"¿Por qué has tardado tanto?" me preguntó Nico cuando me vio salir del baño. Sus ojos no dejaban de mirar mi mano derecha apretada, que sostenía la prueba de embarazo que acababa de usar.
Sabía que se había dado cuenta de que me pasaba algo. Nico había estado muy unida a mí desde la escuela secundaria. Sentí que no había nada que ocultarle. Tranquilamente abrí la mano y le dejé ver las dos llamativas barras rojas.
"¿Es este el bebé tuyo y de Edmond, del que me hablaste antes?" me preguntó Nico.
"Sí", respondí.
"¿Lo sabe?" Nico me preguntó de nuevo.
No pude responder por un momento y me quedé allí de pie.
Nico se acercó y me abrazó. Era más bajita y sólo podía abrazarme por la cintura, no por los hombros, lo que no era una buena posición para estar cómodo, pero sentí el calor de su cuerpo. Nico no llevaba ningún perfume complicado. Olía a detergente para la ropa. Era muy tranquilizador.