*Gabe*
La cara de Estelle se quedó sin color mientras me miraba fijamente. Tenía los ojos llorosos y entreabrió los labios, pero no habló. Parecía completamente aturdida. No era en absoluto la reacción que esperaba cuando le pedí que fuera mi Luna. Pensé que se sorprendería, pero el horror que se reflejaba en su rostro era difícil de aceptar.
Llevaba días con la idea de convertirla en Luna jugando en mi mente. Era lo único en lo que podía pensar. Las aburridas reuniones en las que estaba atrapado sólo eran soportables gracias a Estelle. Pensar en su piel contra la mía y en su voz en la oscuridad me ayudaba a sobrellevar las interminables discusiones diplomáticas.
Normalmente dormía plácidamente cuando llegaba a nuestra cama y no me atrevía a despertarla. Mi deseo por ella sólo se atenuaba por la forma en que se acurrucaba en mis caricias en cuanto me unía a ella bajo la manta. Aunque fuera inconscientemente, me buscó y eso hizo que mi corazón cantara.
