*Amaya*
Respiré profundamente y traté de controlar mi pulso. Él podría darse cuenta de que estaba fingiendo si mi cuerpo me delatara. Necesitaba estabilizarme pero tenía la horrible sensación de que estaba a punto de decir algo terrible.
Se sentó en la cama y me sentó en su regazo. Cada vez era más difícil fingir que estaba bajo su hechizo de amor. Demonios, debería haber hecho que su bruja hiciera eso en lugar de este estúpido asunto de las marcas.
Me apartó el pelo del hombro. Mi ropa estaba sucia y rasgada desde que me capturaron. Lo único que quería en ese momento era darme un largo baño caliente y ponerme ropa limpia. No quería sentarme en su regazo, no quería que me tocara. Me hizo sentir más sucia que los pocos días que pasé sin bañarme.
Mordió juguetonamente mi hombro y luego lo besó. "¿Me extrañaste?"
