Henry
La semana pasó volando. Los acontecimientos de los últimos días llenaron la mente de Henry, requiriendo su atención constante. A pesar de haber compartido una semana de soledad con Mae y haber experimentado toda clase de momentos íntimos, seguía deseándola con intensidad.
Resultaba difícil alejarse de su cuerpo. Todo en él anhelaba su presencia. Cada vez parecía más adicto a su amor. Suspiró al vestirse. Mae se movió hacia él en la cama, besando su espalda. Sus caricias hicieron que todas las sensaciones reprimidas volvieran a aflorar.
—Debo irme, mi amor. Puedes acompañarme, pero tendré que trabajar una vez lleguemos allá —respondió Henry a sus caricias. Mae suspiró y se alejó.
Se vistió lentamente, frente a él. Henry sentía que su instinto se encendía. Se ajustó el vestido y le lanzó una mirada. Henry sonrió con deseo y frustración. Tomó solo un instante cruzar la habitación y abrazarla. La atrajo hacia él con firmeza, sosteniéndola por debajo de la cintura.