—Pensamientos de la noche anterior revoloteaban por la mente de Iris Thompson, provocando que las mejillas se le tiñeran de rojo. Rápidamente se le escapó: «Maestro...»
No sabía lo que había pasado la noche anterior, ni tenía claros los sentimientos del maestro hacia ella...
Le dedicó una sonrisa.
Pero Reginald Bates no cambió su expresión. Le asintió levemente y luego se alejó.
Iris se sorprendió:
—Maestro, ¿hoy no practicaremos artes marciales?
Reginald siguió caminando y respondió:
—Hoy vamos a tomar un descanso.
Un descanso... ¿sería por lo de anoche?
Sin embargo, su actitud fría... era como si nada hubiera sucedido entre ellos.
Iris se sintió frustrada.
Se cepilló los dientes y corrió tras él, pero aquel que se suponía que debía esperarla ya se había ido.
Iris bajó la cabeza y se dirigió sola al hotel.
Extrañamente, el nuevo jefe nunca apareció. En cambio, llamó al gerente original del hotel, diciéndole que lo administrara como de costumbre.