con el arma del segundo, al segundo con la del tercero y al primero con la del tercero.
—Padre, ven aquí y enfréntame. —Grito Ronan para combatir contra su padre.
—Dime algo, Ronan, tú quieres ser rey de los barbaros, o quieres ser un aventurero que tiene aventuras, busca tesoros, combate contra demonios y dragones, salva doncellas, entre otras cosas. —Dijo Sarios.
—Sabes padre, yo realmente no quiero ser un rey, yo quiero ser una leyenda, recorrer el mundo en busca de aventuras, tal y como dices, acaso me vas a dar la oportunidad de forjar mi propio destino. —Contesto Ronan.
—Oye hijo, yo quisiera darte la libertad que tanto ansias, pero eres mi hijo, tu naciste para ser el rey de los barbaros, eso no fue lo que quiso tu madre, yo puedo tener muchos hijos con quien quiera pero es muy difícil engendrar a alguien como tú, Ronan: El destructor, tú has devastado reinos, te has enfrentado a los enemigos que se ocultan en la sombras, hechiceros con poderes más allá de nuestro entendimiento, además de monstruos salidos del mismísimo averno, tu naciste de una mujer muy inteligente, tan astuta que sus palabras eran capaces de destruir reinos desde dentro, por eso acabe con ella antes de que fuera demasiado tarde, alguien como tú no se consigue de una mujer cualquiera, tu naciste, te criaste, creciste y morirás, como un rey bárbaro, te guste o no, Ronan. —Respondió Sarios.
Esto hace enojar a Ronan, la ira lo consumió.
—Lo lamento padre, pero si tengo que ser rey, solo para mantener a este reino de mierda, entonces no tengo más opción, ¡que matarlos a todos! —Exclamo Ronan y añadió. —He hecho todo lo que puede para ganarme mi libertad, perdí mi infancia en el campo de batalla, mataste a la única persona que quise en todo el mundo y ahora no me quieres dar mi libertad porque tengo que mantener a un montón de inútiles, si quieren que sea su rey, vengan y demuéstreme de lo que son capaz.
El rey junto con su pueblo se abalanza hacia Ronan, pero clava su hacha en el piso, hace una cortina de polvo, para ir matándolos en grupos de a uno al principio hasta aumentar de grupos de dos a tres y hasta más, pero Sarios aplica un corte con la espada al aire que elimina la cortina, se abalanza hacia Ronan, ambos chocan armas, el combate es tan brutal que cualquiera que se acerque es asesinado por Ronan o asesinado por el rey Sarios (por culpa de Ronan o no) o hasta por los dos. Sin embargo, alguien los espía en los arbustos.
—Mi señor, se están matando entre sí, podemos matarlos. —Dijo una voz sedienta de sangre.
—Claro hijos míos, violen, maten y torturen a cualquiera que se le encuentre en su camino, menos al Bárbaro llamado Ronan el destructor, a ese hombre, el Conde de Daveria lo quiere con vida. —Ordeno una voz a sus esbirros.
De entre los arbustos salen hombres lobos que emboscan a los barbaros dejándolos sin escapatoria, ellos devoran, mutilan, desgarran y violan a cualquier hombre, mujer y niño que se encuentre en su camino. Sin embargo, eso no les importo a Ronan, ni al rey, ambos están centrados en matarse uno al otro, pero cuando los hombres lobos se les abalanzaron, Ronan y el rey hicieron una pseudoalianza para luchar contra los hombres lobos partiéndolos por la mitad de forma vertical, horizontal o con pura fuerza bruta, los azotan contra el piso hasta esparcir todo su asqueroso ser por todo el campo de batalla, los degüellan, mutilan, los despedazan, aun así ellos se seguían matándose entre sí con las extremidades, vísceras y cabezas de sus oponentes. Los Hombres lobos por más sádicos, sanguinarios, depravados y perversos que son, la masacre que están provocando ellos dos, es demasiado para ellos, ni las heridas que ellos les provocan, no les hacían nada, literalmente son dos bestias matándose entre sí. Hasta que Ronan decide atacar a traición a su padre, rompiéndole una pierna, el rey lo lanza hacia atrás, un hombre lobo se va a atacar a Ronan, pero lo atrapa, le saca de forma perfecta, la columna con la cabeza, la utiliza como una especie de arma para arremeter contra su padre hasta romperla por completo para continuar con el castigo con una ráfaga de puñetazos, el rey se defiende lo más que puede, pero Ronan agarra el brazo, se lo disloca hasta sacarle el hueso del antebrazo, se lo clava en el ojo derecho. Sin embargo, el rey todavía seguía dando pelea hasta que Ronan hace un corte ascendente al pecho del Rey, toma sus viseras, se las enreda en la boca, mientras lo debilita a golpes, hasta que hala los dos extremos, cortándole la cabeza dejando la quijada pegada al cuello y la otra parte al piso.
—El Rey Sarios ha caído. —Grito un bárbaro que pelea contra los hombres lobos.
Esto baja la moral de los barbaros, pero...
—Que les pasa pedazos de mierda, acaso van a morir en su tierra mientras que el asesino de su rey sigue vivo, únanse a mí y mostrémosles a estos bastardos lo que es el ¡infierno! —Exclamo Ronan.
—Larga vida al rey, larga vida al rey de los barbaros, larga vida a Ronan: el destructor. —Gritaron los barbaros recobran la moral, viendo el Ronan, como el auténtico rey de los Barbaros.
Los barbaros con grito de batalla hace que los barbaros se abalancen contra los hombres lobos. Se arma una batalla encarnizada entre los barbaros y los hombres lobos, ambos se destruyen como animales, no importa que tan fuertes y resistentes son los hombres lobos, los barbaros encuentran las formas más brutales, salvajes de matarlos, sin tener que usar sus debilidades naturales, aunque no morían del todo, los hombres lobo deseaban morir ya que los barbaros los despedazan a pura fuerza bruta, sin importar que otros los estuvieran matando, ellos empalan con las lanzas, algunos barbaros los violan, los queman por los ojos, por la boca, hasta por el ano... esto es una autentica barbarie.
Sin embargo, los barbaros por más que luchan, por más que pelean caían como moscas, hasta no quedar ninguno ya que el factor curativo, la fuerza sobre humana y el factor numérico les juega en contra, aun así, esto a Ronan no le importa, aunque las armas se les rompía en sus manos de tantos golpes, luego procede a pelear cuerpo a cuerpo, los hombres lobos le tenían pavor y miedo a este hombre.
—Es hora de enseñarle a ese bárbaro quien es la presa y quien es el depredador aquí. —Dijo una voz entre los arbustos.
—Recuerde, que debe de traernos a Ronan con vida, si no, nos conseguiremos a otro Alpha. —Contesto la otra voz en los arbustos.
—Entendido, mi señor. —Respondió la primera voz.
Este último sale de los arbustos, es un hombre lobo más corpulento, grande y fuerte con un collar de dientes, un chaleco de cráneos humanos. Ronan lo encara pero con estrategia ya que podía morir en cualquier momento, así que él toma un escudo, ambos se abalanza como si fueran dos fuerzas de la naturaleza fuera de control, sin embargo, Ronan se enfoca con toda su fuerza en la rodilla para desencajarla de su sito con el fin de inmovilizarlo momentáneamente, para luego tomar un mazo de guerra en el piso, arremeter contra él hasta destruir el mazo por completo sin respiro, él lo embiste contra las chozas de los barbaros, para luego someterlo en el piso, descargar toda su ira y su frustración con el macho Alpha dándole una tremenda paliza a puño limpio hasta que se le rompieran los brazos, luego le sigue dando su paliza pero usando su cabeza hasta quedar todo desfigurado e desangrándose hasta caer al piso por la contusiones y la pérdida de sangre.
Los hombres lobos lo rodean, pero el Alpha les ordenan que se detengan, unas vampiresas salen de los arbustos revisan el cuerpo de Ronan, y determinan que todavía está con vida, pero muy débil, así que le dan a beber una dosis del veneno del hombre lobo mediante un elixir especial, lo que le permite que pueda regenerarse por completo, pero en coma.
—Muy bien Gage, debo admitirlo te dieron una buena paliza, pero es bueno que no le hubieras hecho tanto daño, ya que la Señora Bloodtear se hubiera enfadado. —Dijo el caballero vampiro de forma burlesca.
—Solo hice lo que la Señora Bloodtear me ordeno, nada más, nosotros estamos muy en deuda con la señora, haremos lo que sea por ella, a diferencia de otros. —Contesto Gage.
—Cuidado con tus palabras Gage, tal vez la señora Bloodtear pueda tener algo de influencia, pero ustedes les rinden cuentas al Conde de Daveria, te quedo entendido, ahora llévenlo al carruaje para llevarlo a la celda. —Respondió el caballero vampiro.
—Entendido, sir Siegfried, vamos muchachos llevemos lo al carruaje y los que queden con vida, devóreselos, no dejen ningún rastro de ello. —Ordeno Gage a su manada, todos se van hacia el castillo de Daveria y los otros buscan sobrevivientes junto a Sr. Siegfried.
—Que tendrá este hombre de especial para la Señora, me intriga mucho. quizás se lo pregunte... unos de estos días, le preguntare. —Pensó Gage que protege el carruaje con el cuerpo de Ronan.
Después de un largo viaje llegaron al país maldito de Oldburn, luego a la región de Daveria. Gage junto con sus esbirros y la carrosa llegan al castillo de Daveria. Donde la Condesa del Castillo Demitria Bloodtear, junto a sus guardaespaldas personales y algunos de sus hombres lobos.
—Como están mis niños, como les fue en su misión, vengan aquí hijos míos. —Exclamo Demitria mientras acaricia a sus hombres lobos, hasta que llega el macho Alpha, la mira fijamente se sienta como un perro, y pone la cabeza para que la señora lo acaricie.
Ella con mucho gusto lo acaricia, pregunta por cada uno de sus hijos.
—Algunos se fueron con Sir Siegfried, a buscar a más sobrevivientes de la tribu de Kaliburn, usted me entiende mi Señora. —Informo Gage a la Señora.
—Y el rey y sus hijos, que paso con ellos. —Pregunto Demitria mientras lo acaricia.
—Ronan los mato, según Sir Siegfried, al parecer hubo cambio de mando que se hace a través de combate multitudinario a muerte entre todos sus hijos, hasta que el ultimo que quedé se enfrenta al rey en un combate a muerte, no vi el combate, pero de seguro Ronan los mato, pero fui testigo como ese bárbaro mato al rey de una forma despiadada. —Reporto Gage.
Esto dibuja una sonrisa diabólica en la cara de Demitria, pero mantiene la cordura, se va a la carrosa donde esta Ronan abatido, ella le acaricia la cabeza, con una cara de felicidad, deja soltar algunas lágrimas, pero luego se las limpia para evitar que se percaten de que estaba llorando.
—Guardias, llévenselo a su nuevo hogar para que descanse, Mañana será otro día. —Ordeno Demitria a sus guardias.
Los Guardias cargan el cuerpo de Ronan, hasta las catacumbas donde es el hogar de los hombres lobos, donde lo colocan en una especie de mi habitación primitiva muy alejada de los otros, donde podrá dormir en paz, porque lo que le deparará mañana, cambiará el rumbo de su vida.